Eléctricas públicas: más control sobre los beneficios que sobre el precio

eléctricas públicas
Alexandru Chiriac ( Shutterstock)
Tiempo de lectura: 11 min

Durante el verano el precio de la luz se ha ido encareciendo y ha roto récords históricos. Esto ha hecho que, para intentar contrarrestar la subida, el Ejecutivo haya puesto en marcha medidas como reducir el IVA hasta final de año y suspender el impuesto sobre la producción eléctrica tres meses.

Publicidad

Pero las acciones llevadas a cabo hasta momento no han tenido el efecto esperado. En la escalada de precios influyen factores externos como el alto coste de los derechos de emisión de CO2 y del gas natural.

Es por ello por lo que se buscan alternativas. Entre ellas, la propuesta de Unidas Podemos: la creación de una empresa pública de energía.

Este tipo de compañías eléctricas públicas existen en países como Francia, Italia, Holanda y Estados Unidos, entre otros. Sin embargo, según explican expertos a Newtral.es, el precio de la energía viene determinado por el mercado y una empresa pública generadora de energía podría no influir en él. Aunque sí en de quién serían los beneficios. Lo explicamos.

[Precio de la luz: España es el quinto país de la UE con el precio de la electricidad más alto]

No todas las eléctricas públicas pueden influir en el precio

“Hay muchos tipos de empresas de energía y sus impactos sobre el mercado son totalmente distintos”, explica a Newtral.es Natalia Fabra, catedrática de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid y especialista en economía de la energía y en mercados de electricidad.

Publicidad

Así, existen las comercializadoras de energía, que se dedican a comprar energía y venderla. Es decir, es un intermediario: ni la produce, ni la distribuye. En España existe una pública como es Barcelona Energía, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona.

También existen las empresas propietarias de las redes de distribución y de transporte, como es el caso de Red Eléctrica de España (REE). Esta tiene participación pública por parte del Estado. En concreto, el 20% de las acciones a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). 

Ni las compañías comercializadoras ni las de distribución o transporte tienen capacidad para influir en el precio de la energía en el mercado. “No tienen capacidad de alterar el precio porque no participan en los mercados de la energía”, señala Fabra.

Las que sí influyen en el mercado son las compañías de generación eléctrica. En este grupo entra, por ejemplo, la italiana Enel “y entraba en España Endesa antes de que se vendiera”, explica la catedrática. 

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, planteó el 12 de agosto en una entrevista en Cadena SER la posibilidad de crear una entidad pública que agrupe a las centrales hidroeléctricas cuyas concesiones vayan venciendo. Esto sí supondría contar con una empresa pública de generación eléctrica pero, como explicó la propia Ribera en Al Rojo Vivo, no es una solución inmediata.

Publicidad

“Quien diga que hay una sola medida que nos puede permitir cambiar las cosas de un día para otro en el BOE no tiene ni idea de lo que está diciendo o está haciendo demagogia barata”, aseguró Teresa Ribera en LaSexta.

La creación de una empresa hidroeléctrica pública

Para tener una empresa pública de energía no es lo mismo si se parte de una ya existente (por ejemplo si el Estado decidiera intentar comprar Endesa de nuevo) o si se crea de cero. Una opción, la más sencilla, es aprovechar los recursos públicos ya existentes. 

“Se habla de crear una empresa pública, pero el agua y los aprovechamientos hidroeléctricos ya son recursos públicos. No estamos hablando ni de tener que comprar bienes privados ni de tener que hacer nuevas inversiones, se trata de esperar a que caduquen las concesiones”, afirma Fabra. 

La experta en economía de la energía señala que “lo que se podría hacer a corto plazo es una revisión del estado de las concesiones” y “recuperar inmediatamente” todas aquellas que estén caducadas. “Eso podría ser la semilla para la creación de una empresa con activos públicos que gestione la hidroelectricidad en España en el interés general y eso podría contribuir a la reducción de los precios, a la integración de las renovables y a la garantía de suministro”, comenta Fabra. Este sería un modelo parecido al que habla la ministra de Transición Ecológica.

El precio podría verse afectado, según la experta, ya que los costes de producir electricidad en centrales hidroeléctricas son muy bajos. “Con lo cual toda la diferencia entre el coste al que se produce y el precio al que se está vendiendo en el mercado acabaría en manos de todos”, explica la catedrática de la Universidad Carlos III.

Publicidad

Por otra parte, Fabra asegura que “la gestión del agua es fundamental porque es la única energía renovable que se puede almacenar”. “Si sopla el viento y no se produce en ese momento ese viento que sopló se ha perdido. En cambio, si llueve se llena el embalse y se puede decidir en qué momento producir con esa energía embalsada”. 

Esto contribuye a la garantía del suministro y a bajar el precio en los momentos en el que no hay disponibilidad de energía renovable (que son las más baratas), que es cuando sube el precio por cómo funciona el pool, como ocurrió con la borrasca Filomena.

Los beneficios: la clave de una empresa pública de generación eléctrica

Mario Berná, socio de consultoría del mercado eléctrico Ingebau, cree que una empresa pública de energía “no es una solución” para la bajada del precio de la luz. “El precio de mercado es el que es, hay que pagar peajes, impuestos… y las empresas tienen que tener algún margen”, señala a Newtral.es.

Berná recuerda que “el gas está muy caro” y es algo que afecta “a toda Europa”. “Incluso a los países que cuentan con empresas públicas de energía”, afirma. “Tocar el precio no se puede porque la UE no lo va a permitir. El encarecimiento viene derivado de que producir electricidad en Europa es muy caro y eso se traslada al mercado y la comercializadora lo pasa al cliente”, añade. 

El socio de Ingebau comenta que una empresa pública lo que podría hacer es “reducir sus beneficios” para bajar el precio. “Solo podría influir en sus beneficios y no son tantos porque el precio de la energía viene marcado por el mercado del pool”, alega. 

[Subida de la luz: las principales claves para entender qué está pasando]

Por su parte, Fabra explica que al tener una empresa pública de generación eléctrica “lo importante sería que la diferencia entre los precios del mercado y sus costes en vez de formar parte de los beneficios de las eléctricas que lo reparten en forma de dividendos a sus accionistas, los accionistas seríamos todos los ciudadanos”. 

“El pool seguiría funcionando igual, pero los beneficios se llevarían a otra parte. Se podrían usar, por ejemplo, para financiar la investigación y desarrollo, el coste sanitario o para cubrir partidas de costes que ahora mismo encarecen el suministro eléctrico, y que ahora se pagan vía peajes o cargos”, explica la catedrática.

Es el modelo de Italia con su empresa Enel. En el mercado diario mayorista del 16 de agosto el precio rondó entre los 102 y los 138 euros el MWh en Italia, según marca la aplicación de redOS de Red Eléctrica. En el caso de España fue de los 82 a los 109 euros según las franjas horarias. 

La diferencia principal es que, por ejemplo, en el caso de Enel todos esos beneficios –en la proporción correspondiente al accionariado que ahora supone un 23,6% del Ministerio de Economía y Finanzas– son de las arcas públicas italianas. 

Empresas eléctricas públicas: un modelo por el que apuestan diferentes países

Según explica Fabra, “en la mayor parte de los países había empresas energéticas de bandera que eran públicas, pero en unos países, como es el caso de España, ha habido procesos de privatización”. “Y esas empresas integraban todo el suministro eléctrico: desde la generación, el transporte y la distribución, a la comercialización”, añade.

Ese modelo de integrar todo el suministro eléctrico, a excepción del transporte, es el que se mantiene en Francia con su empresa pública de energía EDF. El estado francés es dueño del 83,8% del capital social de la compañía eléctrica y el resto lo comprenden principalmente accionistas institucionales y algún accionista individual, entre los que también se encuentran empleados.

“EDF es el sector eléctrico francés en su conjunto, integra todas las actividades que forman parte de la cadena de valor de la electricidad”, señala Fabra.

España también contó con una empresa pública de energía: Endesa. Sin embargo, en 1997 ya había más capital privado que público. En 2007 la italiana Enel entró en el accionariado y en 2009 se hizo con la compañía.

Según un documento de trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicado en abril de 2018, más de 30 de las 50 mayores empresas del sector eléctrico a nivel mundial tienen participación pública. Entre ellas están las de Francia (EDF y Engie), Italia (Enel), Suecia (Vattenfall), Brasil (Electrobras), Japón (Tepco), Canadá (Hydro-Quebec), Estados Unidos (Tennessee Valley Authority), entre otras.

Además, el estudio señalaba que las empresas con participación pública “contabilizaban en torno al 61% de la capacidad eléctrica instalada en 2016 y cerca del 52% de la potencia prevista o en construcción” a escala mundial.

El funcionamiento del ‘pool’ eléctrico: todo se paga al precio más caro

El precio que pagamos por la electricidad en nuestra factura tiene su origen en el mercado mayorista del que forma parte España junto al resto de países de la Unión Europea. 

Es un mercado complejo, que diariamente calcula y trata de responder a la demanda de cuánta energía eléctrica necesitará el país con la que producen las distintas centrales que operan: renovables, nuclear, hidroeléctrica, ciclo combinado de gas, entre otras. Esta ‘diversidad’ de tecnologías se llama ‘mix energético’. Y todas entran en la misma ‘piscina’ energética o pool del que se nutre la red. 

No obstante, no todas las tecnologías o centrales producen energía eléctrica al mismo coste. Existen las tecnologías baratas (eólica o fotovoltaica, que dependen del viento o del sol) y las caras, como las centrales que utilizan combustibles fósiles como el gas natural.

De forma muy simplificada, el sistema que opera en España anticipa la demanda eléctrica diaria con la entrada de las distintas tecnologías que producen electricidad, primero las más baratas y luego las más caras. Si, en un hipotético caso, toda la energía renovable generada en España gracias al viento o el sol cubriera la demanda entera de ese día, el precio sería muy bajo. 

Pero, por el contrario, cuanta más demanda exista, más centrales tienen que entrar en el mercado y más posibilidad hay de que la última que entre sea la cara del ciclo, explica Berná. La del precio más alto determina el precio de la energía por lo que las empresas generadoras de electricidad, independientemente de qué tipo de energía generen (renovables, nucleares, combustibles fósiles…) venderán al mismo precio. 

Fuentes