Los laboratorios de biotecnología resuenan en el imaginario de la ficción a centros secretos, guerra bacteriológica o, directamente, centros de eugenesia que, diseñando al superhumano, terminan creando monstruos por accidente. Cuando no, siendo diana de bulos. Pero la realidad es que salvan vidas.
En Madrid hay uno que fue pionero trabajando con coronavirus, hace más de tres décadas. Situado en la Universidad Autónoma, el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) trabajó en coordinación con los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH) durante los brotes de los coronavirus SAR en 2002 y MERS en 2013.
«Ya teníamos mucho trabajo hecho y aprendido cuando apareció el brote del nuevo coronavirus», precisa la doctora Sonia Zúñiga, del grupo de investigación en replicación, interacciones y protección de coronavirus en el laboratorio de Luis Enjuanes.
A ella y a sus otras dos compañeras, Isabel Sola y Marta López, no les sorprende que haya reaparecido un brote relacionado con este tipo de virus, de origen animal. Cuando empezaron a trabajar en coronavirus la gente les decía «qué es eso tan raro que investigas».
Ahora, justo tras empezar la epidemia, iniciaron un proyecto conjunto con la Facultad de Medicina Icahn de Nueva York para intentar obtener una vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-Cov-2, similar en un 80% al SARS-1 (neumonía atípica), para el que consiguieron tener lista una vacuna que nunca llegó a humanos porque el virus desapareció antes.
Así se hace una ‘vacuna exprés’
«Un virus mata no porque viva en un organismo y lo destruya; mata si lleva unos genes de virulencia, que inhiben la respuesta de defensa del hospedador», explica el doctor Enjuanes.
A partir de esa clave, se pueden desarrollar vacunas si desactivamos esa parte del código genético perversa para los humanos o animales. O sea, eligiendo los trozos del genoma que sin partes o genes virulentos. La cuestión es que los coronavirus llevan su libro de instrucciones escrito en lenguaje ARN.
El ARN es una molécula grande con letras (correspondientes a sus bases, moléculas más pequeñas). A diferencia del ADN, del que están hechas las instrucciones de un ser vivo completo, sólo son una parte concreta y no se puede trocear. Un inconveniente para la ingeniería genética de los virus.

Sin embargo, se puede emplear una especie de traductor para, a partir de ese molde de ARN, crear una molécula de ADN. Esa molécula si es editable. Si nos quedamos con las partes que no nos hacen enfermar (quitamos los genes de la virulencia), nos podemos fabricar un virus fake a medida.
En esencia, una vacuna funciona haciendo pasar por auténtico un patógeno fake a nuestro organismo. Da igual que sea un virus original, proveniente de un enfermo, al que se le desactiva o atenúa su potencial para infectar (eso lleva mucho tiempo), o se construya uno de imitación.
Si bien la primera parte del proceso se hace sin patógenos, sino con información en el laboratorio, la segunda requiere cruzar un pasillo y acudir al laboratorio de bioseguridad nivel 3.
Por eso, para ponerse a trabajar en el cultivo de células que servirá de granja de virus se necesita una autorización de la Comisión Nacional de Bioseguridad (Ministerio de Transición Ecológica).
Esta es la parte ‘cinematográfica’ del asunto, pero en realidad este tipo de laboratorios están acostumbrados a trabajar con patógenos con potencial epidémico y los protocolos de seguridad están muy afinados. Incluso en el improbable caso de accidente.
Lo importante es el, para el sistema inmune, cuele. Y se defienda de él. Genere anticuerpos y esté preparado para una futura infección con virus reales.
El laboratorio de coronavirus del CNB fue pionero en el mundo en el año 2000 al conseguir una copia de ADN del genoma de coronavirus y desarrolló una vacuna probada en animales. Los detalles del proceso de creación se pueden ver en el vídeo que encabeza esta pieza.
Cuando la información fluye rápido
El método genético es más rápido y es el que desarrollaron en el CNB con el SARS-1. Este nuevo coronavirus es la prueba de fuego para las tecnologías de ingeniería genética, porque está por ver su grado de eficacia en la contención de epidemias.
«Hay laboratorios que están trabajando con la espícula, un fragmento del virus, y eso no tiene mayor peligro. Pueden potencialmente proteger pero, también, tener problemas asociados», aclara Zúñiga.
Una empresa pequeña de Estados Unidos señaló hace dos semanas que ya había enviado su prototipo para probar en humanos en abril. Eso no significa que tengamos ya una vacuna. Los ensayos clínicos tienen distintas fases hasta demostrar su eficacia y seguridad. Lleva meses antes de su comercialización.
«La información, en este caso, se ha liberado mucho más rápido que con el SARS 1 o el MERS»
Sonia Zúñiga, CNB-CSIC
«La información, en este caso, se está liberando muy rápido», explica Zúñiga, en alusión a la publicación del genoma del nuevo coronavirus incluso antes de tener nombre propio (SARS-Cov-2). «Ha sido mucho más rápido, en nuestra experiencia, de lo que ocurrió en epidemias anteriores
como la del SARS el el MERS».
En el caso del CNB, que solicitó autorización para hacer una vacuna, «si no se hubiera liberado tan rápido la secuencia del virus no hubiéramos podido empezar a hacer el trabajo que ya tenemos adelantado. Un laboratorio como este, ya con autorización puede ponerse a fabricar los virus atenuados».
Ahora, pase lo que pase de cara a una vacuna, este laboratorio seguirá trabajando en refinar sus tecnologías e investigar cómo son los mecanismos genéticos que definen a estos virus. Pero también otros, que se guardan con medidas de seguridad extraordinarias en otras salas anejas al lugar habitual de trabajo de estas investigadoras.
Respecto a este SARS-Cov-2, «no podemos descartar que el virus vuelva a dar brotes recurrentes. Porque, en el fondo, la mortalidad no es tan alta. Y la contención es más complicada por el hecho de que hay individuos asintomáticos que parece que están dispersando el virus», precisa Zúñiga.
«Llevamos años insistiendo en que los coronavirus se tienen que considerar virus emergentes con potencial pandémico. Porque si seguimos trabajando en ellos estaremos preparados para este u otros que puedan emerger».

Porqué borrais los comentarios que no os interesan?
hola buenas tenemos una idea para la proxima vacuna contra el coronavirus
os la contamos lo hemos pensado mi aita y yo a todas las personas que sufren alergias al polen bronquitis gripes y que los sintomas de todo como por ejemplo añadirle un toque del picante de las guindillas para curar los remedios a los problemas respiratorios que hagan que los intomas de las alergias los estornudos por eso hemos pensado que seria una buena idea añadir el picante de las guindillas a una vacuna del que todos los ingredientes de todas las medicaciones como el paracetamos el amoxicilina hagan que habras el sistema respiratorio y puedas dejar que los sintomaS DEJEN ATACAR AL SISTEMA RESPIRATORIO ESA ES NUESTRA PROPUESTA SOMOS DE RIVABELLOSA
Maravilllsa he importante informacion ojala y oramos a Dios que estas personas expertas para crear vacunas puedan pronto crear una vacuna para el Covid-19 porque es horrible lo que hemos pasado y aun SEGUIMOS pasando con esta pandemia. Gracias y Bendiciones! ?
Gracias por la información!!! Saludos desde Peru
Para mí que este equipo, si ha sido capaz de desarrollar una vacuna para el Sars y el Mers, tiene ya una vacuna para el Covid-19.
Gracias, por vuestra información.
Afán algo