Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de WhatsApp (+34 627 28 08 15) por un mensaje viral en el que se dice que los resultados de un supuesto estudio confirman que “el dióxido de cloro es efectivo en el tratamiento de la COVID-19”.
En concreto, en el contenido, difundido por redes sociales, se cita un artículo titulado “Determinación de la eficacia del dióxido de cloro en el tratamiento de COVID 19”, que fue publicado en la edición de marzo de la revista Journal of Molecular and Genetic Medicine.
Pero el supuesto estudio no aporta evidencias concluyentes sobre la efectividad de este producto en el tratamiento de la COVID-19, según los expertos. Además, ni las autoridades españolas ni la Organización Panamericana de la Salud avalan su uso contra el coronavirus. Te lo explicamos.
Los peligros del dióxido de cloro
Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus se han multiplicado las publicaciones en redes sociales afirmando las supuestas bondades de la ingesta de soluciones de dióxido de cloro o clorito de sodio (MMS). Sin embargo, como explicamos en su momento, el dióxido de cloro no cura el coronavirus; al contrario, es peligroso para la salud.
En septiembre de 2020, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió una alerta en la que advertía que “el dióxido de cloro es un oxidante fuerte y su consumo supone un riesgo para la salud y que puede ser grave en algunos pacientes y requerir hospitalización”.
“Su consumo directo puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, que pueden llevar a deshidratación, fallo renal, anuria, anemia hemolítica y metahemoglobinemia. Sus vapores pueden causar irritación ocular o respiratoria, broncoespasmo o incluso edema pulmonar”, alerta la AEMPS. También el Instituto Nacional de Toxicología advirtió de que se trata de un compuesto nocivo para la salud.
Asimismo, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) remarcó en 2019 que ingerir esta sustancia es como “beber lejía”.
Los estudios sobre el dióxido de cloro
Para poder comercializar un producto hace falta que supere las diferentes fases de ensayos requeridas por la ciencia y que tenga la aprobación de las agencias reguladoras. La Organización Médica Colegial de España emitió recientemente un comunicado explicando que los medicamentos basados en el dióxido de cloro no llegaban a las “pruebas clínicas e incluso de las preclínicas con animales de laboratorio”.
En el mensaje que estamos verificando se dice que un nuevo estudio del dióxido de cloro en personas sí que avala el uso de este oxidante contra la enfermedad causada por el SARS-CoV-2.
“La publicación oficial científica de la revista Journal of Molecular and Genetic Medicine, en los Estados Unidos, da cuenta en sus conclusiones que, definitivamente, el dióxido de cloro es efectivo en el tratamiento de la COVID-19, haciendo PCR negativo en el 100% de los casos a los 7 días, modificando significativa y rápidamente los síntomas de la enfermedad”, se dice uno de los mensajes por los que nos habéis preguntado.
En la página web de esta revista se dice que los estudios que publica han pasado la revisión por pares, el proceso en el que científicos ajenos a la investigación validan sus datos, interpretación y conclusiones.
Pero al hacer una búsqueda en internet vemos que la editorial Hilaris, que edita esta revista, aparece en listas sobre publicaciones científicas conocidas en inglés como ‘predatory journals’ (aunque no hay un equivalente, en español se suele hablar de revistas predatorias o depredadoras).
[Del ‘preprint’ al artículo científico: ¿cómo leer ciencia en tiempos de ‘infodemia’?]
Como se explica en un texto publicado en la revista científica Nature, los ‘predatory journals’ son revistas científicas de dudosa fiabilidad que “aceptan artículos para su publicación sin realizar controles de calidad para evitar cuestiones como el plagio o revisar la ética de los textos”.
Estos listados no son oficiales, por lo que no bastan para calificar a una revista como ‘predatory journal’. No obstante, desde el verificador Chequeado, que forma parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Newtral.es, advierten de otros detalles del estudio que muestran que no ha pasado por una revisión minuciosa.
Por ejemplo, en el texto hay errores geográficos: cuatro de los siete autores de la publicación presentan como filiación “La Paz, Bolivia, España”. El propio lenguaje que se utiliza en el artículo es confuso: aunque los autores emplean tecnicismos y palabras especializadas, luego se detienen, por ejemplo, a explicar qué significa la palabra “patógeno”.
La metodología del supuesto estudio del ‘Journal of Molecular and Genetic Medicine’
Desde Newtral.es nos hemos puesto en contacto con la inmunóloga del Instituto de Filosofía ( IFS-CSIC) Matilde Cañelles. Tras revisar el supuesto estudio, la investigadora nos explica que el texto “nunca se hubiera podido publicar en una revista seria”. “Dudo que el artículo haya sido revisado realmente por algún científico”, subraya la científica.
La inmunóloga destaca que el texto se presenta en la revista como un artículo de revisión (es decir, de un análisis de la bibliografía existente sobre el tema), pero luego los autores han metido una parte experimental, que además no es rigurosa.
“En cualquier caso, con una muestra tan pequeña de personas [con solo 40 participantes en ese estudio] sería un ensayo clínico (investigaciones de un medicamento en humanos) de fase I. Todavía quedarían los ensayos en fase II y fase III, con mayor número de voluntarios” para garantizar que el producto funciona frente a la enfermedad, añade Cañelles.
En el artículo los autores aseguran que el dióxido de cloro es efectivo contra la COVID-19, pero también recomiendan “realizar estudios aleatorizados doble ciego y profundizar en estudios de seguridad toxicológica y eficacia terapéutica del dióxido de cloro en patologías de impacto epidemiológico en un futuro próximo”. Es decir, que también aconsejan investigaciones en mayor profundidad sobre el tema.
Andreas Kalcker, promotor de una falsa cura contra la COVID-19
Este supuesto estudio, que los expertos califican como “poco fiable”, se ha compartido por Facebook y Twitter acompañado de distintos mensajes. En uno de ellos se dice que, tras conocer los resultados de esta supuesta investigación, el alemán Andreas Kalcker ha asegurado que “la irrefutable eficacia del dióxido de cloro marca un cambio en la historia de la humanidad”.
Pero como ya explicamos en Newtral.es, Kalcker, quien se presenta a sí mismo como investigador, ha promocionado en diversas ocasiones una falsa cura del COVID-19 a través del dióxido de cloro.
Kalcker ya fue investigado por la Guardia Civil en 2012 por un supuesto delito contra la salud pública, según informó El País. Y el Ministerio Público Fiscal de Argentina también recoge en su web que fue denunciado por fomentar el consumo de dióxido de cloro bajo el nombre de “suplemento mineral milagroso”,
Otros bulos sobre el dióxido de cloro
Este 2021 desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS), afiliada a la Organización Mundial de la Salud, han vuelto a insistir en que no hay evidencias que apoyen el uso del dióxido de cloro contra el coronavirus.
“La OPS no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos», se afirma en un comunicado de la OPS.
En Newtral.es también hemos desmentido otros bulos relacionados con el dióxido de cloro. Por ejemplo, no es cierto que una corte internacional de derechos humanos reglamentó su uso y avaló la utilización de esta sustancia. La NASA no ha catalogado al dióxido de cloro como antídoto universal y el consumo de este oxidante tampoco cura el cáncer.