Los dirigentes de los ocho países de la región amazónica se han vuelto a encontrar 14 años después de la última cita de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OCTA). El escenario ha sido Belém do Pará, en Brasil, que ha albergado este 8 y 9 de agosto la Cumbre Amazónica. Al cierre del primer día, los presidentes y representantes de Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Guyana, Venezuela y Surinam han firmado un acuerdo bajo el nombre de Declaración de Belém con el fin de proteger la selva del Amazonas.
¿El objetivo? Definir políticas públicas y estratégicas para el desarrollo sostenible de la región amazónica con el fin de defenderlas de forma conjunta el próximo noviembre en la COP28, según explica la OTCA en un vídeo.
Aunque la Declaración de Belém consta de 113 puntos acordados por los ocho países, no incluye objetivos ni metas cuantitativas concretas que permitan medir su cumplimento. Según define el documento, se tratan de “principios transversales”.
¿Qué es la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica?
En 1978, los ocho países salpicados por la Amazonia firmaron el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) para “promover el desarrollo armónico de los territorios amazónicos”. Como señala el Gobierno colombiano, el objetivo de este tratado es buscar y mantener un equilibrio entre el crecimiento económico y la protección del medio ambiente.
No obstante, no fue hasta 17 años después, en 1995,cuando se fundó la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) cuya sede se estableció en Brasilia. Desde entonces, se definen como “un foro permanente de cooperación, intercambio y conocimiento, orientado por el principio de reducción de asimetrías regionales entre los países miembros”. Todo ello englobado en acciones de cooperación “que resulten en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la Amazonía”.
Además, algunos de sus sus objetivos estratégicos, que define la propia OTCA, son los siguientes:
- Facilitar el intercambio y la cooperación promoviendo el desarrollo sostenible y modos de vida sustentable con carácter estratégico en la región a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, con énfasis en las poblaciones vulnerables, los pueblos indígenas y otras comunidades tribales.
- Promover el aprovechamiento de los recursos Amazónicos dentro del respeto y armonía con la naturaleza y el ambiente.
- Fomentar y diseminar la cultura de los pueblos que habitan en la Región Amazónica así como fomentar el respeto y la protección de los conocimientos y saberes ancestrales y actuales de la Región Amazónica.
Aun así, pese a la existencia de este organismo, un estudio publicado por la revista científica Science estima que el 17% de la Amazonia ya ha sufrido la deforestación, mientras que un 38% de la selva podría estar degradada. Con la Declaración de Belém, los ocho países buscan revertir la situación, aunque sin objetivos cuantitativos concretos.
¿Y la Cumbre Amazónica?
Aunque la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica lleva 28 años en activo, la Cumbre Amazónica celebrada en Belém, en la que se ha firmado una nueva Declaración sobre el Amazonas, es tan solo la cuarta en la que se reúnen los presidentes de los ocho países.
De cara a esta cita, el pasado julio se reunieron en Leticia (Colombia), los presidentes de Colombia y Brasil junto a ministros del resto de países de la OTCA para ir asentando las claves a tratar: “Este encuentro representa el punto de partida para la creación de una nueva agenda para el Bioma Amazónico”, explica la web del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible colombiano.
En concreto, el objetivo de la IV Cumbre Amazónica es definir acciones que protejan esta región y garanticen la supervivencia de la selva. “La Amazonia no es ni puede ser tratada como un gran almacén de riquezas”, criticó el presidente de Brasil, Lula da Silva, en la cumbre de Belém, como recoge la agencia de noticias Agência Brasil.
Además del mandatario brasileño, a este encuentro han acudido el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el Primer Ministro de Guyana, Mark-Anthony Phillips, el Presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce, la Presidenta de Perú, Dina Boluarte, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, el canciller de Ecuador, Gustavo Manrique y el Ministro de Asuntos Exteriores de Surinam, Albert Randim.
¿Qué supone la Declaración de Belém para el Amazonas?
Los ocho dirigentes de los países de la OTCA coincidieron en varios aspectos del Amazonas que luego plasmaron en la declaración de Belém. “El consenso está escrito en la Declaración sobre esta cuestión de la crisis climática”, aseguró Petro. Por su parte, Arce insistió en que la misión “es cuidar este ecosistema único y promover el desarrollo sostenible”, al que la presidenta peruana se refirió como “identidad amazónica”, asegurando que “nunca antes en la historia la Amazonia había estado tan amenazada”.
En este contexto de defensa del Amazonas se ha firmado la Declaración de Belém, un documento que agrupa 113 objetivos y “principios transversales”. Algunos de los aspectos que destaca el acuerdo es que la cooperación es fundamental para abordar desafíos y, en concreto, los relacionados con la crisis climática, la contaminación del agua, la deforestación, el aumento de la desigualdad, entre otros, “con el propósito de evitar que la Amazonía llegue a un punto de no retorno”.
Los ocho de la OTCA marcan en la Declaración de Belém la importancia de fijar unas metas comunes de cara al 2030 “para el combate a la deforestación, erradicar y detener el avance de las actividades de extracción ilegal de recursos naturales”.
Algunos de los 113 objetivos son los siguientes:
- Retomar las negociaciones de la actualización de la Agenda Estratégica de Cooperación Amazónica (la última versión es del 2010).
- Impulsar acciones coordinadas para garantizar el derecho humano al agua potable y el saneamiento, el equilibrio y armonía con los ecosistemas vinculados al agua.
- Urgir a los países desarrollados a cumplir con sus compromisos de provisión y movilización de recursos, incluyendo la meta de movilizar 100 mil millones de dólares anuales en financiamiento climático.
- Asegurar y posibilitar que (…) nuestras áreas terrestres y de aguas continentales y marinas y costeras (…) sean efectivamente conservadas y protegidas.
- Profundizar la cooperación en la gestión de riesgos y desastres, en particular para hacer frente a inundaciones, sequías intensas e incendios forestales.
No obstante, algunos puntos de la Declaración de Belém no establecen metas conjuntas en relación a la deforestación, algo que esperaban tanto expertos como parte de la sociedad, como informa el medio mexicano Expansión. Este acuerdo, además, deja fuera los combustibles fósiles, cuya explotación ha dejado “graves impactos a nivel ambiental” como denuncian algunas asociaciones como la Asamblea Mundial por la Amazonia. Esta cuestión ha abierto algunas grietas también entre los dirigentes, como informa Efe, ya que mientras que el presidente de Colombia denuncia su extracción, otros mantienen una posición más neutral.
- Organización del Tratado de Cooperación Amazónica
- Declaración Presidencial por la Cumbre Amazónica, IV Reunión de Presidentes
- Gobierno de Colombia
- Gobierno de Brasil
- Revista Science
- Agência Brasil
- Revista Expansión
- Efe
- Asamblea Mundial por la Amazonia