Tiene 31 años y en febrero, tras finalizar la carrera de magisterio infantil, se puso en contacto por internet con una agencia de cuidado de niños pequeños. “El curso escolar aún no había terminado y quería coger experiencia de cara al futuro” nos dice Marta, nombre ficticio que nos pide dar para esta entrevista. Un mes después comenzó a trabajar de educadora con un bebé de cinco meses a jornada completa, “firmé el martes 10 de marzo y el sábado 14 nos confinaron”. La empresa de la madre del pequeño entró en ERTE y el padre comenzó a teletrabajar por lo que la familia decidió no seguir contando con la joven.
Verónica dio a luz a su primer hijo en diciembre y en febrero, ella y su pareja, pensaron llevarlo a la guardería pero prefirieron esperar y reservaron la plaza hasta septiembre. “En marzo con motivo de la pandemia no lo vimos claro y empezamos a ver otras opciones”. “Mis padres están mayores, mi madre se habría ofrecido a cuidarlo pero por tema de salud preferimos buscar otra alternativa”, cuenta la joven a Newtral.es.
Los padres buscan alternativas con la vuelta al trabajo
Septiembre estaba cerca e internet condujo a Marta y a Verónica y su pareja a la agencia de búsqueda y selección de profesionales del cuidado infantil de Enbrazos. “Preferí hacerlo así por internet, una agencia te da cierta garantía ya que las candidatas han pasado por entrevistas previas”, relata la madre primeriza.
La pareja tenía claro que no quería una cuidadora, “queríamos a alguien que fuera educativa, queríamos una rutina, una estructura… aunque mi hijo fuera pequeño queríamos a alguien que le estimulara”, explica Verónica. Stefano Passarelli, uno de los coordinadores de Enbrazos, pronto les envió una relación de candidatas: “Nos sorprendió, nos mandó cuatro currículos muy buenos y de gente muy bien preparada, con un perfil muy alto”.
Las demandas de las familias: disponibilidad y formación
“Nos llaman muchísimas familias buscando soluciones a la incertidumbre de esta época con la COVID-19”, explica Stefano Passarelli a Newtral.es. Además, asegura que “la pandemia ha ocasionado que muchas familias prefieran que sus niños pequeños, de entre los 0 y los 5 años, se queden en casa y buscan niñeras, educadoras o psicólogas infantiles en vez de llevarlos a guarderías”.
Stefano destaca que la demanda de las familias no ha variado mucho aunque ahora muchas de ellas subrayan que la educadora ha de tener coche propio, “no quieren que utilicen autobús o metro para llevar al niño a la escuela o trasladarse hasta el lugar de trabajo”. Y además, buscan flexibilidad, “si el niño tiene que ir a la guardería desde las 8 a las 13 horas pero no saben qué va a pasar, si puede haber un imprevisto o lo que sea, necesitan que la niñera esté disponible”.
«No piden una cuidadora, sino a alguien que pueda ayudar a los niños con las tareas y también hablarles en inglés”.
En este sentido, Marga Escribano, la responsable en España de Topnanny también destaca que los padres demandan niñeras con disponibilidad para posibles imprevistos. “Como no pueden dejar a los niños con los abuelos, los padres buscan cuidadoras disponibles por su zona para que en el caso de confinamiento o de enfermedad se puedan encargar de los pequeños”. Escribano destaca dos novedades en los anuncios: la ayuda mientras los padres teletrabajan y la formación de las cuidadoras, “no piden una cuidadora, sino a alguien que pueda ayudar a los niños con las tareas y también hablarles en inglés”.
Unas peticiones que las trabajadoras tienen que especificar a la hora de solicitar el empleo. En el formulario que las demandantes rellenan deben indicar su disponibilidad, el sueldo que quieren recibir o las zonas en las que pueden suministrar el servicio, entre otras. “Nosotros nos basamos en el formulario que ellas envían para conectarlas con las familias”, destaca Passarelli a Newtral.es.
La parte económica depende de cada familia. Las trabajadoras firman un contrato laboral como empleada del hogar, un acuerdo que establece que deben recibir 7,40€ por hora trabajada, exponen desde Enbrazos. “Las candidatas suelen recibir alrededor de 600€ por media jornada y en torno a 1.000€ por jornada completa en 14 pagas”, señala el coordinador de la agencia. Además, la familia también debe abonar una mensualidad a la agencia por cada servicio prestado. “Queremos trabajar para todos pero es verdad que no todas las familias pueden acceder a este servicio”.
La oferta y demanda de las agencias y páginas de cuidadoras
La COVID-19 ha hecho que tanto la oferta como la demanda, aumenten. “Antes de marzo cada mes la página web de Enbrazos recibía de entre 600 y 700 clics pero desde marzo se han duplicado y ahora estamos recibiendo entre 1200 y 1500 clics de familias o candidatas que buscan en google agencia niñeras o cuidado de niños Madrid”, afirma Stefano.
En el caso de Topnanny, la responsable en España recuerda que “antes del verano notamos un incremento muy grande de personas que ofrecían sus servicios para cuidar niños”. “Las personas que contactaron venían de sectores muy diferentes, se dedicaban a la administración o a la hostelería, y estaban viviendo situaciones de despido o de ERTE parcial”, muchas de ellas encontraron en esta página de contactos una posible salida profesional.
Cuando Marta encontró a Verónica o Verónica encontró a Marta
“Marta era lo que buscábamos, nos dio mucha seguridad”, destaca Verónica a Newtral.es. En septiembre ella volvió a trabajar de manera presencial mientras que su pareja regresó al teletrabajo. “Mi idea era llevar a mi hijo a la guardería pero según veo que está pasando el tiempo y la conexión que ha surgido entre mi hijo y Marta creo que hasta los 3 años no le voy a llevar, no compensa el riesgo”. Además, la pareja ha facilitado un coche a Marta para que esta pueda ir a trabajar sin necesidad de utilizar transporte público.
No solo han provisto de coche a Marta sino que también le garantizan, nada más entrar a casa, un paquete de mascarillas y gel hidroalcohólico. En el caso de Enbrazos, Stefano destaca que no es la agencia la que tiene que proveer a la educadora de material higiénico, sino que es una decisión que compete a las partes que firman el contrato de trabajo.
Nuevas medidas ante el aumento de los contagios
“Este bebé conmigo en casa tiene menos probabilidad de contagio que en una guardería”, destaca Marta que ha extremado las precauciones. “He reducido el contacto y solo salgo para ir a hacer la compra. Soy una persona muy responsable”. Apenas llevan tres semanas juntos pero el aumento del número de casos de contagiados ha hecho que Verónica y su pareja, aconsejados por el pediatra, hayan decidido establecer un nuevo protocolo para Marta.
“Hemos tenido una conversación para transmitirle que no puede tener un contacto cercano con el niño, y que este tiene que ser con precaución y llevando siempre mascarilla”, ha trasladado Verónica. “Nuestro objetivo es protegernos al máximo, tanto a ella como al niño”, ha añadido. “Llora y le tengo que coger y todavía no anda…”, relata Marta a Newtral.es, “es rarísimo pero entiendo que se establezcan estas medidas. Estamos haciendo todo lo posible para evitar un contagio”, afirma Marta.
Estas nuevas medidas complican la interrelación entre el pequeño y la educadora. “No es solo achucharle también hay que encontrar otras formas de transmitir sin ese contacto”, traslada la joven a Newtral.es. “Entre los 0 y el año y medio todo es gesticular, miran todo el rato y lo que leen son tus expresiones y tus ojos. Ahora toca expresar más con los ojos y con el tono de la voz”, relata Marta.
Las educadoras, una ayuda al alcance de unos pocos
La historia de Marta y Verónica es una de las muchas que disfrutan de educadoras en sus casa pero confronta con otras muchas que viven con la imposibilidad de poder acceder a este servicio. “Hay que tener en cuenta que son empleadas por las que la familia tienen que pagar un sueldo”, recuerda Stefano, y “no todas pueden garantizar cada mes una niñera”. Un mensaje que también comparte Leticia Cardenal, presidenta de la Confederación española de Asociaciones de Padres y Madres (CEAPA), “una familia normal no puede contratar una canguro y darle de alta, es imposible”.
Empieza un curso muy complicado para los niños pero también para los padres. En muchos colegios se reduce la presencia de los alumnos y la conciliación se convierte en una asignatura casi imposible. “Los padres recurren a familiares, a otros padres de compañeros de clase o a grupos que se van organizando para recoger a los niños del colegio. Al final cada familia se organiza como puede”, subraya la presidenta de la CEAPA.
La socialización debe esperar
Todos los días Marta sale a la calle con el pequeño para dar una vuelta, pero sin sociabilizar, “le hemos pedido que de momento, por la situación que estamos viviendo, no socialice con nadie”, comparte Verónica. Además, la madre reconoce que le ha costado dejar a su hijo con una persona ajena a su círculo familiar pero señala que Marta se lo ha puesto muy fácil. “Ha conectado muy bien con mi hijo” tanto es así que asegura: “No me planteo ni este año ni el que viene llevarle a la guardería”.
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