China presenta un nuevo mono clonado pero su complejidad la aleja de la clonación humana

Segundos monos clonados en China con la técnica de Dolly | Sun y Liao, Nature C.
Segundos monos clonados en China con la técnica de Dolly | Sun y Liao, Nature C.
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Retro es un mono que nació en julio de 2020 y hasta ahora no había podido celebrar su cumpleaños. Porque Retro era un proyecto semisecreto de la Academia China de las Ciencias. Hasta hoy. Retro es un mono clonado mediante la misma técnica que permitió la clonación de la oveja Dolly.

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La carrera por la clonación de animales se inició en 1997, con la presentación de la emblemática oveja. 27 años después, China quiere ponerse a la cabeza con la misma técnica tras presentar por segunda vez a un mono clonado, después de hacer la primera clonación de primates con éxito en 2018. Esta vez, el mismo equipo, liderado por Falong Lu y Qiang Sun, afirma que un macaco rhesus ha sobrevivido sano durante más de dos años después de nacer a partir de células somáticas de otro ejemplar, genéticamente idéntico.

El investigador chino bautizó al mono clonado como Retro por ser el acrónimo de REemplazo del TROfoblasto. Es la novedad que han incluido en la técnica y que, resumiendo mucho, consiste en sustituir la capa de células que da lugar a la placenta. Dicho de otro modo, reemplazar la placenta de embriones clonados por la de embriones generados por fertilización in vitro. Esto, en realidad, es de lo poco nuevo e interesante a nivel práctico de lo presentado este martes en Nature Communications

Explica el genetista Lluís Montoliu (CNB-CSIC y CIBERER-ISCIII) que, de acuerdo con la publicación, “podría tener recorrido como nueva técnica de reproducción asistida en algunos casos en los que los embriones humanos presenten alguna deficiencia en el desarrollo del trofoblasto”. Sin embargo, el mono clonado está lejos de ser un paso clave en la clonación de personas, que por ahora han descartado estos investigadores chinos.

Aunque ha habido anuncios rimbombantes por parte de empresarios chinos en el pasado, la realidad es que técnicamente este país (y cualquier otro) está lejos de poder clonar mamíferos masivamente y, mucho menos, humanos. Antes de la pandemia, el Grupo Boyalife, responsable de la construcción de la mayor fábrica de clonación –de vacas– del mundo, decía “tener tecnología” (que no intenciones) para replicar personas. Nunga se volvió a saber.

El complicado anhelo (prohibido) de la clonación humana

En 1996, el embriólogo británico Ian Wilmut, a partir de una idea de Angelika Schnieke, dejó sin núcleo a un óvulo de oveja. En su lugar, puso el ADN del núcleo de otra célula, sacada de la ubre de una segunda hembra. Tras ello, puso a reproducir a este óvulo ‘híbrido’, de modo que empezó a formarse un embrión genéticamente idéntico a la segunda oveja. Tras varios intentos y muchos embriones desechados, nació Dolly.

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Años despuñés, con esta técnica se clonaron vacas, ratones, cabras, cerdos y conejos. El salto a las mascotas se produjo 2001, cuando se clonó a una gatita que, sin embargo, no se parecía en nada a su clon. Esto evidenciaba no sólo la complejidad del proceso, sino su utilidad comercial. Pero el posterior éxito con perros, en 2005, abrió un negocio que ahora, por ejemplo, abraza el presidente de Argentina Javier Milei.

Sólo Corea del Sur ha clonado hasta ahora más de 1.500 perros, aunque la tasa de éxito sigue siendo baja: menos del 4% llegan a nacer vivos. En el caso de muchas otras especies de mamíferos, la clonación fracasa por completo o produce animales enfermos. Pero en 2018, Qiang Sun anunció el nacimiento de las primeras primates, unas monas clonadas con esta tecnología: dos macacas cangrejeras bautizadas Zhong Zhong y Hua Hua. Entonces parecían más entusiastas con la idea de clonar personas. Un año después, se clonaron otros cinco ejemplares para estudiar la esquizofrenia.

Lluís Montoliu valora en el SMC de España que tanto la clonación del macaco cangrejero como la del mono rhesus demuestran dos cosas: “Que es posible clonar primates. Y, no menos importante, que es sumamente difícil tener éxito con estos experimentos”. A su modo de ver, las eficiencias son tan bajas que queda “descartada la clonación de seres humanos”.

Según recalca, los autores destacan que esta técnica debería complementar el uso de ambas especies de primates en la investigación biomédica. El principal problema es que a medida que las células del cuerpo se desarrollan y especializan, la epigenética (el ambiente, muchas veces) ‘hace su magia’, va activando y desactivando ciertos genes. El ser vivo final no está contenido sólo en el libro de instrucciones o libreto del ADN, sino que hay una dirección de orquesta ambiental que puede cambiar el sonido de la partitura. Cuando se clona una célula adulta colocándola en un óvulo vacío, normalmente tiene marcadores epigenéticos incorrectos.

La clonación de un mono que da pistas de por qué hay embarazos fracasados

Es un éxito clonar a un mono, pero antes ha habido cientos de fracasos o ‘medias clonaciones’. Los primates han demostrado ser particularmente complicados. Si bien ha habido varios informes previos sobre monos clonados, hasta ahora no se podía hablar precisamente de éxito. Hace año y medio, sin ir más lejos, nació otro que apenas vivió unas horas. Y la inmensa mayoría nacen muertos. ¿Por qué? Eso se preguntó el equipo de Qian Sun.

Los investigadores concluyeron que las anomalías en las placentas clonadas eran, en parte, las culpables. Por eso desarrollaron una nueva técnica que consiste en transferir la parte de un embrión temprano que se convierte en feto a un embrión no clonado del que se deriva la parte interna. Se elimina la masa celular.

Retro es, por tanto, un mono clonado a partir de células fetales, en lugar de células adultas; y el embrión tuvo que recibir una placenta no clonada. Aun con estos cambios, la eficiencia del proceso vuelve a ser parecida a la de la clonación de 2018, incluso inferior: un animal clonado que sobrevive a partir de 113 embriones iniciales, menos del 1%.  O sea, pesar de este avance, la clonación de primates sigue siendo un gran desafío.

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Montoliu hace hincapié en un hecho: “Estos experimentos no habrían podido hacerse en Europa, puesto que la legislación sobre experimentación animal de la Unión Europea prohíbe el uso de primates no humanos a no ser que el experimento esté encaminado a investigar una enfermedad grave, mortal, que afecte a los seres humanos o a la propia especie de primates, que no es el caso de este experimento”.