Lo que sabemos de esta cadena de WhatsApp con diez afirmaciones sobre mutaciones, PCR, contagios y vacunas de COVID-19

OMS secuencia SARS-CoV-2 coronavirus
Imagen de un tubo de ensayo en un laboratorio | Foto: Shutterstock
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Ha llegado a nuestro servicio de verificación por Whatsapp (+34 627 28 08 15)  un contenido con aseveraciones sobre el coronavirus firmado por Nicasio Marín Gámez, médico internista del Hospital Regional Universitario Carlos Haya (Málaga). El mensaje, publicado originalmente en un medio digital bajo el título ‘Sin miedo, con esperanza…’, se comparte como cadena de WhatsApp, e incluye información verídica, pero también enumera hipótesis aún no probadas científicamente y otras falsas.

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Te contamos lo que sabemos de estas diez afirmaciones sobre cuestiones como la capacidad de contagio de las mutaciones del virus, la inmunidad cruzada o la medición de carga viral a través de PCR.

Sin pruebas de que el SARS-CoV-2 esté mutando a formas menos virulentas

Es cierto que el virus está mutando constantemente, pero actualmente no hay pruebas de que lo haga hacia formas más o menos virulentas. “Las mutaciones detectadas no aumentan la capacidad de infectar, ni la agresividad del virus, pero tampoco la disminuyen directamente”, explica a Newtral.es Vicente Larraga, investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas.

Como contamos aquí, a finales de agosto se detectó en pacientes hospitalizados de Singapur la delección genómica mencionada en el artículo: “Un cambio (o borrado) en 382 nucleótidos en la región ORF8 de su genoma”. A priori, los pacientes presentaron una mejor evolución, pero con una muestra tan pequeña no es posible saber si estas mutaciones fueron determinantes o no para detener las respuestas inmunes que suelen matar a pacientes muy graves. Además, esa variante no parece estar imponiéndose a nivel global.

“No podemos descartar que eso ocurra con el tiempo. Pero vistas las mutaciones acumuladas a lo largo de 2020, no parece que vaya a ser pronto. Parece que el virus ya está lo suficientemente adaptado al ser humano como para necesitar más cambios”, añade Javier Cantón, doctor en Virología y profesor de Biotecnología del coronavirus.

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Según José Franco Álvarez, biólogo especializado en Inmunología que actualmente realiza un doctorado en la Universidad de Cambridge sobre bioinformática y cáncer, desde el punto de vista teórico-evolutivo “tiene sentido pensar que a largo plazo tenderá a reproducirse y extenderse mejor su forma menos mortífera ya que un virus no “quiere” matar, busca su supervivencia”. 

 [Así evoluciona la no peligrosidad de un virus]

Una proyección que comparte Cantón, aunque advierte de que “la facilidad para la transmisión y el resultado de la enfermedad en pacientes de riesgo hacen necesario tomar medidas hasta que tengamos una vacuna”.

Se ha observado inmunidad cruzada, pero de confirmarse no garantizaría la no infección

“Sí que se ha visto que los anticuerpos generados en pacientes de SARS-CoV-1 servían para reconocer al SARS-CoV-2”, dice al respecto Cantón

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Algo que demuestran varios estudios recientes, como este artículo científico publicado por la revista Science. El resultado “sugiere la existencia de una reactividad cruzada entre el SARS-CoV-2 y los coronavirus del catarro común”, anunciaba su coautor Shane Crotty a través de las redes sociales el pasado 14 de mayo.  

Ya que estas personas no habían estado infectadas con SARS-CoV-2, se piensa que puede deberse a otras infecciones anteriores con los coronavirus responsables del resfriado común. Pero esto último es una hipótesis no probada. Aún es pronto para concluir que esos linfocitos T sirven como protección frente al SARS-CoV-2 o conocer el grado y duración de esa posible inmunización. 

El 12 de agosto, Crotty publicó en Twitter que se estaba citando su trabajo como evidencia “malinterpretando la inmunidad preexistente de COVID-19” y dando lugar a “afirmaciones peligrosas sobre la inmunidad de grupo”.

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Una “especulación” no demostrada directamente, por lo que los autores del artículo señalan la importancia de “prestar atención a estas células T de memoria inmunitaria de reacción cruzada de coronavirus en los estudios de COVID-19 en humanos este año”.

Y en todo caso, la inmunidad cruzada no garantiza el no contagio, como señaló el investigador en el mismo hilo: “Incluso si nuestras especulaciones más optimistas sobre la memoria de células T de reacción cruzada fueran correctas, significaría que muchas personas se infectarían con SARS-CoV-2, pero menos enfermarían gravemente y morirían de COVID- 19”. Es decir, la infección sería de menor duración o severidad, pero sí se produciría.

Las RT-PCR sí miden carga viral y un resultado positivo indica la presencia del virus en el organismo

Como explicamos aquí, la PCR es una prueba que amplifica el material genético que se encuentra en una muestra, por lo que es bastante sensible. Es verdad que las PCR (reacción en cadena de la polimerasa) son pruebas de diagnóstico que permiten detectar un fragmento del material genético de un patógeno. En el caso del coronavirus, es una molécula de ARN. Una PCR positiva no garantiza la viabilidad ni inefectividad del virus, lo que detecta es la presencia del virus a través de una amplificación de su material genético, para que pueda ser localizado por los científicos. En otras palabras: se detecta un fragmento del virus, lo que indica que, aunque no se demuestre su viabilidad, el virus sí está presente. Pero la PCR no determina si esos restos son o no infectivos, como se puede leer en el texto del médico internista.

Por eso, no hay que confundir caso positivo con estar enfermo. “Una PCR positiva implica que hay cierta cantidad de virus en el organismo. Podría ser alta si hace poco que te has contagiado, baja si ya estás eliminando el virus de tu cuerpo o nula, si ya no quedan restos virales dentro de ti”, comenta Cantón. Es decir, es indicador de “estar infectado o haberlo estado”.

Sobre si mide o no carga viral, el doctor en Virología considera que esta afirmación del artículo es “una falacia”. “Al uso, una PCR no mediría carga viral. Pero la realidad es que los test que se hacen no son realmente PCR, sino RT-PCR, es decir, PCR en tiempo real (real-time) o qPCR (cuantitativa). Y estas sí miden carga viral, es decir, la concentración del virus analizada en una muestra del paciente.

Asimismo, Franco expone que “las qPCR miden cuánto material genético se ha amplificado después de cada ciclo individual. Entendemos que a más material genético detectado, más números de virus hay en la muestra y más carga viral”.

En principio, se cree que la carga viral influye en que una persona muestre síntomas de estar enfermo, aunque siendo asintomática se puede presentar alta carga viral. Y en general, es mayor en los primeros momentos de la infección. “Podría ser alta si hace poco que te has contagiado, baja si ya estás eliminando el virus de tu cuerpo o nula, si ya no quedan restos virales dentro de ti”, dice Cantón. 

[Asintomáticos, contagios y coronavirus con igual carga viral]

Pero, aunque el paciente no muestre síntomas “sí que puede contagiar a otros con un sistema inmune más débil como una persona mayor y puede ser letal para esta”, indica Franco. 

No es verdad que la enfermedad sea ahora menos agresiva

No está probado que el coronavirus sea menos agresivo actualmente. Cantón argumenta que “el número de infectados te da una idea de la exposición al virus. No parece que haya habido estudios apuntando a que, de repente, el virus es más leve. A la vista está la 2ª ola que vivimos en España. Mientras el % de infectados sea tan bajo, el virus sigue pudiendo extenderse”.“La cuarta afirmación no se debe formular así, porque un incremento en los casos detectados acaba siendo un incremento de ingresos, aunque no sea una correlación directa”, dice Larraga, investigador del CSIC, al respecto.

En cuanto a los ingresos hospitalarios, aunque por ejemplo en Madrid mantienen en este momento una tendencia a la baja, más del 40% de las camas UCI en los hospitales madrileños siguen estando ocupadas por pacientes COVID.

[De los contagios asintomáticos a las UCI, así evoluciona la presión asistencial]

La carga viral de niños y adultos es similar 

Es cierto que la mayoría de los estudios coinciden en que los niños desarrollan menos síntomas y de menor gravedad que los adultos. Aunque también advierten de que eso no implica necesariamente que tienen menor poder de transmisión del virus.

Ahora bien, la carga viral en niños es “muy similar a la de adultos, incluso puede ser mayor”, explica Cantón, experto en coronavirus. “Hay evidencias contradictorias. Niños sin síntomas tienen a veces carga virales mayores que adultos sintomáticos, pero quizás estamos mirando momentos diferentes de la infección. Y eso no es sinónimo de que sea supertransmisor”contaba el pediatra y epidemiólogo clínico Quique Bassat a Newtral.es a finales de septiembre.

[Distinguir una gripe o catarro infantil de COVID-19, ¿misión imposible?]

Y una baja carga viral no es sinónimo de una menor capacidad infectiva. Como advierte la Agencia Sinc (Servicio de Información y Noticias Científicas), otros muchos factores como la fuerza y la frecuencia con que se tose, la proximidad de los contactos, la ventilación del entorno determinan la infectividad.

Una visión subjetiva del autor sobre la vuelta al colegio

El sexto punto es una opinión del médico que firma el artículo sobre el inicio de la actividad académica. Según los datos disponibles a finales de septiembre, desde el comienzo del curso escolar el coronavirus había afectado a 2.852 grupos de un total de 386.214, es decir el 0,73%. Asimismo, el 95,5% de los centros educativos no habían sufrido en esa fecha ninguna incidencia en este inicio de curso. 

[La situación de los centros educativos en España, comunidad por comunidad]

Acerca de los protocolos y medidas sanitarias que se están siguiendo en el ámbito educativo, Cantón comenta que “están ideados para paliar en cierta medida la pandemia, pero distan mucho de ser perfectos”. Según el virólogo, no se ha tenido en cuenta “la realidad de la transmisión del virus por aerosoles” y además “están dejando que alumnos y profesores se incorporen sin un test PCR negativo, asumiendo que a los 10 o 15 días ya no eres contagioso”, algo “peligroso”.

Sin fecha definitiva para el final de la pandemia

Según el texto, en enero de 2021 llegará la vacuna, la pandemia irá desapareciendo y “para 2023 será historia”. “El séptimo punto es una deducción sobre la época en la que habrá una vacunación de una parte importante de la población, pero hay otras variables que no nombra”, expone Larraga.

Actualmente, varias de las vacunas en desarrollo se encuentran en fase 3. Las fechas de finalización oficiales contemplan desde diciembre de 2020 hasta el año 2023. “Sin ir más lejos, la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) está ya analizando en tiempo real los resultados de la vacuna de AstraZeneca”. “Eso significa que, en cuanto tengan suficientes argumentos para dar el pistoletazo de salida, lo harán, aunque no hayan acabado aún todos los estudios”, dice Cantón.

Las futuras vacunas contra el SARS-CoV-2 deberán ser necesariamente seguras (si se administran a gente sana no la hagan enfermar) y eficaces. Pero, ¿qué grado de efectividad tendrán? Por ejemplo, la farmaceútica Astra Zéneca, responsable de la vacuna de Oxford, dará por buena una vacuna con una eficacia superior al 50% en un entorno medible.

 “La efectividad (en el mundo real) de una vacuna contra el coronavirus puede tener que ser superior al 70% o incluso al 80%”, explicaba en julio el profesor de Salud Pública de la Universidad de Nueva York Bruce H. Lee en un estudio publicado en la American Journal of Preventive Medicine (AJPM): “Eso no significa que una vacuna que ofrezca menos protección sea inútil, pero significaría que el distanciamiento social de alguna forma aún tendrá que ser necesario», precisaba el autor.

Nuestro compañero Mario Viciosa explicaba en este reportaje el grado de eficacia de las vacunas

No hay competencia entre virus diferentes: pueden coinfectar y coexistir

No puede afirmarse a día de hoy queel virus gripal, los virus del resfriado común, y el VRS competirán con sars cov 2 y la mortalidad seguirá descendiendo. Los datos que se manejan ahora mismo provienen del hemisferio sur, donde la gripe ha sido testimonial en comparación a otros años por la presencia de medidas anti-COVID-19, en especial el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Esto sugiere “una campaña invernal leve en el hemisferio norte”, dice Cantón.

Lo que sí se ha documentado anteriormente es la co-infección de gripe y SARS-CoV-2. “No se trata de competir”, puntualiza el virólogo experto en coronavirus. “Además los virus de la gripe son muy variables y puedes vacunarte o haber tenido uno y contagiarte de otro a las dos semanas”, opina Franco.

Por otro lado, el biólogo añade que en su opinión “la mortalidad real no está descendiendo. Es la misma, pero el ratio de muerte por casos positivos está descendiendo. No porque mueren menos personas, sino porque se hacen muchos más tests ahora”. 

Algunos expertos piden medidas adicionales ante la evidencia de contagio aéreo

Esta premisa es cierta, la edad avanzada y la presencia de enfermedades crónicas aumentan el riesgo de padecer una reacción grave y necesitar ingreso en UCI e incluso de fallecer.  Cantón está “de acuerdo con que se puede hacer mucho bien si protegemos (pero de verdad, no como en Suecia) a las personas vulnerables”, aunque no termina de entender la “gimnasia de prohibiciones” de la que habla la cadena.

Pero hay algo más. Según Cantón, “el problema es que estamos viendo que hay factores de riesgo muy claros (edad, hipertensión, etc.) y luego algún tipo de componente genético por confirmar que explique por qué hay en la UCI gente de 30 años sin patologías previas”. 

Sobre esto, hay más de doscientos estudios en marcha, doce de ellos en España. Teniendo en cuenta estas variables, “es imposible proteger al 100% de las personas vulnerables” dice Cantón, por eso todo el mundo debe tomar precauciones.

Respecto a las medidas de higiene y las restricciones, el CDC (Centro de Control de enfermedades en Estados Unidos) acaba de incluir en su guía del coronavirus los contagios por aerosoles, gotitas con suficiente carga de virus que se quedan flotando en interiores sin ventilación, y no necesariamente al lado de la persona que las ha exhalado. Ante esta evidencia, cada vez más expertos están reclamando a las autoridades nuevas medidas para interiores mal ventilados, además de las normas existentes sobre el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y la higiene, incluso cuando la gente pueda mantener la distancia de seguridad y especialmente de cara a la llegada de invierno.

No son rastreos generales, sino cribados masivos

Gran parte de esta afirmación se basa en una opinión personal de su autor que no puede verificarse. Sobre la transmisión comunitaria, Cantón coincide con que es “inevitable” y que es necesario implementar medidas preventivas “a toda costa” para limitarla al máximo.

En cuanto a los «rastreos generales» que menciona el artículo, mezcla dos conceptos diferentes: El rastreo de un contacto, que empieza cuando un paciente obtiene un resultado positivo en la PCR, y los cribados masivos. En el primero, se identifica a los contactos con el paciente, se elabora una lista y se hace un seguimiento regular de los mismos para detectar síntomas y signos de infección. En otras palabras, contactos reales de positivos con fines diagnósticos.

[¿Qué son y qué hacen los rastreadores? Así vigilan la cadena de contactos de los positivos en COVID-19]

El cribado consiste en la recogida masiva de muestras para hacer pruebas PCR a pacientes asintomáticos con la idea de cortar la cadena de transmisión de la COVID-19, según la Generalitat de Cataluña.  Estos cribados sirven para dar una perspectiva general, por ejemplo de una ciudad. Pero es cierto que su utilidad es relativa. “Hay que tener también en cuenta que los estudios de cribado poblacionales han de estar muy dirigidos y relacionados con una alta transmisión en el área geográfica o en la población diana del cribado, y con un objetivo de realizar una intervención de salud pública según los resultados de dichos cribados”, indica el Ministerio de Sanidad en su guía. “Tiene más sentido hacerlo con inteligencia, en zonas donde se estén acumulando muchos casos”, coincide Cantón. 

En la Comunidad de Madrid, la Asociación Madrileña de Salud Pública criticó en un comunicado los criterios bajo los se estaba realizando el cribado masivo. «Estas pruebas, dirigidas a una muestra de pequeño tamaño y en solo una edad determinada, dejan fuera de su alcance a la inmensa mayoría de los portadores asintomáticos que pueden estar transmitiendo la enfermedad sin saberlo». También SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública) , junto con otras asociaciones, mostró su preocupación, considerando que podía «proporcionar una falsa sensación de tranquilidad y seguridad, que desembocaría en un mayor riesgo de transmisión del virus a las personas».

Fuentes: