No, las potenciales vacunas de ARN no modificarán nuestro ADN como se afirmó en un encuentro de 160 supuestos médicos

La vacuna de ARN sobreescribirá nuestro ADN. Si esto sucede, nuestros hijos seguramente no podrán tener hijos.
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En las últimas semanas se han viralizado en las redes sociales numerosos mensajes acerca de los cambios genéticos que supuestamente provocarán las potenciales vacunas para el COVID-19 que se basan en la tecnología de ARN mensajero (ARN-m). En particular, la que está desarrollando la estadounidense Moderna Therapeutics.

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Estas publicaciones virales citan un «encuentro de 160 médicos en Londres» realizado el 19 de mayo en el marco del programa London Real. Conducido por Brian Rose, este programa que se emite online es conocido por la difusión de teorías conspirativas y el negacionismo de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. 

Los mensajes virales destacan algunas afirmaciones del osteópata estadounidense Rashid Buttar, quien hizo de moderador durante el mencionado encuentro. La reunión, en verdad, no se realizó en Londres sino que fue una videoconferencia con personas conectadas desde diferentes partes del mundo.

Durante una de sus intervenciones, Buttar apuntó a «la vacuna de ARN que están fabricando» e indicó que «básicamente el ARN sobreescribe nuestro ADN». Además, señaló que la vacuna de Moderna «nunca ha sido probada en animales» y denunció que esta empresa «va a probar su vacuna directamente en humanos».

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Y añadió: «Si esto sucede, nuestros hijos seguramente no podrán tener hijos. Más allá de eso, no sabemos qué podría ocurrirle a los hijos de nuestros hijos, pero lo que sí es seguro es que el genoma, el código genético, el ADN de la tercera generación (los hijos de nuestros hijos) no sería lo que es ahora. Es decir que ellos ya no serían humanos como nosotros ahora».

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Hemos consultado sobre estas afirmaciones a Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, y a Luis Ignacio Martínez Alcorta, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología. Ambos confirmaron a Newtral.es que las aseveraciones de Buttar son falsas. 

Por otro lado, tampoco tenemos constancia de que haya sido un encuentro de 160 médicos, ya que muchos de ellos no se identificaron. Te lo explicamos.

¿Quiénes son Buttar y los 160 supuestos médicos?

En el programa, de casi dos horas de duración, Buttar es el protagonista principal y hace de moderador después de ser presentado por Rose. Los asistentes, conectados por videollamada, se limitan a aprobar las afirmaciones del osteópata que son sometidas a consulta. Para ello, levantan o no la mano según corresponda. Muchas de estas afirmaciones aluden a bulos que ya hemos desmentido en Newtral.es, como los relacionados al 5G o la hipoxia que producirían las mascarillas.

Según señala la agencia AFP, Buttar fue sancionado en 2008 y 2019 por la Junta Médica de Carolina del Norte por su conducta poco profesional y por no cumplir con los estándares médicos, aunque no se le quitó la licencia.

En España, la osteopatía no está regulada en la ley 44/2003 de ordenación de las profesiones sanitarias, por lo que carece de reconocimiento oficial y suele estar considerada como una medicina alternativa.

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El resto de los participantes apenas interviene durante el programa. En un primer momento, Rose habla de «más de 100 médicos de todo el mundo» congregados. Pero luego Buttar señala que hay 150 participantes y más adelante habla de «160 médicos».

En las imágenes del encuentro se puede observar que hay decenas de personas conectadas en la videoconferencia. Varios nombres son visibles, como los del «Dr. Mark Hoch», la «Dr. Annalee Kitay», la «Dr Gloria Jackson» o la «Dr Petra Dorfsman».

Según hemos podido averiguar, se trata por lo general, aunque no podemos asegurar que en todos los casos, de personas vinculadas a la medicina alternativa o las llamadas pseudociencias.

Mark Koch, según señala en su página web, estudió medicina en la Universidad de Pittsburgh y actualmente se dedica a la Medicina Holística. Annalee Kitay indica en su web que tiene un certificado en Técnica de Organización Neural. Gloria Jackson se presenta como «una de las pioneras de la Medicina Integral». Y Petra Dorfsman ejercita un nuevo campo denominado en inglés «Deutenomics», que se basa en «el movimiento del agua en nuestros cuerpos».

Los asistentes están casi siempre de acuerdo con Buttar cada vez que el osteópata somete una de sus afirmaciones a consulta. Aunque, en verdad, en ningún momento del programa se hace una consulta específica sobre las vacunas de ARN-m y la presunta modificación del código genético. Buttar habla sobre las mismas en los minutos 19 y 20 del programa y la pregunta que formula en el minuto 26 se refiere a si los asistentes están de acuerdo con la metodología que se está usando para el desarrollo de vacunas contra la COVID-19 en general y el hecho de se produzca una vacuna en apenas un año.

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Las vacunas de ARN-m no afectan nuestro ADN

Las afirmaciones de Buttar sobre las vacunas de ARN-m son falsas, según los especialistas que hemos consultado.

Martínez Alcorta, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología,  señala que en el caso de las vacunas basadas en tecnología de ARN-m «es nula la capacidad de integración en el genoma humano». Según el especialista, que también es médico preventivista del Hospital Universitario Donostia, estas vacunas «son capaces de inducir la expresión de antígenos de interés obviando el paso al interior del núcleo celular«.

«Las declaraciones que realiza el señor Rashid Buttar son falsas y no están fundamentadas en la realidad. El ARN-m que contienen estas vacunas media una expresión rápida y transitoria de la proteína que codifican y la duración de la producción está bien definida (generalmente unos días o semanas, dependiendo de la plataforma específica de ARN-m), haciendo que sea más fácil de controlar que, por ejemplo, las vacunas basadas en ADN», agrega.

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López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, también distingue entre las vacunas de ADN y las de ARN-m y señala que en estas últimas el riesgo de que se produzca una alteración en el código genético es inexistente.

«El riesgo teórico de infección o de integración de las células del hospedador del vector empleado para transportar el antígeno del SARS-CoV-2 no es posible para las vacunas de ARN-m. Solo las vacunas de ADN podrían tener esa posibilidad y es bastante remota», afirma a Newtral.es.

«Podría ocurrir que el plásmido de ADN usado se recombinara con el genoma celular del sujeto sano vacunado. De esta forma, podría no causar ningún daño, producir la muerte celular si se inserta en un gen esencial o transformarla haciendo que crezca más, que sería realmente el problema. Para evitarlo, las vacunas de ADN eliminan todos los elementos superfluos (que podrían facilitar esa posible recombinación) hasta contener solo el gen que codifica para el antígeno de interés», añade. 

«Por ello, la probabilidad de que la vacuna de ADN pueda alterar el código genético es prácticamente inexistente y, desde luego, en el caso de la vacuna de ARN, como la de Moderna y otras en estudio, ese riesgo no existe«, aclara.

Es falso que la vacuna de Moderna no haya sido probada en animales

Los especialistas también señalan que es falso que la candidata a vacuna de Moderna no haya sido probada en animales, como ha dicho Buttar y se ha difundido en los mensajes virales.

Martínez Alcorta, de la Asociación Española de Vacunología, recuerda que «se disponen de resultados preclínicos de estudios de exposición al SARS-CoV-2 en ratones y primates no humanos vacunados con mRNA-1273 (la vacuna de Moderna)». Y explica: «En estos últimos la vacunación indujo una sólida actividad neutralizante frente al SARS-CoV-2, evitó la replicación vírica en vías respiratorias altas y bajas, y no se constataron efectos patológicos en el tejido pulmonar».

Los estudios publicados en Nature (5 de agosto, con el estudio en ratones) y The New England Journal of Medicine (28 de julio, con el estudio en primates) se pueden consultar aquí y aquí en inglés. 

«Ambos estudios indican una capacidad protectora frente a la infección y una respuesta inmunitaria adecuada», coincide López Hoyos, de la Sociedad Española de Inmunología. «Para pasar a ensayos en fases clínicas humanas se debe haber demostrado antes su seguridad y eficacia en modelos animales preclínicos», recuerda.

A las investigaciones en animales se añaden los resultados de los estudios en humanos que ya se están conociendo. Como hemos informado, The New England Journal of Medicine publicó recientemente los resultados de un estudio de Moderna entre 20 adultos de 56 a 69 años y otros 20 mayores de 70 años que revela que su respuesta protectora es igual a la de los jóvenes.

Las vacunas de ARN en desarrollo

Las candidatas a vacuna de ARN que a la fecha transitan la fase 3 de estudios clínicos en humanos son la mRNA-1273, desarrollada por Moderna junto al Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos, y la BNT62b1, de la alemana BioNTech, asociada a la farmacéutica Pfizer.

[La vacuna de Pfizer también supera sus primeros ensayos]

Estas potenciales vacunas usan una tecnología no probada antes en humanos para generar protección, la de ARN mensajero. Simplificando, se inyectan moléculas con una cadena de instrucciones para generar proteínas del SARS-CoV-2. Esas instrucciones, como hemos explicado, no entran en el núcleo de las células humanas, donde está en ADN.

«Es cierto que este tipo de vacunas no está aprobada para uso humano aún, pero su potencial se ha comprobado en estudios previos para gripe, rabia o virus Zika. Además, hay seis vacunas de ácidos nucleicos de ARN y cuatro de ADN en ensayos clínicos actualmente y otros 27 en ensayos preclínicos», señala López Hoyos. Y añade que «Moderna ha realizado ya dos ensayos en humanos con una vacuna para Zika y otra para gripe, antes que la de la COVID-19».

Moderna, con sede en Massachusetts, calcula que debería poder tener listas entre 500 millones y 1.000 millones de dosis al año. En España se espera envasar esta vacuna en la planta que Laboratorios Rovi tiene en San Sebastián de los Reyes.

Resumen

Resumiendo lo expuesto, es falso que las potenciales vacunas de ARN mensajero «sobreescriban nuestro ADN», como afirmó el osteópata Rashid Buttar. Los especialistas consultados por Newtral.es explican que la técnica del ARN-m no ingresa en el núcleo de las células humanas ni manipula el código genético. Tampoco es verdad que la vacuna de Moderna no haya sido probada animales. Se han realizado estudios en ratones y primates no humanos y también se están haciendo ensayos con humanos.

Sí se trata de una tecnología novedosa que, de superar todos los controles correspondientes y ser aprobada, se convertiría en la primera vacuna de ARN mensajero en humanos. Hasta la fecha (05/10/2020), son dos las potenciales vacunas de este tipo contra el COVID-19 que se encuentran en la fase 3 de los ensayos clínicos: Moderna y BioNTech/Pfizer.

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