Ni modifica tu ADN ni serás “transgénico”: los bulos sobre la técnica del ARN-m de las vacunas anticovid

Las vacunas basadas en la tecnología de ARN-m podrían convertirnos en “seres transgénicos"
Tiempo de lectura: 9 min

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En las últimas semanas se han viralizado en redes sociales numerosos mensajes sobre los supuestos cambios genéticos que provocarían algunas de las vacunas contra el coronavirus. Las teorías surgen a partir de la tecnología del ARN mensajero (ARN-m), empleada por dos de las tres vacunas experimentales que encabezan los avances en la búsqueda de una cura para la COVID-19, la de la farmacéutica Pfizer y la de Moderna.

Por ejemplo, nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de Whatsapp (+34 627 28 08 15) por un vídeo, también difundido en formato audio en redes, en el que se habla de la técnica de ARN-m y se dice que si las instrucciones que se inyectan en el cuerpo a través de estas vacunas para combatir al coronavirus “se perpetúan en nuestras células, harían que nosotros mismos fuéramos un ser transgénico”.

Pero es falso. Las potenciales vacunas del ARN-m no pueden alterar nuestro genoma. Aquí te explicamos en qué consiste esta técnica y desmentimos los falsos mitos más difundidos sobre ella.

¿Qué es la técnica del ARN mensajero?

Las candidatas a vacunas de las empresas Pfizer y de Moderna, que ya han presentado resultados preliminares sobre la eficacia de sus tratamientos en la fase III de su ensayo clínico, usan una tecnología no probada antes en humanos para generar protección, la del ARN mensajero. 

“El ADN es el manual de funcionamiento de cada una de nuestras células durante nuestra vida. El cuerpo humano utiliza una molécula intermediaria, el ARN, para leer el ADN y llevar las instrucciones a las fábricas de proteínas”, explica a Newtral.es Mercedes Jiménez, bioquímica del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC).

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Esta técnica consiste en inyectar directamente el ARN mensajero (ARN-m) del virus que, una vez en el cuerpo, envía a las células el mensaje de que produzcan proteínas similares a las del virus.

De esta manera, ante un posible contagio por el SARS-CoV-2, el sistema inmunitario ya sabría cómo actuar porque conoce el tipo de proteínas que este virus genera. 

El genetista Lluis Montoliu del  Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), quien trabaja en técnicas de CRISPR para combatir el coronavirus, señala que este proceso de replicación “ocurre fuera del núcleo, en el citoplasma de la célula” humana. Es decir, las instrucciones que se inyectan a través de la vacuna para generar las proteínas no entran en el núcleo de las células humanas, donde está en ADN.

No, las vacunas de ARN-m no modifican nuestro genoma

En el vídeo que hemos recibido se dice que el ARN-m es como “un libro de instrucciones”. A través de las vacunas, “le metemos el libro de instrucciones [al organismo] para que nuestras propias células creen algo parecido al virus. Se supone que el ARN-m luego desaparece. Pero si estas instrucciones se perpetúan en nuestras células, harían que nosotros mismos fuéramos un ser transgénico”, se afirma. No obstante, es falso que estas vacunas puedan alterar nuestro genoma.

“Desde el punto de vista científico, un organismo transgénico o modificado genéticamente es aquel al que hemos modificado su genoma y, en este caso, no estaríamos modificando el genoma de las personas a través de la vacuna”, explica a Newtral.es Montoliu.

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La edición del propio genoma humano (del ADN) solo podría hacerse mediante técnicas de transgenia o corta-pega de letras de los genes, es decir, el CRISPR, como señala Montoliu. Jiménez subraya que las instrucciones que se inyectan a través de la vacuna “no pasan a formar parte de nuestro genoma”.

Luis Ignacio Martínez Alcorta, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología, también afirma en este artículo que en el caso de las vacunas basadas en tecnología de ARN-m “es nula la capacidad de integración en el genoma humano”. Según el especialista, que también es médico preventivista del Hospital Universitario Donostia, estas vacunas “son capaces de inducir la expresión de antígenos de interés obviando el paso al interior del núcleo celular”.

Asimismo, Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, coindice con el resto de expertos y señala en este artículo que en las vacunas ARN-m el riesgo de que se produzca una alteración en el código genético es inexistente. “El riesgo teórico de infección o de integración de las células del hospedador del vector empleado para transportar el antígeno del SARS-CoV-2 no es posible para las vacunas de ARN-m”, afirma.

Las pruebas de las vacunas que garantizan su seguridad

En el vídeo también se asevera que la tecnología de ARN-m de las vacunas “nunca ha sido utilizada en seres humanos” y tiene “una gran peligrosidad”.

Si bien es cierto que se trata de una técnica nueva, “ya se estaban desarrollando medicamentos contra el cáncer, aún en fase experimental, con base a esta técnica”, explica Jiménez. La investigadora recuerda que antes de su aprobación, cualquier tratamiento tiene que pasar por “numerosas pruebas y controles que garantizan su seguridad”. Los expertos coinciden en que “si los tratamientos son aprobados es porque no han mostrado gran peligrosidad”.

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“Es cierto que este tipo de vacunas no está aprobado para uso humano aún, pero su potencial se ha comprobado en estudios previos para gripe, rabia o virus del Zika. Además, hay seis vacunas de ácidos nucleicos de ARN y cuatro de ADN en ensayos clínicos actualmente y otros 27 en ensayos preclínicos”, señala López Hoyos.

El precio de una vacuna y su calidad

“Esta vacuna es mucho más barata”, se dice en el vídeo, en referencia a los tratamientos basados en la técnica de ARN-m. Aunque algunos de los países tienen acuerdos de compra con las empresas para garantizar su acceso a los tratamientos, como explicamos en este artículo, aún no se ha aprobado la comercialización de ninguna de las vacunas, por lo que solo se pueden estimar sus precios.

Con base a estas estimaciones, “unas vacunas serán más baratas que otras por sus costes de desarrollo, producción, distribución y conservación”, explica Jiménez, quien destaca que “el precio no tiene por qué ser un indicador de su calidad”.

También se señala en el contenido que hemos recibido que los ciudadanos se tendrán que poner “varias dosis cada año, de tal forma que en tres o cuatro años nos van a decir que, si nos pusimos la primera en 2020 y las 5 siguientes en 2021, ahora no podemos parar” porque si lo hacemos, vamos a “tener muchos problemas”.

“Aún se desconoce qué va a pasar con el coronavirus en el futuro. No se sabe si pasará a ser un virus estacional”, señala Jiménez, quien añade que la “periodicidad de las dosis no depende tanto del tipo de vacuna, sino de la duración de nuestras defensas contra la COVID-19”. Por ejemplo, en el caso de la vacuna de la gripe, “nos la tenemos que poner cada año porque es un virus que muta muy rápido”.

La tecnología ARN-m y la vacuna de la gripe

En el vídeo también se pregunta “¿por qué si se puede hacer perfectamente para la gripe, nunca se han hecho vacunas de ARN para la gripe?”.

“La investigación de nuevos tratamientos es un proceso que lleva tiempo y cuesta mucho dinero. Ya tenemos vacunas para la gripe. Aunque su composición puede variar cada año para hacer frente al virus de la gripe que circula en esa estación determinada, se puede emplear la misma tecnología en las vacunas. Por lo que no es necesario utilizar técnicas nuevas”, explica Jiménez.

La vacuna de AstraZeneca no emplea la técnica del ARN-m

Al principio del vídeo se dice que “rápidamente ha ido AstraZeneca a decir que yo también estoy utilizando la técnica del ARN mensajero”. No obstante, esta candidata a vacuna no utiliza esta técnica, sino que se basa en un vector viral. “Como en este tratamiento también se trabaja con ARN, esto puede generar confusión. Pero la técnica de vector viral no es la misma que la del ARN-m”, explica Jiménez.

El tratamiento experimental de AstraZeneca utiliza un vector viral —un virus leve— del resfriado de un primate no humano. A esta versión inofensiva del virus se le retira su capacidad para replicarse y se le inserta un trozo de ARN del SARS-CoV-2 con las instrucciones necesarias para fabricar no el coronavirus completo, sino una proteína suelta, como explicamos en detalle en este artículo.

Como la información sobre las terapias contra el coronavirus puede resultar “muy técnica y compleja”, Montoliu destaca que es importante que se consulte primero de qué fuente procede y, si hay dudas, se acuda a un experto en esa materia concreta. “Es muy importante que la fuente sea oficial y fiable, en especial cuando se trata de temas relacionados con la salud”, concluye.

Resumen

En resumen, es falso que las vacunas experimentales contra el coronavirus basadas en la tecnología del ARN-m pueden a alterar el código genético de las personas. De los potenciales tratamientos contra la COVID-19 que van más avanzados, el de Pfizer y el de Moderna usan esta técnica.

Fuentes
  • Mercedes Jiménez, bioquímica del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC).
  • Lluis Montoliu investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).
  • Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología.
  • Luis Ignacio Martínez Alcorta, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología.

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