Preguntas y Respuestas | Por qué ha renunciado Berlusconi a presentarse como Jefe de Estado en Italia y qué implica para Draghi

Un cartel de Berlusconi en las calles de Roma. (EFE)
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La política italiana tiene fama de impredecible. Pero estos dos últimos años, con un parlamento muy fragmentado, sin mayorías entre los bloques, y con la gestión de los fondos europeos del Plan de Recuperación y la situación pandémica sobre la mesa, el escenario se ha enrevesado aún más. 

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El lunes comienzan las votaciones en el Parlamento para elegir al candidato a la Jefatura del Estado en Italia y, este sábado, Silvio Berlusconi decidió renunciar a presentarse. Un puesto para el que sonaba como principal apuesta el actual primer ministro, Mario Draghi. Sin embargo, la retirada de Berlusconi no es gratis, ha pedido a sus socios (los partidos de derechas) como condición que el ex presidente del Banco Central Europeo siga siendo primer ministro y agote la legislatura. 

Se abre ahora una elección presidencial en la que todo puede pasar, en busca de un candidato de unidad, ya que ninguno de los bloques suma por sí solo. Te explicamos cómo está la situación política en Italia en preguntas y respuestas.

¿Quién elige al Jefe del Estado en Italia?

El próximo lunes el Parlamento italiano, reunido en sesión conjunta -630 diputados, 320 senadores y 58 delegados regionales-, será convocado para empezar a votar al sucesor de Sergio Mattarella en la Jefatura del Estado por la expiración de su mandato. En una votación que se repite cada siete años desde la proclamación de la República en 1946.

Al contrario que en otros sistemas en los que los ciudadanos eligen de forma directa al Jefe de Estado, en Italia son los parlamentarios los encargados de elegirlo. Esta cita suele implicar una pugna para poner a un candidato afín en el Palacio del Quirinal, pero en este caso deberá resolverse con consenso entre izquierda y derecha, pues ninguno de los dos bloques suma solo.

¿Por qué ha renunciado Berlusconi?

Tras varios días de reuniones, este sábado Silvio Berlusconi decidió renunciar a su aspiración a la Jefatura del Estado italiano, considerado por los medios como el último gran sueño de Il Cavaliere tras la condena por fraude fiscal que lo apartó de los cargos públicos por inhabilitación. Su vuelta al tablero político fue en 2020 cuando a pesar de no tener un sillón en el parlamento y con el partido que fundó (Forza Italia) en mínimos en aquel momento, consiguió desencallar una negociación presupuestaria convenciendo a los dos partidos de derechas (Hermanos de Italia y La Liga). 

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Y es que a sus 85 años, el cuatro veces primer ministro italiano, conserva una cantidad nada desdeñable de parlamentarios que valoran su consejo. De hecho, la decisión de Berlusconi de no presentarse a la presidencia italiana fue confirmada no por él mismo, sino por su socio, el ultraderechista Matteo Salvini: «Una elección decisiva y fundamental, Berlusconi ofrece un gran servicio a Italia y al centroderecha, que ahora tendrá el honor y la responsabilidad de poner sobre la mesa sus propuestas sin vetos de la izquierda».

Como explica la Agencia EFE, el controvertido magnate, había confesado su deseo de alcanzar la mayor distinción del país y había pedido -y obtenido- el apoyo de sus aliados: Salvini, Giorgia Meloni, la jefa de los ultras Hermanos de Italia, y otras pequeñas formaciones conservadoras y democristianas.

Esto lo convertía en un escollo en las posibles negociaciones ya que, por un lado, la coalición de derechas se veía comprometida a seguir sus sueños mientras que la izquierda lo consideraba «inaceptable», y el acercamiento de posturas es obligatorio porque ningún bloque suma por sí solo para imponer un nombre.

Berlusconi, atrincherado en su mansión de Arcore (norte), reunió por videoconferencia a sus ministros y colaboradores para que le aconsejaran y después convocó a sus socios de coalición, Salvini y Meloni, entre otros, para informarles de su decisión. Según el medio italiano La Repubblica habría sido la familia de Berlusconi la que le habría convencido de no presentarse.

La tarea de trasladar su decisión a los socios corrió a cargo de  su senadora Licia Ronzulli, ya que él no participó en el encuentro, y aseguró que renunciaba «por responsabilidad nacional», ya que su propuesta era sin duda la más divisoria y polémica que la derecha podía lanzar.

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¿Y qué pasa con Draghi? 

En teoría esta decisión de Berlusconi habría abierto el camino al actual primer ministro, Mario Draghi, cuyo nombre es la principal apuesta para el cargo. Sin embargo, una de las exigencias del magnate para retirar su nombre de la mesa es que Draghi siga al frente del Gobierno y lleve la legislatura a su término natural, 2023.

El economista es el preferido porque cuenta con un gran apoyo y prestigio internacional y de hecho dirige desde febrero del 2021 un Gobierno para gestionar la pandemia sostenido por todos los partidos menos por los ultras Hermanos de Italia de Meloni.

¿Por qué los partidos no quieren que Draghi salga del gobierno?

El expresidente del Banco Central Europeo había dejado caer su disponibilidad a acceder al mayor cargo del país en la tradicional rueda de prensa de fin de año, pero su «ascenso» es temido por algunos partidos porque podría derivar en un adelanto electoral. Como apunta el Washington Post en este análisis, Italia necesita un nuevo presidente y un gobierno estable y Mario Draghi “no puede ser la respuesta para ambos”. 

Su llegada al Quirinal implicaría tener que buscarle un sustituto en el Ejecutivo como primer ministro y no está claro si los partidos lograrían encontrar una figura «imparcial» para continuar con las funciones gubernamentales.

En juego están, apuntan los medios italianos, la gestión de la pandemia, para lo que fue convocado Draghi hace un año, y la inversión de los fondos europeos del Plan de Recuperación, pero en el futuro del economista también se proyecta la sombra de los sondeos electorales.

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La realidad es que la mayoría de partidos no quiere un adelanto electoral, pues el Parlamento de la próxima legislatura verá sus escaños reducidos en un tercio y muchos de los actuales legisladores se quedarán sin plaza.

¿En qué situación están las negociaciones?

El exministro italiano de Exteriores y profesor de Derecho de la Unión Europea, Enzo Moavero Milanesi, comenta a EFE que si no hay acuerdo para elegir a Draghi, las otras vías pasan por que el centroderecha, que tiene una mayoría relativa de electores, proponga un nombre.

Pero si éste no es aceptado por otros parlamentarios, para obtener la mayoría absoluta se tendrá que buscar un candidato dentro de un «mosaico» de personalidades de prestigio.

La baza en «última instancia» es que, ante una falta de cualquier acuerdo, Mattarella sea reelegido como su antecesor Giorgio Napolitano en 2013, pero sería como «situación muy excepcional», sostiene el exministro.