La fiebre del yodo, la pastilla de las farmacias no es la que se usa ante amenaza nuclear

Pastillas de yodo | A. Gawlick, Shutterstock
Pastillas de yodo | A. Gawlick, Shutterstock
Tiempo de lectura: 12 min

Si cae ‘la bomba atómica’, una pastilla de yodo va a poder hacer poco por salvarnos la vida. En una explosión 20 megatones pueden generarse temperaturas superiores a las del núcleo del Sol por un momento. En cierto radio de acción, todo se pulveriza. Bajo esa premisa se fundamenta la desnuclearización de los países, cuyos fantasmas de guerra ha despertado la Rusia de Putin.

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Pero en la farmacia Martí Guimera en la localidad ‘nuclear’ de Confrentes (Valencia), María, desde su mostrador, sabe bien que las pastillas de yoduro de potasio (KI, conocido como el ‘yodo’) pueden salvar vidas en caso de exposición radiactiva por accidente en una central o nube de partículas. Eso sí, siempre que la radiación temida provenga de un isótopo del yodo y no otro químico –habituales en las bombas–. “Tenemos pastillas custodiadas en el centro de salud”.

El ‘antídoto’ de yodo sólo funciona si la amenaza principal es por yodo radiactivo, un producto del uranio.

Es cierto que el consumo de yoduro potásico puede tener un efecto protector de la glándula tiroides en caso de accidente nuclear. “Pero las que tenemos en la farmacia no son las que se tienen guardadas para una emergencia atómica”. El interés en Europa por la pastilla de yodo se disparó el pasado viernes, tras el ataque ruso a la central de Zaporiyia y días después de que los niveles de radiación subieran temporalmente en Chernóbil, al paso de la maquinaria pesada por la zona.

El ministro de Sanidad de Rumanía, Alexandru Rafila, anunció este lunes que aumentará su producción de yoduro de potasio en 2,5 millones de pastillas cada 48 horas. Una fiebre del yodo desatada especialmente en países limítrofes con Ucrania. También en Bélgica, donde la semana pasada 30.000 personas acudieron a por dosis, según Efe. Pero que dista bastante de ser la realidad en un pueblo como Cofrentes.

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“Con una central nuclear al lado, la gente sabe muy bien lo que tiene que hacer. Aquí nadie ha venido preguntando por las pastillas de yodo”, explica desde este despacho, que carece de stock para combatir la guerra atómica –como cualquier farmacia–. Y tampoco tiene los comprimidos de KI que se usarían en caso de accidente nuclear en la central.

Las pastillas que venden las farmacias “no valen para eso, nosotros sólo nos encargaríamos de participar en la distribución, pero no las tenemos”. Aquellas las fabrican un par de laboratorios en España y el Ministerio de Defensa. Y su presentación es distinta.

Yodo en dos dosis distintas: la de la farmacia no es para emergencia nuclear

El yodo no radiactivo, al ingerirse, puede incorporarse a tejidos como la glándula tiroides. Ese es el de las pastilla. Al saturarse el organismo con la sustancia menos nociva, ya no ‘habrá hueco’ para la más perjudicial, el isótopo de yodo-131, el que provendría de un incidente nuclear. Un isótopo radiactivo es un átomo que tiene una masa distinta a la ‘esperada’ para ser estable y emiten radiaciones penetrantes.

Esos comprimidos pueden ser útiles, “preferentemente dentro de las primeras 6 horas después de la inhalación o ingestión de yodo radiactivo”, explican a Newtral.es desde el Foro Nuclear. De ahí que se hayan disparado las búsquedas de pastillas de KI por internet y las consultas en farmacias… menos en localidades ‘nucleares’ como Cofrentes.

Interés por el ‘yodo’ por búsquedas del término en Google
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Hay que distinguir entre dos formulaciones y dos tipos de usos bien distintos para prevenir cánceres y malformaciones asociadas a la radiación nuclear. Las cápsulas o comprimidos de yodo potásico “para tratar problemas de tiroides, como el Yodocefol o el Yoduk”. Y, por otro lado, “las que distribuye Protección Civil, Defensa y las centrales nucleares en caso de emergencia”, explica desde la farmacia María, que recuerda que en el caso de su pueblo, son el centro de salud y la propia central de Iberdrola quienes disponen del stock de comprimidos.

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Las primeras, vendidas con o sin receta médica, suelen venir en dosis de entre 100 microgramos y 300 microgramos (no miligramos) para embarazadas. Están indicadas para la prevención de los trastornos por deficiencia de yodo. Suelen acompañarse de ácido fólico y vitamina B12 para evitar alteraciones del sistema nervioso central del feto o casos de hipotiroidismo, aclara a Newtral.es el doctor Juan Carlos Galofré coordinador Área de Conocimiento de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

“Si se necesitan concentraciones mayores de 200 microgramos hay que preparar la formulación”, añade desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), Iván Espada. A partir de dosis superiores, el yodo tiene que se distribuido por las autoridades.

Las pastillas usadas en caso de accidente nuclear son comprimidos o cápsulas, típicamente en dosis de 65 a 130 miligramos de yodo potásico. No se venden en farmacia de manera normal y se consideran un profiláctico de choque, cuando ha ocurrido una catástrofe nuclear. “Ahí conviene tomarla cuanto antes, desde el momento en que se produce la exposición”, advierte el doctor Galofre. “Es una acción que atenúa el riesgo de nódulos y tumores malignos de tiroides”, un cáncer que, con todo “tiene un buen pronóstico entre quienes se sabe que se han expuesto a contaminación atómica”.

Por oposición, Espadas aclara que las pastillas de yodo de farmacia –no pensadas para accidentes nucleares– presentan “una cantidad mínima. Se necesitarían de 400 a 1.300 comprimidos [de farmacia] para alcanzar la dosis de las pastillas [de emergencia]”. El Foro Nuclear aclara que ”se dispone de la cantidad necesaria para atender al personal de la central y se renueva periódicamente en función de su fecha de caducidad”.

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Y en ningún caso es una buena idea tomarlas por cuenta nuestra, sin control médico. El yodo tiene efectos secundarios y contraindicaciones y requieren de monitorización médica, especialmente en la infancia, si hablamos de las pastillas de emergencia. Juan Carlos Galofre advierte de los riesgos de adquirirlas por internet. “Se pueden encontrar productos magníficos (pero que serán meros complementos o sumplementos nutricionales) y productos pirata”, al calor del alarmismo atómico.

El CGOF reconoce que ha aumentado la preocupación de la ciudadanía, pero recalca que los medicamentos de farmacia (y vendidos por internet) no son eficaces contra la radiactividad. Además, señala, “no se ha producido una emergencia nuclear en Ucrania que pudiera justificar la ingesta de yodo”.

La infancia, la más expuesta al yodo radiactivo

Tal y como indica la Guía Técnica de Protección Civil, en caso de accidente nuclear, el yodo radiactivo es una de las principales materias liberadas al medio ambiente. Entre los isótopos de yodo que pueden encontrarse en una fuga de material radiactivo, el principal es el yodo-131, con vida media de 8 días, además de otros isótopos de vida media más corta: yodo-132 (2,3h), yodo-133 (20,8h) y yodo-135 (6,6h).

Las partículas de yodo-131 pueden inhalarse o ingerirse en comida o leche de vacas que comieron pasto contaminado, acumulándose después en la glándula tiroides.

El yodo radiactivo emite rayos gamma que pueden producir irradiación externa si atravesamos la nube radiactiva. También si después del paso de la misma, con el depósito de partículas sobre la piel, la ropa o el suelo. Sin embargo, lo más preocupante para la tiroides es su combinación con son los rayos beta.

Se trata de irradiación por contaminación interna de la glándula en caso de inhalación de aire contaminado o de ingestión de alimentos o agua contaminados. Este tipo de yodo radiactivo se absorbe rápidamente por el tracto gastrointestinal bajo la forma de yoduro, en aproximadamente tres horas, de ahí pasa a la sangre y al líquido que hay fuera de las células. Ahí empieza su camino hacia la tiroides.

“La vía digestiva es la más preocupante”, precisa el doctor Galofre. La absorción por la piel es posible, aunque se trata de una vía mucho menos importante que las de ingestión o inhalación.

La contaminación por ingestión de alimentos procede a menudo de la leche producida por animales que han pastado en prados contaminados. Tras el accidente de Chernóbil (1986) y en las áreas afectadas por el mismo, se estima que la exposición de niños que posteriormente padecieron cánceres y nódulos tiroideos se debió en el 90% de los casos a ingestión de leche contaminada con yodo-131.

Si no hubiera suficientes pastillas, quienes primero deben tomarlas son los niños y las embarazadas. Como indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición a la radiactividad afecta al embarazo y aumenta el riesgo de que el niño nazca con defectos o que padezca cáncer infantil.

Pastillas de Yodo, de Colmenar Viejo a las centrales nucleares

En caso de incidente nuclear en el que la población se pudiera ver afectada, hay protocolos (llamados PEN exteriores), centrados fundamentalmente en accidentes en centrales atómicas. Las siete que operan en España cuentan con stocks que compran a dos laboratorios y, desde 2021, con los suministros de Farmacia del Ejército.

En su planta de Colmenar Viejo se procesa y empaqueta una parte de las pastillas de yodo que terminarán en las centrales. Los centros de salud de las localidades cercanas también cuentan con reservas. La distribución corresponde a las autoridades coordinadas por Protección Civil.

AñoPresentación del yoduroUnidades (10 por caja)Importe (€)
2021Cápsulas 130 mg34.0004.080
2022 (op.1)Cápsulas 130 mg16.0001.920
2022 (op.2)Comprimidos 65 mg32.0002.560
(Preferentemente Op.1)
Datos del Convenio C. Militar de la Farmacia y Foro Industria Nuclear de 2021

Otros centros sanitarios, como hospitales, cuentan con su arsenal de yodo. Pero siempre pensado para incidentes nucleares de este tipo.

Fuera de la central, “la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior es en España el responsable de la distribución de tabletas a la población circundante –precisa el Foro Nuclear–, conforme al Plan de Emergencia Nuclear”.

Los suplementos de yodo o alimentos específicos, sólo bajo indicación médica

El farmacéutico Espada advierte de que tomar altas dosis de fármacos con yoduro de potasio puede ser muy contraproducente: “El yodo es una sustancia que el cuerpo necesita en una muy pequeña cantidad. Dar una dosis tan alta puede llevar a una intoxicación, que puede traer aparejado un efecto sobre la tiroides y bloquearla. Por tomar un día esta dosis no va a pasar nada, pero el problema son las dosis masivas”.

En general, se recomienda no superar la ingesta tope de 1.100 microgramos de yodo por día. Según algunos estudios, en dosis no tan altas (a partir de 400 microgramos al día), se empieza a desarrollar hipotiroidismo subclínico. Una caída en los niveles de hormona tiroidea del cuerpo, pero sin síntomas obvios de hipotiroidismo, que incluyen problemas como fatiga, depresión, piel seca y aumento de peso.

Otra cosa es que haya un déficit de yodo en una población. Juan Carlos Galofre sí cree que, teóricamente, podemos estar mejor preparados para un incidente nuclear con unos niveles óptimos de yodo en nuestro organismo, aunque eso es distinto a tomar pastillas de yodo preventivamente. La falta de yodo, antes que todo, puede derivar en problemas de salud –al margen de amenazas nucleares–.

En Fukushima, donde además del (cuestionado) reparto de pastillas tras la explosión del reactor nuclear, la población no tenía déficits de yodo, dado su alto consumo de algas y pescado. Algunas personas expertas creen que eso pudo ayudar a paliar parte de los efectos de la radiación.

Los alimentos con más yodo (además de la sal de mesa yodada) son los mariscos, las algas, el ajo y algunos pescados. En principio, salvo que se tenga ese déficit, no es necesario acudir a suplementos y “que la poca sal que tomemos, sea yodada”, aclara el médico. Eso sí, si cae una bomba atómica “seguramente el último de nuestros problemas sea la salud de nuestra tiroides”.

Informes, protocolos y fuentes:

7 Comentarios

  • En caso de accidente nuclear , ¿cuánta que posología y cuanto tiempo tomar yodo? ¿ igual para niños y adultos?

  • Q protocolo hay para protegerse de un ataque nuclear???

  • En caso de un ataque nuclear, particularmente no pienso hacer nada para evitar mi muerte. Al contrario, me gustaría que fuera rápida, y terminar de una vez en este mundo de locos.

  • Realmente una bomba atómica y un accidente nuclear tipo Chernóbil poco tienen que ver en cuanto a liberación de yodo radiactivo al ambiente. Por otra parte... no me veo buscando una farmacia de guardia en caso de ataque nuclear.

  • si todas las aclaraciones a todas las cueationes fueran asi de explicitas no estariamos tan mal informados.

  • Amé su artículo, me pareció bien apoyado en puntos científicos así como excelentemente redactado, gracias por tomarse el tiempo de aclararlo.
    saludos!

  • Este ha sido un articulo muy completo. Excelente información y esperemos que no llegue la situación donde estos farmacos sean de vital importancia. Esperemos.