El volcán de Tajogaite, en el corazón de Cumbre Vieja en La Palma, es en 2025 una presencia que abigarra el paisaje y los sentimientos. Los de Stavros Meletlidis se acumulan en forma de recuerdos, a pie de colada. Este geólogo del IGN estuvo a pie de colada durante la erupción y ahora, de algún modo, es el guardián del volcán de La Palma. “Hemos dado un salto de gigante en vigilancia volcánica”, señala desde Canarias, coincidiendo con el cuarto aniversario de su activación. En este tiempo, “hemos descubierto es que cada isla es un sistema volcánico independiente y tiene sus pautas, su tiempo de de evolución”.
Con la perspectiva de 2025, un ejemplo claro es lo diferente de las erupciones de La Palma y El Hierro. Tajogaite estuvo 85 días emitiendo lava. El volcán submarino de El Hierro, 144 (entre 2011 y 2012) es dos veces mas alto que el de La Palma, aunque está sumergido. Y las entrañas de Cumbre Vieja se abrieron muy rápido, casi sin avisar, arrasando más de 1.200 hectáreas. Meletlidis aún tiene el corazón encogido a ver a sus vecinos. Pero no olvida que, paradójicamente volcanes “son vida, fertilidad” y forman parte indisoluble del paisaje y la identidad canaria. “Quizás la siguiente generación aprenderá a quererlo después de haber dejado un drama a la anterior”.
- PREGUNTA: Cuatro años después, ¿cómo de vivo está el volcán?
- RESPUESTA: Es 2025 y suelo está aún caliente en zonas de La Palma. La roca no es buen conductor del calor y en coladas de varios metros de espesor aún hay temperaturas de más de 150 ºC. En el cono, a 15 o 20 metros de profundidad, estimamos más de 600 ºC. Eso significa que el volcán seguirá caliente durante décadas. Por eso sigue siendo una zona peligrosa: hay desprendimientos frecuentes y superficies que parecen frías, pero a pocos centímetros pueden quemar. Además, está quemando lentamente a los árboles, de abajo a arriba, como en una carbonera. Eso produce monóxido de carbono tóxico. Emite gases pero hoy nada apunta a una erupción. Ni ahí ni en Tenerife.
- P: ¿Cuál es su trabajo ahora, en 2025 con el volcán de La Palma dormido?
- R: Vigilamos todo el archipiélago con la red instrumental, pero ya no necesitamos entrar en el cono. Nuestra prioridad es analizar los datos de la erupción: antes, durante y después. Fue la primera erupción en España con monitorización completa desde el inicio. Eso nos permite estudiar señales indirectas de procesos internos y mejorar modelos para futuras erupciones.
- P: ¿Se ha avanzado en la capacidad de predecir por dónde saldrá el magma?
- R: Predecir es una palabra muy gruesa en vulcanología. En Canarias, el volcanismo es monogenético: puede surgir en cualquier punto. Conforme se escala la actividad, se puede afinar más, pero hay tantos parámetros en profundidad que es imposible saber exactamente el lugar de ruptura. En La Palma, un día antes de la erupción, la sismicidad saltó del mar al centro de la isla, por ejemplo.
- P: Y aún así se pudo desalojar a tiempo y anticipar con bastante tino.
- R: En Canarias cualquier punto puede ser escenario de una erupción, no hay un cráter activo fijo como en el Etna. Lo que sí hemos logrado es acotar mejor las áreas de riesgo a medida que la actividad aumenta. Pero no el día y la hora exactas.
- P: Visto desde la perspectiva de 2025, ¿tuvo algo de sorprendente la erupción en La Palma?
- R: En términos científicos diría que no fue sorprendente. Viendo cómo se iba cambiando la actividad, sabíamos que al final terminaría una erupción. Pero, claro, para nosotros una erupción inminente puede ser de 72 horas a dos semanas y no es una ventana temporal que sirva para la sociedad.
En pleno 2025 aún hay personas que no han podido volver a sus casas o negocios por emanaciones de gases
La erupción que sepultó cientos de casas y fincas en el Valle de Aridane e hizo desaparecer un pueblo entero (Todoque), así como una carretera fundamental, como se ve en este vídeo, en que Newtral.es viajó a la zona en 2022. Hoy se ha reconstruido, pero además de las personas que siguen esperando una vivienda definitiva, en los enclaves turísticos de Puerto Naos y La Bombilla, la senda hacia la normalidad está siendo tan invisible como interminable.A pesar de no verse afectados por las colada de lava, se convirtieron en barrios fantasma por la presencia de gases invisibles como el CO2, en concentraciones tan altas que hacían el aire irrespirable en los interiores de viviendas y locales.
No ha sido hasta este verano de 2025 en que se ha reactivado el 95% de Puerto Naos y la Bombilla. Para hacerlo, recuerda Meletlidis, ha sido clave desplegar una red de monitorización de gases. Unos pequeños aparatos saltan como chivatos cada vez que los niveles de gases tóxicos superan un umbral. Por ahora, se mantiene estable. Pero, reconoce el geólogo, a veces son imprevisibles. El volcán de La Palma sigue haciendo un daño patente e inesperado en pleno 2025, y muy lejos de su cono.
Publicidad “Todavía hay zonas donde donde los sensores dan valores altos. No se puede hacer predicción de eso. Todo proviene de una área de 10 a 12 km., incluso bajo la costa, no está bajo los pueblos. Lo único que puede hacer de la parte de la ciencia para poder ayudar esa recuperación es monitorizar, como hacen en otros en otros lugares: Azores, Nueva Zelanda, etc.”.
- P: ¿Qué descubrimientos clave dejó el Tajogaite?
- R: En La Palma, el magma se acumuló durante casi 10 años antes de la erupción, con episodios significativos desde 2017. También aprendimos que el magma puede ascender sin sismicidad detectable, algo que no sabíamos. En realidad, es un laboratorio al al aire libre de todas disciplinas que que se pueden meter dentro de término volcanología. Es, entre comillas, una suerte tener una erupción en tierra en una época que tú puedes registrarlo con instrumentos. Claro que fue una catástrofe, con todo el problema que ha generado, pero gracias a ello, quizás en la próxima erupción no haya tantos problemas.
- P: Hay aún reclamaciones por pérdicas, personas que viven en casas provisionales, desilusión… pero ¿algo bueno que dejó el volcán de La Palma?
- R: Primero, el paisaje que tenemos, un impulso a la parte de sociedad, su economía. Hay belleza, faura, flora… Y luego, lo veo como un mal compañero que nos enseñó el camino para empezar a hacer las cosas de manera diferente: ordenación del territorio, prevención, saber que en estas islas el riesgo cero no existe, aprender a convivir con él. No nos hemos dado cuenta de que cuando una sociedad avanza, el avance lleva consigo también un aumento de vulnerabilidad: llámalo volcán, riada, etc. En Canarias vivimos dos millones de personas y tenemos casi 20 millones de turistas al año. Son necesarias infraestructuras, transporte, redes, internet, agua… acorde a ese riesgo.
- P: ¿Cómo ha cambiado la gestión de riesgos?
- R: El Plan Especial de Protección Civil ante Riesgo Volcánico (PEVOLCA) se está actualizando con las lecciones de La Palma. Ahora se incluirá un capítulo sobre recuperación, porque un volcán no es como una riada: puede dejar un área afectada durante décadas.
- P: Usted habla con mucha gente ¿Cómo ve el estado emocional de la población palmera?
- R: Hay una línea de recuperación, pero es un proceso lento. La gente perdió mucho, y aunque las administraciones actúen, para quienes lo vivieron siempre parecerá insuficiente. La erupción marcó a todos los canarios.
- P: En las últimas semanas se han observado enjambres sísmicos en Tenerife. ¿Son un indicio de futura erupción del Teide?
- R: Indican que la isla está viva, que hay procesos en profundidad, pero no apuntan necesariamente a una erupción a corto plazo. No tenemos suficientes datos para establecer patrones. El “corto plazo” en vulcanología puede ser de meses a años.
- P: ¿Y en La Palma? ¿Existe algo así como poner el contador a cero tras la última erupción, que nos haga pensar que tardaremos en tener una nueva erupción?
- R: No, Pero con los datos de hoy, no hay indicios. Pero las islas son activas y todo puede cambiar rápido. Lo importante es que seguimos vigilando.
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