El suroeste de Islandia entra en erupción cerca de Grindavík, tras más de un mes de avisos

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Las entrañas de la península de Reykjanes se han abierto. Tras más de un mes con signos de la inminente erupción en el suroeste de Islandia, la lava ha empezado a emerger por una fisura de 3,5 kilómetros abierta al norte de Grindavík. La población de esta localidad –de cerca de 4.000 habitantes, desalojados desde noviembre– es la más afectada. Sus calles ya presentaban ya una imponente grieta de la que emanaba un humo blanco. Ahora, ”La actividad sísmica y las mediciones GPS indican que el magma se está moviendo hacia el suroeste y la erupción puede continuar en dirección a Grindavík”, ha indicado la Oficina Meteorológica de Islandia.

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La oficina informó de un repentino enjambre sísmico iniciado a las 21:00, hora local. Una hora y 17 minutos más tarde, el volcán empezó a emerger. Pero sus primeros signos empezaron mucho antes, La rápida deformación del terreno, detectada entre el 9 y 11 de octubre, parecía indicar que había gran cantidad de material obstruido, a lo largo de un dique de 15 km de, de ahí las preocupaciones ante una erupción masiva. La nueva fisura es paralela a la del volcán Fagradalsfjall, producida en verano de este año y en 2021 según explica a Newtral.es el geólogo y divulgador Nahum Médez Chazarra.

Islandia se encuentra en una zona de magma particularmente caliente. Está atravesada por la línea donde se están separando las placas tectónicas norteamericana y euroasiática. En contraste, el siciliano volcán Etna es producto del choque de las euroasiática y africana.

Desde los inicios de noviembre, se habían producido enjambres sísmicos ligados al ascenso de magma, que empezó a cesar una semana después “seguramente porque ya estaba a un nivel bastante superficial y ya no tenía obstáculos que romper”. También se había deformado notablemente el terreno, “indicando también que estaba cerca de la superficie“, según Méndez-Chazarra. Esto permitió evacuar a alrededor de 4.000 personas que viven en la zona de Grindavík, conocida por acoger la atracción Blue Lagoon.

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Aunque a los residentes se les había permitido regresar a sus hogares durante el día y algunos negocios habían reabierto, había una especie de toque de queda. Grindavík tenía la esperanza de poder celebrar la Navidad con cierta calma, ya que los terremotos venían descendiendo en la última semana y no habían indicios de nuevos ascensos de magma.

Una erupción fisural distinta a la del volcán de La Palma

Tras varios millares de terremotos anticipatorios y una elevación del terreno sostenida desde finales de octubre, los signos eran similares a los observados antes de la anterior erupción del volcán Fagradalsfjall en 2021, a escasos kilómetros del lugar por el que se ha abierto la fisura más reciente. “Este tipo de erupción fisural es distinta a la de La Palma”, ejemplifica el geólogo. “Presenta una lava muy fluida y tiene un comportamiento poco explosivo”, explica Méndez.

Por su parte, el volcanólogo Pablo González (IPNA-CSIC) indica que ese sistema puede producir erupciones basálticas fisurales alimentadas por diques de magma, y en eso sí que se parecido a lo que ocurrió en el área de Cumbre Vieja. Sin embargo, en Islandia son de mayor tamaño que las dorsales volcánicas en Canarias. Tampoco se espera un cono o edificio volcánico central, como el del bautizado como Tajogaite en La Palma. Por el momento, el volcán de Islandia arroja lava con un flujo desde 100 y 200 metros cúbicos por segundo, según las autoridades.

En cuanto a su poder destructivo, el suroeste de Islandia se encuentra en estado de emergencia ante la posibilidad de convertirse en la erupción volcánica más destructiva en medio siglo, que amenaza a la localidad de Grindavík.

No es raro que entre en erupción un volcán en Islandia “aunque no sean como los imaginamos normalmente, con un imponente edificio volcánico como la montaña Fuji o el Etna”, recuerda Méndez. La isla es una de las regiones geológicamente más activas del mundo, con 34 sitios activos en lo que llevamos del Holoceno, en los últimos 11.500 años, según el catálogo oficial de la Oficina Meteorológica de Islandia y otros centros de investigación.

La península Reykjanes despertó, tras unos 800 años de inactividad, en 2021, muy cerca de Fagradalsfjall. Esos ocho siglos es aproximadamente el tiempo entre reactivación y reactivación en ese lugar, según las personas expertas en volcanes en Islandia.

El magma ya ha salido a la superficie en varias ocasiones en los últimos dos años, a través de grietas que no afectaron a la población. Hay que remontarse a 1973 para encontrar una catástrofe como la que sepultó a buena parte de una población en Islandia, por un volcán en las islas Vestman.

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¿Podría el volcán de Islandia provocar un caos aéreo como el de 2010?

Entre las erupciones de un volcán en Islandia está la del impronunciable Eyjafjallajökull, en marzo de 2010. Una docena de fuentes de lava pasaron entonces entre capas de hielo. “Eso lo hizo explosivo”, según Méndez, por contraste con la erupción de este 2023 o la de 2021.

El contacto de la lava con el hielo provocó una nube de ceniza que se elevó en la atmósfera, obstaculizando la visibilidad en altura y comprometiendo el paso de aeronaves. Provocó la cancelación de más de 100.000 vuelos entre Europa y Norteamérica a lo largo de ocho días. “Es improbable que ahora ocurre algo así” ante la nueva erupción, dice Méndez Chazarra. Todo dependerá de cuánta lava entre en contacto con agua o gran cantidad de hielo, pero también de las dinámicas atmosféricas, endiabladas en el caso de 2010.

“Si bien una posible erupción en Fagradalsfjall emitiría algunas partículas finas, podría no ser tan notable como durante la erupción de Eyjafjallajökull”, corrobora desde Londres Phil Colins, decano y lector de Geología e Ingeniería Geotécnica de la Universidad Brunel. “Sin embargo, puede haber una liberación sustancial de gases volcánicos como el dióxido de azufre (SO2), que reacciona con el agua del suelo y la atmósfera para crear pequeñas gotas de ácido sulfúrico y flúor. Esto puede causar un peligro importante para la salud de las personas en la región”, advierte.

La gran erupción islandesa de Laki, en 1783, liberó suficiente gas tóxico para matar una gran cantidad de ganado en Islandia, lo que provocó una hambruna, recuerda el investigador en el SMC de Reino Unido.

Los científicos islandeses han identificado que se está reactivando este segmento de placas entre América y Europa y, “dentro de lo complicado que es hablar del futuro” -concluye González- se pueden esperar más erupciones durante la próxima década.

Fuentes