Violencia de género y violencia doméstica: la postura de la derecha y la extrema derecha en Europa

Violencia de género extrema derecha
Manifestación contra la violencia de género | Shutterstock
Tiempo de lectura: 13 min

El presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, declaraba que la violencia machista y la intrafamiliar son “dos tipos de violencia que existen” y son “perfectamente compatibles”, tras lo que ha afirmado que si un padre mata a sus hijos “no es violencia machista, es intrafamiliar”. De esta forma, Feijóo no negaba la existencia de la violencia de género como tal, pero sí que la violencia vicaria fuese una expresión de esta violencia contra las mujeres, calificándola de violencia doméstica o intrafamiliar, como defiende Vox. ¿Qué postura tiene sobre la violencia de género la extrema derecha en Europa? ¿Y la derecha?

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Violencia de género, violencia doméstica y extrema derecha en Europa

Además de las declaraciones de Feijóo sobre la violencia de género vicaria, este mes de marzo Castilla y León se convertía en la primera comunidad autónoma en incluir al partido de ultraderecha Vox en el Gobierno, ocupando la vicepresidencia y tres consejerías. Una de las cuestiones que incluía el acuerdo entre PP y Vox en esta región era la de aprobar una ley de lucha contra la “violencia intrafamiliar, así como actualizar la normativa de violencia de género para “mejorar la atención de las víctimas”.

Como explica a Newtral.es Belén Fernández-García, politóloga e investigadora en la Universidad de Málaga especializada en género, populismo y derecha radical, “el género ocupa un lugar muy secundario en la mayoría de programas políticos de la derecha radical europea, en la occidental”: “La visibilidad que tiene este tema dentro de la agenda de Vox es un rasgo particular de esta formación, no es generalizable al resto de formaciones de derecha radical”, añade.

Así Fernández-García diferencia entre la extrema derecha de, por ejemplo, Francia y Holanda de la de Polonia y Hungría. En países como Francia y Holanda, puntualiza esta investigadora, “es frecuente que los partidos de derecha radical alaben los valores occidentales, como la libertad sexual o la igualdad de género, en contraposición con la cultura musulmana”. 

“También atacan en ocasiones a las organizaciones feministas o al feminismo por no ser lo suficientemente críticos con la inmigración de origen musulmán y los riesgos que conlleva el Islam para las mujeres. Esto nos dice de nuevo que no le dan mucha importancia al tema de género: si lo utilizan, suele ser para enfatizar su agenda nativista/islamófoba”, añade Belén Fernández-García. 

Así, para esta investigadora “Vox es, de lejos, el que más visibilidad le da a esta cuestión, así como el que más antagonista se muestra”: “Niega que haya una violencia diferenciada o específica hacia las mujeres. Solo hace referencia a la violencia hacia las mujeres para justificar su agenda autoritaria, como la cadena perpetua para violadores, o para arremeter contra la inmigración”, añade. 

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El partido de extrema derecha en Portugal, Chega!, también emplea en alguna ocasión el término “violencia doméstica” y, según Belén Fernández-García, “su propuesta va en la línea de los partidos autoritarios, es decir, aumentar las penas de cárcel para estos crímenes”.

https://twitter.com/PartidoCHEGA/status/1368903727554457600

Por otra parte, Alternativa para Alemania (AfD) “utiliza el género para atacar el Islam”, señala Fernández-García. “Por ejemplo, dice que es una religión que ‘oprime a las mujeres’, aunque no habla propiamente de la violencia de género, tampoco para negarla”.

https://twitter.com/AfD/status/1368955315761381384

Como detalle, esta investigadora señala que el 8 de marzo, ni el Partido por la Libertad holandés ni el francés Reagrupamiento Nacional, ambos de ultraderecha, hablaron de este tema, “lo que muestra la poca importancia que le dan al tema del género”. 

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Sin embargo, Lega, en Italia, “es el que más reconoce la existencia de diferentes tipos de discriminaciones y violencias hacia las mujeres, como el porno de venganza [como se puede ver en este tuit del partido]”, expone Belén Fernández-García. El líder del partido, Matteo Salvini, también se ha pronunciado en sus redes: por ejemplo, anima a denunciar a las mujeres e incluso visitó las oficinas del teléfono para mujeres, que sería el equivalente al 016 en España. “Eso sí, no hace referencia explícita a la violencia de género o a la violencia machista”, añade la investigadora de la Universidad de Málaga.

https://twitter.com/LegaSalvini/status/1368910899478683649

El Convenio de Estambul y la violencia de género: los casos de Turquía, Polonia o Hungría

El Convenio de Estambul es una herramienta jurídica internacional para luchar contra la violencia específica que sufren las mujeres. La ciudad turca de Estambul dio nombre a este convenio aprobado en 2011, que fue ratificado por Turquía en 2012. Al margen de Turquía, que anunció su retirada el año pasado, hasta el momento lo han firmado y ratificado más de 30 países, tal y como consta en la monitorización que realiza el Consejo de Europa. Entre ellos, España (2014), pero también Italia, Grecia, Francia, Alemania, Noruega, Portugal o Polonia. 

Así, el Convenio de Estambul diferencia entre ambas violencias al denominarse Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica. Señala este instrumento que la violencia de género puede ser una forma de violencia doméstica (al darse en los hogares), pero considera que va más allá, ampliando el concepto de violencia de género al matrimonio forzado, la violencia sexual, el acoso o la mutilación genital femenina. 

Como explica a Newtral.es Inés Arco, investigadora en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), “el Convenio es muy importante, primero, porque introduce una homogeneización legislativa al especificar qué violencias las sufren mayoritariamente las mujeres y, segundo, obliga a que sean penalizadas en todos los Estados”. Arco añade que “es vinculante” y, por tanto, los Estados “tienen la obligación implementar en sus ordenamientos jurídicos delitos específicos para la violencia contra las mujeres”. 

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El Convenio de Estambul no hace referencia a la violencia vicaria de género como tal, aunque sí señala que los Gobiernos deberán “suministrar o adecuar servicios de apoyo especializados para todas las mujeres víctimas de violencia y sus hijos”. También apunta que los Estados “tomarán las medidas legislativas u otras necesarias para que, en el momento de estipular los derechos de custodia y visita relativos a los hijos, se tengan en cuenta los incidentes de violencia”.

Además, la violencia vicaria está contemplada en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género en España, definiéndola como aquella violencia “por interpósita persona”: Es “el daño más extremo que puede ejercer el maltratador hacia una mujer: dañar y/o asesinar a los hijos/as”, establece dicho pacto. 

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Manifestación feminista en España | Shutterstock

Para Inés Arco, “negar la violencia de género para pasar a usar un único término, el de violencia doméstica, es contravenir el Convenio de Estambul, que España ya ha ratificado”. Esto, además, discursivamente “situaría a Vox, y al PP si se alinea, con Erdogan en Turquía y con los partidos de ultraderecha en Polonia y Hungría”.

Arco lo dice en referencia al abandono por parte de Turquía del Convenio de Estambul. En un comunicado sobre su decisión, el Gobierno turco recordaba que “seis miembros de la Unión Europea (Bulgaria, Hungría, República Checa, Letonia, Lituania y Eslovaquia) no han ratificado el Convenio de Estambul” y que uno de los Estados miembro que sí lo ha ratificado, en 2015, ya ha tomado medidas para retirarse de la Convención. Se trata de Polonia, que, según el comunicado del Gobierno turco, estaría rechazando “un intento de la comunidad LGTBI de imponer sus ideas sobre el género en toda la sociedad”. 

Como explicaba a Newtral.es Leila Choukroune, investigadora y profesora de Derecho Internacional en la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), “la decisión de Erdogan de que Turquía abandone el Convenio de Estambul envía una señal terrible a otros países que aún no lo han ratificado o que están pensando en hacer lo mismo”. “Es sintomático de cómo se están socavando los derechos de las mujeres y requiere una reacción urgente por parte de Europa”, añadía Choukroune, que consideraba que “si aceptamos que simplemente puede salirse de una convención internacional, se lanza el mensaje de que cualquier ley para proteger a las mujeres se puede derogar”.

Violencia de género en Europa: considerarla eurodelito

Por otro lado, la línea política de la Unión Europea es diferenciar entre violencia de género y violencia doméstica, como recordaba la Comisión Europea en este comunicado. Además, recientemente el Europarlamento pedía que la violencia de género fuese considerada un al tratarse de “un delito particularmente grave y con dimensión transfronteriza”, tal y como señalaba el Parlamento Europeo en esta nota de prensa

Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ya anunció a finales de 2021 su intención de proponer “una ley para combatir la violencia contra las mujeres” que incluiría “medidas de prevención, protección y para la efectiva persecución de estos delitos”. 

En la resolución aprobada por el Parlamento Europeo sobre la violencia de género como eurodelito se menciona el Convenio de Estambul para recordar que la tipificación común en el ámbito de la UE seguiría su camino legislativo. Además, apunta el Europarlamento, los Estados miembro deben tomar “medidas para combatir todas las formas de violencia de género, incluida la violencia contra las personas LGBTIQ+”. Como recordaban investigadoras de la OMS en un reciente paper publicado en The Lancet, la violencia de género tiene una prevalencia global a pesar de que todavía hoy las encuestas que “no captan la violencia contra ciertos grupos de mujeres como, por ejemplo, mujeres con discapacidad, mujeres trans o mujeres migrantes”.

La inclusión de la violencia de género como eurodelito está ahora en manos del Consejo Europeo, donde debe recibir la aprobación de gobiernos como el de Hungría, Polonia y República Checa. Esto podría suponer suponer un escollo al ser una decisión que debe tomarse por unanimidad ya que, como recuerda Inés Arco, “ni Hungría ni República Checa han ratificado el Convenio de Estambul, y Polonia quiere retirarse”. 

En el debate que se llevó a cabo en el seno del Parlamento Europeo, la derecha y la extrema derecha en Europa muestran “confusiones”, como señala Arco: “La derecha europea está confundida con la posición que debe seguir respecto a la desigualdad de género en clave electoral”.

Así, la eurodiputada belga Cindy Franssen, ponente por parte del Partido Popular Europeo (PPE, en el que está incluido el PP español) en el debate sobre la propuesta de incluir la violencia de género como eurodelito, se mostró favorable a la propuesta legislativa de Von der Leyen. Sin embargo, aun reconociendo la existencia de la violencia de género, señalaba su negativa a incluir la denegación del aborto legal como una forma de violencia de género, algo que recoge la resolución favorable del Parlamento Europeo. Franssen, junto a la mayoría de eurodiputados del PPE, se abstuvo, como lo hicieron todos los eurodiputados populares españoles excepto una, Isabel Benjumea, que votó en contra junto con los cuatro eurodiputados de Vox. 

Por otra parte, los grupos europarlamentarios de ultraderecha, como ERC (que engloba a Vox y al polaco Ley y Justicia) e ID (que engloba a Alternativa por Alemania y al francés Agrupación Nacional), también se pronunciaron al respecto. La ponente por parte de ID, la francesa Virginie Joron, de Agrupación Nacional (antes, Frente Nacional),  no negó la violencia de género sino que cuestionó que la definición no pusiese énfasis en que esta debe tener en cuenta “el origen de los delincuentes”.

“¿Por qué dos de cada tres agresiones sexuales en el transporte francés son obra de extranjeros? ¿Por qué en Alemania la mitad de los sospechosos de violaciones en grupo son extranjeros, en particular afganos?”, afirmaba Joron, que votó en contra de la propuesta. “La extrema derecha occidental, como la francesa o la holandesa, ha adoptado ciertos valores de la igualdad de género para arremeter contra la inmigración [feminacionalismo] y no ponen tanto el foco en negar la violencia de género o en hablar de violencia doméstica”, explica la investigadora Inés Arco. 

“La lucha contra la violencia contra las mujeres no puede convertirse en una herramienta de lucha ideológica, y esto es, lamentablemente, un proyecto ideológico. Tenga en cuenta que el concepto de género no es un concepto de tratado, ni lo son términos como patriarcado o LGBT”, exponía la ponente de ERC, la polaca Jadwiga Wiśniewska, de Ley y Justicia

“Esto va más en la línea de lo que defiende Vox”, explicita Inés Arco, quien considera que se trata de un discurso no tan feminacionalista, “aunque a veces lo es”, sino “más dirigido a votante masculino que piensa que está siendo discriminado por las mujeres”, añade. 

Fuentes consultadas

  • Belén Fernández-García, politóloga e investigadora en la Universidad de Málaga especializada en género, populismo y derecha radical
  • Inés Arco, investigadora en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB)
  • Tuits de diferentes partidos de ultraderecha (Chega!, Vox, Alternativa por Alemania, Lega)
  • Declaraciones de Alberto Núñez Feijóo en EFE
  • Convenio de Estambul y monitorización del Consejo de Europa
  • Pacto de Estado contra la Violencia de Género en España
  • Parlamento Europeo

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