Así ha sido el impacto del coronavirus en la violencia de género durante las diferentes olas de la pandemia

CGPJ violencia de género pandemia
Manifestación feminista contra la violencia de género | Shutterstock
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“Sabemos que los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el COVID-19. Pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas”, declaraba el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, en abril de 2020. Guterres puntualizaba esto tras haber pedido un alto el fuego mundial de todos los conflictos, recordando que la violencia de género en pandemia también era “una amenaza”. 

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Dos años después de que se declarase el primer estado de alarma en España, acompañado de un confinamiento estricto de casi dos meses, investigadores de la Universidad de Granada, junto con el Ministerio de Igualdad, publican un informe sobre el impacto que ha tenido el coronavirus en la violencia de género durante las diferentes olas de la pandemia. 

Violencia de género en pandemia: más llamadas al 016

Para el análisis, los investigadores de la Universidad de Granada han analizado datos de 2019, el año previo a la pandemia, y de 2020 y 2021, los dos años de pandemia, en relación a llamadas al 016, denuncias y feminicidios íntimos. El análisis arroja algunas claves: por ejemplo, durante el primer estado de alarma, con confinamiento estricto incluido, disminuyeron los asesinatos machistas en comparación con el mismo periodo del año anterior, así como las denuncias. Sin embargo, aumentaron las llamadas al 016.

Para esta variable, los investigadores observan que en el segundo trimestre de 2020 (abril, mayo y junio), las llamadas al 016 aumentaron un 51,4% respecto al mismo periodo de 2019: 25.352 llamadas frente a 17.285. “El aumento se debió tanto a las llamadas realizadas por las propias víctimas como a las llamadas de familiares y personas allegadas”, apunta el informe. 

Sin embargo, en el tercer trimestre de 2020, las llamadas al 016 descienden, aumentando, sin embargo, los feminicidios y las denuncias. 

En conversación con Newtral.es, Marta Badenes, doctoranda en Psicología en la Universidad de Granada y una de las autoras del informe, explica que “las diferentes olas han dificultado el acceso a recursos presenciales para víctimas”: “Si bien hubo una disminución de las llamadas la 016 tras el confinamiento estricto, en 2021 el aumento ha sido progresivo porque era más difícil, por ejemplo, tomarse un café con una amiga y comentar la situación, o tener asistencia sanitaria, una de las vías por las que se detectan las situaciones de violencia de género”, añade Badenes.

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Respecto a esto último, esta psicóloga investigadora señala que “cuando la violencia se sufre a largo plazo, empeora la salud física y psíquica de las mujeres”: “Esto hace que se tengan que medicar más, con ansiolíticos por ejemplo, los cual invisibiliza el problema real, que es la violencia de género”, apunta. 

Disminución de las denuncias en 2020

También ha habido un efecto pandemia en las denuncias interpuestas por violencia de género. Así, según los datos mensuales y anuales del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), las denuncias disminuyeron durante 2020 respecto a 2019, pero volvieron a aumentar en 2021 hasta alcanzar los niveles prepandemia. 

Las cifras de 2020 “no equivalen a un descenso real en el número de casos de violencia machista”, explica el Poder Judicial, sino que “pone de manifiesto las dificultades añadidas que las víctimas han tenido para denunciar a sus agresores”.

Como apunta el informe del Ministerio de Igualdad y la Universidad de Granada respecto a la disminución de denuncias en las primeras etapas de la pandemia, antes de la nueva normalidad: “El confinamiento, la limitación de la movilidad y la crisis social y económica crean unas condiciones idóneas para que los elementos de la violencia de género se potencien: aísla aún más a las mujeres, aumenta el control por medio de la clausura formal en el hogar y las restricciones de la movilidad facilitan la impunidad al aumentar las barreras para que las mujeres puedan salir de la relación”.

Además, señala el documento, “se complica el acceso de las mujeres víctimas y de sus hijos e hijas a los recursos, y limita las oportunidades laborales para que, en caso de salir de la violencia, puedan acceder a un trabajo”. En este sentido se pronuncia también Marta Badenes al apuntar que, de cara al nuevo escenario, “la precariedad femenina puede ser un factor de riesgo, ya que la dependencia económica puede ser determinante a la hora de tener más o menos facilidades para romper esa relación”. 

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El aumento de llamadas al 016 acompañado de una disminución de las denuncias también ha sido documentado por investigadoras españolas en el paper Violencia de género durante el confinamiento por COVID-19 en España (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2021). En él, las autoras analizaron diferentes indicadores durante el segundo trimestre de 2020 (abril, mayo y junio), en el que se combinó confinamiento estricto con medidas restrictivas durante el primer estado de alarma.

Las investigadoras concluyeron que durante este periodo se registró la tasa más alta de llamadas al 016, mientras que las denuncias policiales, las órdenes de protección y los asesinatos disminuyeron. Una vez finalizó el primer estado de alarma, es decir, a partir del tercer trimestre, se revirtió la tendencia: disminuyeron las llamadas al 016 y aumentaron los otros tres indicadores. “El confinamiento y limitación de actividades para controlar la pandemia del SARS-CoV-2 parece haber generado un cambio en el comportamiento formal de búsqueda de ayuda de las mujeres afectadas por violencia de género”, concluían las investigadoras.

Confinamiento, violencia de género y pandemia: mayor control de las mujeres, menos feminicidios

Desde la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, a tenor del informe, explican que “cuando aumenta el control sobre las mujeres, como ha ocurrido en esta situación de pandemia especialmente a través de la limitación de la movilidad, las agresiones son menos extremas”. Esto explicaría “la disminución de asesinatos por violencia de género en el segundo trimestre del año 2020, en el que se produjeron cuatro asesinatos, la cifra más baja de toda la serie histórica [desde 2003, cuando se comenzaron a contabilizar los feminicidios íntimos]”, apuntan. 

Como expone la investigación, en julio de 2020, tras finalizar el primer estado de alarma en junio, “se registró el aumento de asesinatos más elevado de la serie histórica”. “Este repunte se debió a la ruptura del control estricto ejercido durante el confinamiento tras el levantamiento de las restricciones de movilidad y la idea de recuperación de normalidad”, señalan los autores del informe. 

Carmen Vives-Cases, socióloga, catedrática de Salud Pública de la Universidad de Alicante, miembro del CIBERESP del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) e investigadora principal del mencionado paper sobre la pandemia y violencia de género, explica en conversación con Newtral.es que el divorcio, la separación o la ruptura de una relación por parte de la mujer es uno de los factores de riesgo más comunes por los que un agresor puede acabar cometiendo un feminicidio: “Durante el confinamiento, las mujeres podrían haber estado desarrollando estrategias de mitigación, como intentar evitar una discusión a toda costa o aceptar ciertas conductas. En el momento en que dejan de estar confinadas con su agresor y deciden rebelarse, hay un factor de riesgo importante. Es ahí donde no se está trabajando lo suficiente en el sentido de que no se están dando las medidas de protección que se requieren”.

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En esta investigación, Vives-Cases y su grupo identificaron que los incrementos de llamadas al 016 y de peticiones de protección se daban en las provincias con mayor tasa de desempleo masculino: “La mayor tasa de paro masculino aparece en las agrupaciones provinciales con un mayor incremento tanto de las llamadas como de las órdenes de protección. Además, estos fueron también los únicos clúster donde hubo víctimas mortales durante la pandemia”, apunta el ISCIII en un comunicado en el que se hace eco del paper.

Sobre esto también incide el informe del Ministerio de Igualdad y de la Universidad de Granada al señalar que no solo la variable de paro femenino es relevante por su repercusión en la mayor o menor dificultad de que las mujeres puedan “desarrollar su vida al margen de la violencia”, sino que “el paro masculino tiene una influencia como estresante social”. 

Fuentes consultadas

  • Impacto de la pandemia por COVID-19 en la violencia de género en España (Ministerio de Igualdad y Universidad de Granada)
  • Boletines estadísticos mensuales de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género
  • Estadísticas anuales de mujeres asesinadas de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género
  • Datos mensuales y anuales del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial
  • Violencia de género durante el confinamiento por COVID-19 en España (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2021)
  • Marta Badenes, doctoranda en Psicología en la Universidad de Granada y una de las autoras del informe sobre violencia de género y pandemia
  • Carmen Vives-Cases, socióloga, catedrática de Salud Pública de la Universidad de Alicante y miembro del CIBERESP del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)

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