Una de cada cuatro mujeres en todo el mundo (27%) ha sido víctima de la violencia en pareja, por parte de un hombre, en algún momento de su vida. Y una de cada diez (13%) lo ha sido en el último año. Son datos arrojados por un estudio publicado en la revista científica The Lancet y liderado por un grupo de investigadoras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con los datos, las autoras concluyen que, como problema de salud pública, la violencia de género es global.
En conversación con Newtral.es, una de las principales investigadoras del estudio, Claudia García Moreno, del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS, subraya el hecho de que la violencia de género “comienza temprano”: “Casi una de cada cuatro adolescentes de entre 15 y 19 años [un 24%] que ha tenido pareja reportan haberla sufrido”.
De hecho, en esta franja de edad, así como en la siguiente (de 20 a 24 años), es donde se detecta una mayor prevalencia de la violencia de género global en el último año analizado (2018), con un 16% (una de cada seis adolescentes o mujeres jóvenes).
“Sabemos que la adolescencia es una etapa importante donde se establecen patrones de comportamiento y que esta violencia puede tener consecuencias en la salud y en el desarrollo”, apunta la investigadora García Moreno. Como ejemplo, la científica de la OMS menciona “un embarazo no deseado a consecuencia de violencia sexual, algo que puede afectar a la trayectoria educacional”. “Por ello pensamos que es muy importante trabajar la igualdad con menores de ambos géneros, dentro y fuera de las escuelas, así como las relaciones equitativas y de mutuo respeto, las relaciones sexuales basadas en el consentimiento y la resolución no violenta de conflictos”, añade García-Moreno.
Guadalupe Pastor, investigadora especializada en violencia de género y salud en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), explica a Newtral.es que los datos de la violencia de género en la juventud, al ser globales, pueden tener varias interpretaciones: “Por un lado, la prevalencia global puede ser mayor porque en determinados contextos hay matrimonios forzados tempranos, por lo que la violencia física y sexual comienza antes. Pero, también, esta mayor prevalencia también puede deberse a que en otros contextos las chicas jóvenes estén más concienciadas y reconozcan y denuncien más la violencia”.
Violencia de género global: la sufren mujeres de todo el mundo pero hay diferencias por zonas geográficas
El estudio publicado en The Lancet es el de mayor envergadura que se ha realizado hasta el momento sobre violencia de género en el mundo al tratarse de una revisión sistemática con datos globales y al ser longitudinal, abarcando el periodo de 2000 a 2018. Es decir, para su elaboración, las autoras, empleando la base de datos global de violencia sobre la mujer de la OMS, han llevado a cabo una revisión de 332 estudios con representación de mujeres de entre 15 y 49 años de hasta 161 países en todo el mundo.
En él, han analizado únicamente la violencia física y sexual (y no la psicológica, la económica o la de control) porque eran las que estaban definidas de forma estándar en todas las encuestas a nivel global. “Esto significa que la prevalencia de la violencia de género es mayor”, apunta Guadalupe Pastor, algo que también comparte Belén Sanz Barbero, investigadora y epidemióloga del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) especializada en violencia de género: “El metaanálisis no recoge la prevalencia de la violencia psicológica, que es muy alta. Si esta se incluye, algo que metodológicamente no era posible en este caso, las cifras serían mucho mayores”, explica a Newtral.es.
La investigación, además, incide en que hay importantes diferencias por regiones. Así, aunque la prevalencia de la violencia de género global sea del 26%, en determinadas zonas geográficas se supera esta media. Es el caso de Oceanía, con un 49%, y de África subsahariana central, con un 44%. En contraposición, Asia Central y Europa Central, con un 18% y un 16% respectivamente, son las zonas donde menor es la prevalencia. En el caso concreto de España, un 15% de las mujeres han sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida y un 3% en el último año de los datos analizados (2018).
Para la epidemióloga Belén Sanz Barbero esto arroja dos claves: “Por un lado, estos datos nos indican que la violencia de género se da en todos los países, por lo que se trata de un problema estructural. Por otro lado, que haya variabilidad, con cifras menores en determinadas regiones, significa que se puede prevenir, que se puede trabajar en disminuir la violencia”.

La violencia de género, un problema de salud pública
“Uno de los principales hallazgos muestra que, hasta 2018, 492 millones de mujeres que han tenido pareja [masculina] han sido sometidas a violencia al menos una vez desde que tenían 15 años”, señala el estudio.
Es por eso que para Belén Sanz Barbero se trata de un problema de salud pública: “Esto implica que cabe analizar los determinantes desde una perspectiva estructural y no individual. Aunque haya que dar respuesta individual a las víctimas, la lucha contra la violencia de género tiene que ser poblacional, ya que tiene que ver con una desigualdad de base”.
Guadalupe Pastor pone en el énfasis en esta visión salubrista en tanto que se trata de un problema que afecta a la salud física y psicológica de las víctimas: “Ya hay líneas de investigación muy interesantes sobre los daños cerebrales que produce la violencia o el mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, el maltrato hace enfermar, por lo que las víctimas tendrán que acudir a los servicios de salud por afecciones que son consecuencia de la violencia”.

En una reciente investigación sobre las medidas puestas en marcha en España contra la violencia de género durante la pandemia, Pastor, junto a la investigadora Isabel Ruiz, señala que “no es posible prevenir la violencia de género de manera integral sin considerar el aumento del desempleo, la temporalidad y la inestabilidad laboral, la dependencia económica o la sobrecarga de tareas reproductivas”.
La investigadora Claudia García Moreno, de la OMS, explica que hay estrategias efectivas de cara a la prevención tales como “la reducción de la pobreza, mayor autonomía económica y social para las mujeres, el acceso garantizado a los servicios, como los sanitarios, que pueden hacer una identificación temprana del problema o reducir el abuso infantil, ya que sabemos que puede ser un factor de riesgo en el futuro”.
Por último, García Moreno admite que la investigación publicada tiene limitaciones al haberse hecho con encuestas que “no captan la violencia contra ciertos grupos de mujeres como, por ejemplo, mujeres con discapacidad, mujeres trans o mujeres migrantes”.
En este sentido, la investigadora Guadalupe Pastor resalta la importancia de entender la violencia de género en toda su complejidad: “Hay discriminaciones múltiples que operan de manera unida, como en los casos de mujeres con discapacidad, mujeres trans o mujeres migrantes, por lo que para ellas puede ser más difícil salir del ciclo de violencia”.
Fuentes consultadas
- Global, regional, and national prevalence estimates of physical or sexual, or both, intimate partner violence against women in 2018 (The Lancet, 2022)
- Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Claudia García Moreno, coautora del estudio publicado en The Lancet sobre la prevalencia global de la violencia de género e investigadora en el Departamento de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS
- Guadalupe Pastor, investigadora especializada en violencia de género y salud en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP)
- Belén Sanz Barbero, investigadora y epidemióloga del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) especializada en violencia de género
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