Padres convertidos en hooligans: la violencia contra los árbitros en el fútbol de base

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“Me acuerdo de un partido”, comienza narrando Ángel Andrés Jiménez, árbitro de fútbol base en Málaga, “en el que iba perdiendo el equipo local y al final del partido, en la grada, hubo gente que nos dijo que nos tendríamos que haber matado en la carretera viniendo para el partido. Esto fue terrible”. Jiménez es uno de los árbitros tiene que aguantar la violencia contra los árbitros en el fútbol base, que en ocasiones proviene de padres que se comportan como hooligans.

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En esa grada, como en el resto de gradas de los partidos que arbitra Jiménez, hay madres, padres y demás familiares de los jugadores, que no dejan de ser sus hijos e hijas.

Debido a la violencia que se ejercía sobre los árbitros durante los partidos de fútbol base, “tanto verbal como también alguna que otra vez física”, explica, tuvo que hacer un paréntesis en su carrera arbitral. “Estuve pitando desde 1994 y 2002, y no tenía pensado volver pero en 2006, de repente, me apeteció hacerlo”, dice. 

Sin embargo, volvió con un claro objetivo: no aguantar todo lo que había aguantado en su primera etapa sobre el césped. “No solamente es que no quiero aguantarlo sino que creo que no debo. No es algo bueno para los chavales a los que árbitro ni para la sociedad en general”, asegura.

Por eso, tomó una decisión: parar los partidos al mínimo insulto. “Desde ese momento me pusieron el apodo de árbitro de la paz”, desvela. 

Más de un centenar de incidentes en todas las categorías

Los datos ponen de manifiesto esa violencia sobre los árbitros en el fútbol base. Según los últimos datos de la Comisión Estatal contra la violencia, racismo, xenofobia e intolerancia en el deporte, correspondientes a la temporada 2019-2020, la Guardia Civil prestó 6.387 servicios de seguridad en 27.488 eventos deportivos celebrados en su demarcación. En estos encuentros deportivos, participaron 9.442 equipos, de los cuales 6.603 correspondieron a equipos de fútbol de todas las categorías. 

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El número total de incidentes en los eventos fue de 127. Y de este total, los incidentes contra el árbitro fueron 70: 10 por agresión, 35 por insultos, 22 por amenazas y 3 por intento de agresión. 

Ese final de temporada estuvo marcado por la pandemia, pero la temporada anterior, la de 2018-2019, los incidentes fueron de 107. Y de ellos, 41 fueron agresiones o intentos de agresión contra los árbitros. 

Las autoridades ponen también de manifiesto que, con respecto a la temporada anterior, han aumentado los incidentes relaciones con “lanzamiento de objetos” al terreno de juego y “daños a las instalaciones” donde se juegan los partidos.

Árbitros, violencia y fútbol base: El VAR de la honestidad 

“¿Qué os gusta más cuando venís a jugar? ¿Qué ambiente queréis que haya?”, comienza a decirle Jiménez a los jugadores antes del partido. Les reúne en círculo para darles una charla antes del partido en favor de la deportividad.

Antes, hace lo mismo con los padres y demás familiares y amigos en la grada. “Me gusta que haya paz”, dice un jugador respondiendo a la pregunta. “Paz, muy buena palabra”, contesta Jiménez. 

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“He hablado con los papis, con las mamis, con los que van a ser vuestros espectadores para que, entre todos, podamos conseguir que haya paz y respeto”, asegura. 

Estas charlas antes del partido tienen que ver con el llamado ‘VAR de la honestidad’, simulando al famoso Video Assistant Referee (VAR) que en el fútbol profesional ayuda al árbitro a evitar errores graves durante el partido. “El ‘VAR de la honestidad’ es el deseo de que impere la deportividad. Yo les transmito a los jugadores que si ellos saben que me he equivocado, que me lo digan. Y yo rectifico encantado de la vida, porque esa es la esencia del deporte”, insiste.

“Por ejemplo, yo señalo un córner y el delantero sabe que ha sido el último en tocar la pelota, pues que me diga: árbitro, es saque de meta”, ejemplifica. 

Este ‘VAR de la honestidad’ nació gracias a la Plataforma 090, en Málaga, con la que colabora Jiménez y que trabaja por la educación en el deporte y contra la violencia y la competitividad extrema. 

“No hay diversión sin respeto” 

Ángel Andrés Jiménez admite que “muchos partidos se han complicado porque el ambiente en la grada no era el mejor y eso no puede ser”. Insiste en que “los adultos que están en la grada son los primeros que tienen que dar ejemplo” porque son, además, “los más interesados” porque en el campo están sus hijos o familiares. 

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“Necesitamos crear un ambiente en el que los chavales puedan divertirse, y sin respeto no hay diversión. Y si hay diversión no habiendo respeto, ahí hay una enfermedad social y hay que curarla”, concreta Jiménez.

1 Comentarios

  • Cuantos árbitros van a reconoser lo q ust dice . Palabra facil.