Netflix volvió a lograr el entusiasmo de la comunidad gamer esta semana al confirmar que adaptará la exitosa franquicia de videojuegos BioShock. El anuncio forma parte de una estrategia que la plataforma de streaming ha dejado clara en el último año: habrá videojuegos en Netflix.
La trilogía de BioShock desarrollada por Take-Two ha vendido más de 34 millones de copias. Eso la convierte en una de las más vendidas de todos los tiempos. Los títulos transcurren en metrópolis visionarias sumergidas en el agua (y suspendidas en el aire) que ahora son pasto del caos y la distopía.
La plataforma pretende aprovechar la propiedad intelectual (IP) de sagas como BioShock para cimentar sus producciones originales. Y también para atraer al público joven que ha crecido con esas producciones. De hecho, Netflix tiene multitud de series y películas de videojuegos en la cadena de producción:
- La serie The Witcher bebe de forma directa del videojuego del estudio polaco CDProjekt pese a que la fuente original es una serie de novelas. Los videojuegos han vendido más de 50 millones de copias a nivel global.
- La serie Arcane está basada en la mitología de League of Legends, uno de los videojuegos multijugador online más populares del planeta desde hace años.
- Series de Assassin’s Creed y Resident Evil están ya en producción o preproducción. Son otras dos franquicias que han vendido decenas de millones de copias en todo el mundo.
Lejos de adaptaciones, Netflix tiene otros propósitos en el sector del gaming. El verano pasado, la compañía anunció el estreno de sus primeros videojuegos en Netflix. A día de hoy, ya hay más de una decena de ellos disponibles en las tiendas de apps de iOS y Android.
- Cualquier suscriptor de la plataforma puede jugar a ellos sin coste extra.
- Entre los títulos ya disponibles se encuentran Asphalt Extreme, un juego de carreras; Stranger Things 1984, uno de aventuras en 2D; o Arcanium: Rise of Akhan, uno de cartas de estrategia.
Un plan mayor
¿Pero son unos cuantos videojuegos de un solo jugador para móviles el plan final de Netflix? ¿Pretende la plataforma competir en la industria con esos lanzamientos? Ciertamente, no. Pero esta primera fase de videojuegos en Netflix es un primer acercamiento sencillo, barato y con recompensas:
- Los usuarios de Netflix tienen nuevas opciones de entretenimiento lejos de series y películas. Los videojuegos para móviles pueden disfrutarse en momentos en los que ver contenido en vídeo no encajan, como cuando el usuario se ha quedado sin episodios descargados.
- Las posibilidades de dar con un videojuego de éxito son bajas, pero el bajo coste de los videojuegos de un solo jugador para móviles justifica poder encontrarlo. Solo cabe mirar ejemplos como el de Candy Crush, que reporta ingresos de cientos de millones de dólares cada año.
Un universo compartido
La segunda fase es una iniciativa que va en dirección contraria a la de las adaptaciones. Es decir, busca adaptar en videojuegos las producciones que ya ha llevado a la pantalla. Consiste en usar la propiedad intelectual (IP) propia para construir un universo mediático. Y eso puede tener varias formas: series, películas, juguetes, novelas gráficas… y videojuegos.
- En el caso de Stranger Things, Netflix cuenta con la IP de la serie y ha podido adaptarla en varios videojuegos. Títulos que ahora están al alcance de cualquier suscriptor de la plataforma sin coste extra.
- En el caso de BioShock, Netflix obtiene la licencia de Take-Two para producir una serie sobre un videojuego. Por tanto, la IP de BioShock pertenece a Take-Two y Netflix no puede explotarla más allá de lo que digan los términos del contrato.
- Una posibilidad que han valorado los dirigentes de la plataforma es conseguir licencias para producir videojuegos en Netflix de otras IP.
Recabar datos
Y tendría sentido que explotaran esa estrategia durante años. Netflix tiene tantos usuarios que producir videojuegos baratos de montones de géneros diferentes les permitirá explotar la interacción de sus suscriptores. Y así concluir a qué juegan, cuánto lo hacen o en qué momento del día.
- Esa información es valiosísima. Netflix lo sabe bien. Durante más de una década, su plataforma incluía series y películas de multitud de estudios diferentes. Esos mismos estudios que ahora son su más directa competencia.
- Gracias a esa oferta, Netflix recabó millones de líneas de datos sobre el comportamiento de sus usuarios. Y esa información la sigue usando a día de hoy para saber qué series y películas producir —y cuánto dinero invertir en ellas.
Diferente a Disney
El objetivo de esa segunda fase responde a las limitaciones de Netflix como compañía. Todos los esfuerzos de la plataforma giran en torno a esa plataforma. Sus rivales tienen otras preocupaciones.
- Por ejemplo, Disney cuenta con varias plataformas de streaming como Disney+ y Hulu, pero también opera un estudio de cine, varias cadenas de televisión, cruceros y parques temáticos. El universo Disney tiene un círculo de explotación que ha probado ser un éxito:
- Frozen se estrena en cines y es un éxito en taquilla.
- Las canciones de Frozen triunfa en las plataformas de música.
- Frozen vende millones de DVD y descargas digitales.
- Los juguetes y disfraces de Frozen logran millones ventas.
- Frozen triunfa como atracción y espectáculo en los parques y cruceros Disney.
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Netflix no tiene parques, ni cruceros, ni cadenas de televisión, pero tiene la mayor plataforma de streaming de planeta. Construir éxitos en ella es un primer gran paso, pero cimentarlos en el tiempo es una oportunidad enorme, tanto a nivel económico como de competencia.
- Una serie como Bridgerton puedes merendártela en una maratón de unas horas, pero un videojuego para móviles con temática Bridgerton puede entretenerte durante días.
- Si además puedes hacer que ese videojuego de Netflix esté disponible en varias plataformas, sea iOS, Android o PC, conseguirás el tiempo y los datos de los usuarios que inviertan horas en él.
Guerras de atención
El tiempo es una divisa importante en el contexto actual. Y no tanto porque Netflix compita con HBO Max o Disney+ en las guerras del streaming, sino porque también lo hace en las guerras de la atención. Y ahí los rivales fuertes, y sin duda los que más potencial tienen, son los videojuegos.
- Especialmente los multijugador, pues ofrecen experiencias cambiantes con cada partida.
- Sí, en Fortnite los usuarios siempre compiten en prácticamente el mismo escenario, con las mismas armas y con el mismo sistema de jugabilidad, pero cada partida es diferente. En una mueres nada más empezar. En otra, ganas en una muerte súbita entre dos jugadores.
Un futuro desafiante
Pero ahí es donde entra la tercera fase de los videojuegos en Netflix, la que será más difícil alcanzar: competir de tú a tú con los principales jugadores en la industria de los videojuegos. La compañía ya está buscando trabajadores que puedan ayudarles a dar el salto a consolas, PC y videojuegos con servicios en línea.
- Cualquiera de esos enfoques presenta multitud de desafíos que llevan tiempo y que son extremadamente caros y complejos, como analizó hace meses el analista Matthew Ball en un interesantísimo ensayo.
- Por ejemplo, Netflix carece de los estudios o de los empleados como para producir videojuegos de primer nivel en el corto-medio plazo. E incluso si los llevara a cabo, el éxito no está asegurado y requeriría de más tiempo e inversión que la de una serie o una película.
- Y por ejemplo también, Netflix carece de la infraestructura para montar su propio servicio de juegos en la nube como ya están probando Xbox Cloud Gaming o Google Stadia. E incluso alquilando la marca blanca de Stadia, Netflix tendría complicado atraer a desarrolladores que hicieran juegos para su plataforma.
Todavía está por determinar qué planes están concretando exactamente Netflix en esos apartados, pero es indudable que será un camino harto complejo.