VÍDEO | Los sanitarios te dicen por qué deberías vacunarte contra la COVID-19

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En Newtral.es conocemos muy bien los discursos antivacunas. Tanto, que hemos dedicado -y vamos a dedicar- mucho tiempo a verificar esas teorías de la conspiración que giran entorno a ellos. 

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Pero además de verificar, hemos querido también hablar con los sanitarios porque nadie mejor que ellos saben por qué es importante vacunarse, y no solo contra la COVID-19 sino también contra la gripe u otras enfermedades. 

Fernando Moraga, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, lo resume de esta manera tan directa: “El riesgo de las vacunas es no disponer de ellas. Pero si las tienes, el riesgo es no administrarlas”. 

“La vacunación es la mejor estrategia para evitar infecciones graves”, explica también Juan González del Castillo, coordinador del grupo Infecciones en Urgencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES). “Sin duda, frente al COVID-19, la mejor oportunidad que tenemos es la vacunación. Es la mejor herramienta para prevenir todo lo que nos está pasando”, sentencia. 

En esa misma línea se pronuncia también José Gutiérrez, coordinador del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología: “Las vacunas son una de las medidas sanitarias que más impacto ha tenido en la salud de la población general”. 

[Preguntas y respuestas: el plan de vacunación del Gobierno]

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Los tipos de vacunas

Existen muchos tipos de vacunas diferentes y cada uno está diseñado para enseñarle a tu sistema inmunitario cómo combatir ciertos tipos de gérmenes y las enfermedades graves que provocan.

Las vacunas que se están desarrollando contra COVID-19 no son de un único tipo, sino que hay varias en desarrollo y de varios tipos. 

La tecnología en la elaboración de las vacunas ha evolucionado igual que ha evolucionado toda la tecnología biosanitaria”, explica José Gutiérrez. Por eso, prosigue Juan González del Castillo, “cada grupo de investigadores ha optado por el tipo de vacuna que les parecía mejor para alcanzar mejor resultado con menos menos efectos adversos y en un menor tiempo”. 

Por ejemplo, las vacunas vivas atenuadas. En este caso, la vacuna está compuesta por el propio virus SARS-CoV-2 pero atenuado.

Es decir, se ha reducido la virulencia y la capacidad para reproducirse del mismo. Cuando las personas reciben estas vacunas, el sistema inmunológico aprende a reconocer y combatir esta forma más débil del virus, previniendo la enfermedad en caso de contactar después con el virus. 

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O las vacunas de ADN o ARN que son de otro tipo. En este caso, la vacuna está constituida por plásmidos o liposomas que contienen un trozo de ácido nucleico del coronavirus, con la información genética para fabricar una proteína específica. El ácido nucleico se inserta en las células humanas, produciendo copias de la proteína del virus frente a la cual reacciona el sistema inmunitario.

En todo caso, son diferentes tipos de vacunas pero con un objetivo común: combatir el Covid u otro virus. 

“La seguridad de las vacunas es primordial. Si no fueran seguras, no se pondrían a la venta para la población mundial”, advierte Juan González del Castillo. “Todos y cada uno de estos procesos están perfectamente definidos, avalados e investigados por las agencias internacionales reguladoras de medicamentos”, apunta José Gutiérrez. 

Otro de los principales discursos que se pueden escuchar es la desconfianza que generan en algunos sectores de la población que las vacunas contra la COVID-19 se estén desarrollando tan rápido. 

Una vacuna tarda normalmente entre 5 y 10 años en desarrollarse. Incluso antes del COVID-19 se hablaba que el récord estaba en 4 años para una vacuna completamente nueva. Y con la del COVID-19 se está tardando muchísimos menos: unos 12 meses, prácticamente. 

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Las fases de la vacuna

Los ensayos clínicos se estructuran en cuatro fases. En la Fase I se administra a un pequeño grupo de adultos voluntarios sanos por primera vez (aproximadamente de 10 a 50 personas). El propósito es conocer la seguridad de la vacuna.

En la Fase II se administra a un mayor número de personas, entre 100 y 300. El objetivo es evaluar los efectos secundarios más frecuentes a corto plazo y analizar el tipo de respuesta inmune que genera la vacuna. 

En la Fase III se administra ya a miles de personas. Se compara cómo evoluciona la respuesta inmune de las personas vacunadas respecto a otras que no lo están, evaluando la eficacia de la vacuna. 

Por último, en la Fase IV se continúa evaluando las vacunas después de su autorización y comercialización. El objetivo es seguir recabando información para reforzar su seguridad y eficacia. Aquí suelen aparecer efectos adversos que no se han visto antes precisamente porque la vacuna ya se habrá producido en masa. 

Y sobre la pregunta: ¿cuál debería ser el porcentaje de personas vacunadas para poder frenar a la COVID-19? “Entre un 60% y un 70% sería una gran cobertura vacunal”, responde Fernando Moraga, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología. 

2 Comentarios

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  • Aunque yo he recibido vacunas en mi niñez y primera juventud muy efectivas cuando vivia en Cuba, aqui en USA nunca me he vacunado, y lo tuve que hacer cuando llegue aqui hace 24 años que las exigian para la residencia. Pero despues y ya en mi adultez no me he vuelto a vacunar por miedo a la reaccion del virus inoculado a traves de la vacuna. Puede que yo este errado con esa actitud, pero con la vacuna del Covid 19 veremos; dice mi medico que tal vez el la recomiende a sus pacientes. Veremos cuando eso llegue, que decision tomo. Pienso que el Gobierno no debe inmiscuirse en decisiones personales a cerca de la salud individual. De ser asi se estara violando nuestro derecho a hacer con nuestro cuerpo lo que nos venga en ganas. Es nuestro cuerpo y nadie tiene derecho sobre el, salvo cuando cometemos un delito y somos juzgados por un tribunal y con la debida defensa.

  • ¿Está sobradamente ptobado?
    Aunque se siguen llamando vacunas a sistemas de modificación génica (sin suficientes garantías), se sigue llamando vacunas a 'virus anti-virus' con más peligros y desconocimiento de posibles efectos masivos. Y se sigue exagerando con lo de la pandemia como método "anestésico" de obligar a los ciudadanos a pasar por las horcas caudinas de la pérdida de estatus económico, libertades sociales y políticas, pobreza, falta de acceso a la educación y tendencia al neoesclavismo.