Algo más de 50 kilómetros separan a los municipios de Seseña y Navalcarnero. Ambos municipios tienen una incidencia de la COVID-19 similar en 14 días por cada 100.000 habitantes, en el primero 255,5 casos/100.000 habitantes y el segundo 283,30 casos/100.000 habitantes.
Sin embargo, Seseña vive una fase 2 impuesta por el Gobierno de Castilla-La Mancha, con restricciones como la supresión del servicio de barra en todos los bares y restaurantes de la localidad, el cierre total de parques y jardines o la recomendación de limitar los encuentros sociales fuera del grupo de convivencia estable.
En Navalcarnero, al contrario, el Gobierno regional de la Comunidad de Madrid no ha impuesto medidas adicionales a las anunciadas para toda la comunidad el pasado viernes 23 de octubre, ni tampoco anteriormente, por lo que fue el propio Ayuntamiento el que, dentro de sus posibilidades, ha llevado a cabo restricciones como, por ejemplo, suspender los espectáculos y las actividades deportivas o cerrar los parques infantiles a las 23h.
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Hemos acudido a ambos municipios para tomarle el pulso a la calle: qué opinan de que, con una incidencia del virus similar, tengan medidas diferentes y cómo les afectan.
“Estoy de acuerdo con las medidas de la fase 2”, asegura un vecino de Seseña, e incluso pide “más control” para que se acaten. Lo mismo opina otra vecina de Navalcarnero que, pese a que su municipio no tiene un confinamiento perimetral, lo ve necesario: “No lo han hecho porque no somos suficientes habitantes pero creo se debería cerrar un tiempo, pasarlo mal, pero cortar con el virus”.
También hemos entrado en los bares para conocer su opinión. En Seseña se quejan del “trato desigual” con otras comarcas cercanas, lo que provoca que la clientela, dicen, “se desplace a otras poblaciones sin restricciones”.
En Navalcarnero, por el contrario, piden que se implementen más medidas. “Lo que está claro es que no se están tomando las medidas que se tienen que tomar”. Este hostelero de la localidad dice, además, que las medidas deberían ir encaminadas “a salvar la Navidad” en la restauración.
Por otro lado, acudimos también al centro de salud de Seseña y al de Navalcarnero para conocer la presión asistencial en ambos municipios. En el municipio perteneciente a Toledo no nos quisieron atender, pero en Navalcarnero sí. La doctora Marta González Sanz, médico de familia en esta localidad, alega que el centro de salud está colapsado por la patología COVID-19 y que eso provoca que los pacientes tengan “muchos problemas” para, simplemente, pedir una cita: “No hay ni una línea más ni un administrativo más”.
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