Ventilar es «incluso mejor» que el lavado de manos para evitar contagios de SARS-CoV-2. Así de contundente se expresó el epidemiólogo jefe de Alemania, Christian Drosten, cuando el pasado septiembre, en su pódcast en la NDR, aseguró que no había dejado de ir a restaurantes, «pero siempre en el exterior«.
El Ministerio de Sanidad español mantiene una relación de estrictísimo ceñimiento a la evidencia científica respecto a la vía de contagio por el aerosoles, y es muy cauto a la hora de reconocerla.
Esta teoría asume que, como señalan diferentes equipos de investigadores, es habitual el contagio por respirar la ‘nube’ de micropartículas que deja una persona infectada al exhalar aire en un recinto cerrado sin ventilación.

Pese a que ni Sanidad, ni la OMS, ni los CDC de Estados Unidos la consideran la vía principal de contagio, no dejan de recomendar ventilar los espacio cerrados con gente. De forma natural o mecánica. Pero hacerlo bien es más complicado de lo que parece.
Un equipo de la Universidad de Cambridge se ha puesto a abrir puertas, ventanas y extractores en una habitación… virtual. Un modelo de estancia recreada por ordenador, que es la única manera de calcular con cierta precisión las complejas dinámicas del aire en movimiento ante factores como la presión o el calor.
En su estudio adelantado en el número del 25 de noviembre de la revista Journal of Fluid Mechanics, los investigadores plantean tres escenarios con una persona contagiada en medio de una habitación. Los puedes ver detallados en el vídeo que encabeza esta información.

En resumen, consideran fundamental el uso de mascarilla para evitar que se formen columnas de aire caliente diagonales, a partir de la respiración de la persona infectada. Tener una ventana o puerta abierta puede tener un efecto contrario al deseado si, en línea por donde entra el aire, se sitúa otra persona. La corriente puede desplazar esa columna de posibles aerosoles ‘contaminados’ hacia la cara de la segunda.
Cuando el aire acondicionado o chorro caliente lo complica todo
Tal y como se demostró con nueve contagios distantes a partir de un infectado en un restaurante en Guazhou (China), poner un ventilador o aire acondicionados soplando desde un lado de la sala puede ayudar a la dispersión del virus. A menos que haya un lugar de salida o extractor funcionando al otro extremo.
El equipo de Cambridge viene a corroborar con su modelo lo ocurrido en aquel lugar. Los sistemas de ‘ventilación mixta’ ampliamente utilizados en oficinas sin ventanas abiertas, dispersan los contaminantes en el aire de manera uniforme por todo el espacio. Estos contaminantes pueden incluir gotitas y aerosoles, que potencialmente contienen virus.
Esto convierte interiores donde nos quitamos la mascarilla en lugares de mayor riesgo de contagio. El caso de bares y restaurantes, como el de China, donde las distancias de seguridad estándar son insuficientes en caso de mala ventilación. Una recopilación de datos de los CDC de EE.UU. muestra que, entre positivos covid, había el doble de probabilidades de haber cenado en un restaurante interior los días anteriores.
«Si bien el control directo de las gotas y los aerosoles en los espacios interiores es difícil, exhalamos dióxido de carbono que se puede medir fácilmente y utilizar como indicador del riesgo de infección», explica desde Reino Unido el profesor Paul Linden del Departamento de Matemáticas Aplicadas y Teóricas de Cambridge.
«Los pequeños aerosoles respiratorios se transportan junto con el dióxido de carbono producido por la respiración a través por los flujos de ventilación. Una ventilación insuficiente puede conducir a una alta concentración de dióxido de carbono, lo que a su vez podría aumentar el riesgo de exposición al virus».
Los medidores portátiles de CO2 nos pueden dar pistas de lo ventilada o no que está una estancia con gente.
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Pero, como advierte la investigadora Teresa Cuerdo (Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja-CSIC), ajena a este estudio, el flujo de aire en las habitaciones es complejo y depende de la ubicación de los conductos de ventilación, ventanas y puertas.
También de la convección (aire que sube y baja) generada por el calor emitido por las personas y los equipos de un edificio. «En su modelo asumen que se da cierta estratificación (capas) de aire según la temperatura, pero tendríamos que tener techos altos», precisa esta experta en ventilación a Newtral.es.
Otras variables, como personas en movimiento o hablando, puertas que se abren o cierran, o cambios en las condiciones exteriores de los edificios con ventilación natural, afectan estos flujos y, en consecuencia, influyen en el riesgo de exposición al virus. En suma, es verdaderamente difícil hablar de una única ventilación perfecta.
¿Cómo ventilar las aulas de colegios?
No sería la primera pandemia en que las clases se trasladaron al aire libre. «Con ventajas indiscutibles, no está exenta de dificultades logísticas, espaciales o meteorológicas», señala la doctora Cuerdo. Así que, ¿cómo ventilar ahora que llegan los fríos?
Así hay que ventilar aulas según el CSIC
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y técnicos de la Asociación Mesura han elaborado una guía que da las pautas sobre cómo debe ser la ventilación en las aulas para reducir el riesgo de contagio por SARS-CoV-2.
Los investigadores indican en la guía que la reducción del riesgo de contagio se consigue disminuyendo la emisión y la exposición a las partículas en suspensión, aerosoles, susceptibles de contener virus. Siguen las pautas de otra guía de la Universidad de Harvard.
Los expertos insisten en que las actividades en exterior son siempre preferibles al interior. En el caso de que la actividad tenga que ser interior, es preferible en aulas con ventilación natural, especialmente ventilación cruzada (ventanas y puertas en lados opuestos con diferencia de temperatura interior-exterior para generar corriente).
Además, se propone la utilización de equipos extractores o impulsores individuales si la ventilación natural no es suficiente. En caso de disponer de sistemas centralizados de ventilación, la tasa de aire exterior se debe incrementar y la recirculación se debe reducir.
Si no se puede recurrir a ninguna medida de ventilación, se debe purificar el aire con equipos provistos de filtros HEPA.
La solución puede ser una combinación de opciones. Para evaluar si una configuración dada es suficiente la guía pide recurrir a medidores de CO2 en la sala.
El @CSIC ha elaborado una guía de ventilación de aulas para reducir el riesgo de contagio por #COVID19.
— Ministerio de Ciencia e Innovación (@CienciaGob) October 21, 2020
Se dan pautas para la ventilación y purificación del aire según el volumen de la sala, el número y edad de los ocupantes y el tipo de actividad.
➡️ https://t.co/7vdjSLwK8o pic.twitter.com/uDekKhqe8R
La normativa española sobre calidad del aire interior y ventilación para espacios docentes está en el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE), (Documento Básico DB-HE2, sobre Condiciones de las Instalaciones Térmicas).
Entre el 90% y el 95% de estos edificios se construyó antes de la esa normativa, o sea, antes de 2006. Un 60% de estos centros se creó incluso antes de que existiera ninguna normativa relacionada (1980).
Los Ministerios de Educación y FP y Universidades establecieron recomendaciones someras sobre ventilación ante el nuevo curso.
Según cuerdo, ya en 2015 la OMS dio algunas pautas más claras, como la medición del CO₂. Según recopila en The Conversation, valores superiores a 1000 ppm indican mala ventilación.
Pero entonces, ¿ventanas abiertas todo el rato? ¿Aire mecánico? ¿O purificadores?
«La ventilación controlada filtra adecuadamente y diluye el CO₂». Los purificadores ayudan a limpiar el aire, aunque no diluyen ese gas. Aunque estos aparatos tienen que estar limpios y bien mantenidos.
Investigadores de la Universidad de Nuevo México utilizaron un modelo computacional para explorar el transporte de aerosoles dentro de un aula con aire acondicionado. Descubrieron que la apertura de ventanas aumenta la fracción de partículas que salen del sistema en casi un 40%, al tiempo que reduce la transmisión de aerosoles entre las personas que se encuentran dentro.
En este modelo se ve el poder de los extractores (arriba) para liberar de aerosoles a gran velocidad (rojizo) a un aula
«Casi el 70% de las partículas exhaladas de una micra salen cuando las ventanas están abiertas», explica Khaled Talaat, uno de los autores. «Y el aire acondicionado empuja hacia fuera hasta el 50% de las partículas liberadas durante la exhalación y el habla, pero el resto se deposita en las superficies dentro de la habitación y puede volver a entrar en el aire».
Pero para eso el sistema tendría que estar bien diseñado respecto al recinto. Así que, volvemos a las ventanas. «Para casos de ventilación natural, se puede recurrir a equipos autónomos con filtros HEPA, con retención de aerosoles mayor al 99,95 % que permiten alta renovación de aire y uso continuado», señala Cuerdo.
Se recomienda asimismo pautar periodos de ventilación coordinados. «La ventilación cruzada (hacer corriente) debería evitar situaciones de posible transmisión entre espacios. Es decir, mal asunto si ese viento que generamos arrastra las respiraciones de un aula a los pasillos, y quedándose el aire retenido ahí.
Para la experta hay que atender a espacios no ventilados y cerrar baños. «Estos últimos deberían tener extracción propia continuada». Aunque Talaat, desde Nuevo México, pone el foco en la ventilación mecánica, hay que reconocer que cada aula tiene una infraestructura distinta.
La mayoría carecen de tales sistemas. Así que las ventanas y puertas, junto a ropa de abrigo y calefacción, parecen los únicos aliados en muchos casos. Junto a los medidores de CO2. Que corra el aire, cuando sea necesario.
Quien a dicho que no había un reglamento de ventilación en locales públicos. En el RBT de los años 60 ya se citaba la ventilación de locales públicos.
Otra cosa, es que se hiciera caso omiso.
La cuestión es muy clara. Reglamentos, pasando de ellos, Normas Une, más de lo mismo. Tenemos lo que nos hemos vuscado.
Por cierto, mucho hablar de purificadores portátiles con filtros Hepa. Alguien ha pensado en la flecha de aire que mueven, cuanto 1 m, 2, y digo yo, no harán una recirculacion de aire, entonces cuanto es 4 m2, y el resto de la sala???.
Muy listos no parecen.
Que no vendan motos de 49 cc para circular por autovías.
@Felipe Me gustaría que usted pudiese compartir alguna referencia en la hemeroteca (de medios españoles generalistas, durante esas fechas de febrero-marzo y algo más adelante) en donde informen a la población de la importancia de la transmisión por aerosoles, la importancia de la ventilación, filtros HEPA,...
Yo no sé en que medios se informa usted, no me atrevo siquiera a especular sobre ello.
Sé que yo me he venido informando sobre el Covid en medios muy diversos, escritos, audiovisuales, de diferentes grupos mediáticos, procedentes de distintos paises y tanto en castellano como en inglés, y la información que vino facilitando Iker Jiménez, procedente de científicos reconocidos, no la he visto en ningún otro lugar hasta muy avanzado el verano.
Nunca fui fan de la temática de misterio fantasmal que caracteriza su programa, pero debo reconocer que ha tenido la profesionalidad y el espíritu crítico y periodístico del que han carecido el resto de medios.
Un saludo
Excelente trabajo periodístico. Lástima que llega con 7 meses de retraso. Todo... aerosoles, filtros HEPA, estudio chino en el restaurante! Todo... ya lo dijeron en Marzo los médicos y científicos invitados en el programa del periodista Iker Jiménez. Sí, se podía saber... y se sabía. En efecto, "que corra el aire". Gracias en cualquier caso. Buen trabajo de recopilación.
Vaya, faltaba por citar a Iker. Pues como siempre, este señor se entera mal y tarde. Ese tipo de estudios ya se conocían bien y ya desde entonces se ha insistido contra los espacios cerrados ya favor de ventilar. Otra cosa es los que se informan de una sola fuente...
En efecto Felipe. Desde la Asociación Española de Bioseguridad ("www.aebios.org") ya veníamos hablando de esta vía de transmisión como principal problema y cómo afectaba al curso de la pandemia. Ahora parece que ya se acepta como la principal y si de algo vale comenzar a poner medidas de biocontención colectivas pues bienvenido sea.
El que muchas personas se informen en medios audiovisuales no científicos ha sido un problema durante toda esta pandemia, que no ha hecho sino confundir y retirar del punto de mira a las medidas básicas de todo sistema de control del riesgo.
Muy buen artículo, muy claro, ojalá tenga gran difusión