Cuando se presentó voluntario, no sabía que sería la noche más larga de su vida. Por aquel entonces Xavier Llambrich era un bombero novato pasando las horas libres de su jornada con los amigos. “Xavi, que han avisado que hay un incendio en la central, que si te quieres venir”, le preguntó un compañero. “Ah, pues vamos”, respondió. Y se fue, ajeno al camino que estaba recorriendo hacia el mayor accidente nuclear de la historia de España, conocido como Vandellòs I.
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Hace más de treinta años se prendió una chispa en la central nuclear de Vandellòs I, en Tarragona, que terminaría por dejar inoperativa la instalación para siempre. Esa noche de octubre de 1989 se originó un incendio en la sala de turbinas, al que le siguió una inundación y que provocó el incidente nuclear más grave ocurrido en España, apenas tres años después del de Chernóbil. Los hechos se clasificaron como ‘incidente importante’, de nivel 3 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (Escala INES).
Hablan los protagonistas del accidente nuclear en España
Mucho antes de las clasificaciones, aún por la noche, el sonido de las sirenas que iban hacia la instalación alertó a Braulio Conejo, entonces técnico de la central Vandellòs I. Él también decidió acudir al accidente de manera voluntaria, aunque, en este caso fue también casi un instinto. Sabía la situación a la que se enfrentaba y decidió que tenía que salvar su casa.
“Yo vi que allí había un problema muy grande, que nuestra casa estaba ardiendo, se estaba quemando, y fuimos a salvarla y a salvar los muebles. Los muebles salvamos los que pudimos”, dice Conejo al programa Gabinete de Crisis (laSexta) resignado, “no creas que los salvamos todos, pero los que salvamos fueron los suficientes para que el reactor al final bajara de presión y de temperatura”.
Conejo no recuerda el miedo, solo la necesidad de mantener en pie el sustento de su familia y el de muchas familias de la zona. Llambrich, sin embargo, no podía parar de pensar en los bomberos de Chernóbil, todos los que habían muerto solo tres años atrás intentando salvar la central del mayor desastre nuclear de la historia. El bombero reconoce que tuvo miedo.
Al principio, lo primordial era apagar el incendio que se había producido en la sala de turbinas dando lugar al incidente nuclear. El reactor nuclear estaba a punto de llegar a su temperatura máxima, narra el técnico. Pero el ruido de los disparos de las válvulas de seguridad complicaba seguir unas órdenes que, ya de por sí, cambiaban por minutos. En algún punto, a la sala de control entró humo y parte del cuerpo de bomberos no tenía formación en este tipo de actuaciones, según denunciaron posteriormente desde el sindicato.
Casi a oscuras, trabajadores de la planta y bomberos intentaban sofocar las llamas. “Muchísimas zonas se quedaron sin luz porque ha pasado la bola de fuego. Un compañero nuestro iba corriendo delante de la bola de fuego y se escondió dentro de una caseta. Si no llega a encontrar la caseta, la bola lo arrastra”, relata el técnico de Vandellòs I.
El incendió inutilizó los sistemas de seguridad cuando el problema principal pasó a ser el agua, que estaba inundando la central; y los sistemas de refrigeración, de un reactor que amenazaba con traspasar los muros y expulsar su contenido radiactivo al exterior.
Y así, con el reactor a muy pocos metros y el agua a la cintura hubo que cambiar la estrategia. “Primero, llegamos nosotros para apagar un fuego. Luego, me aparecen dos señores que me dicen ‘olvidaros del fuego, el fuego no tiene ninguna importancia, tenemos que sacar agua’. Empezamos a sacar agua con motobombas, con electrobombas, con autobombas, no sacamos agua con cubos porque no teníamos”, recuerda Xavier Llambrich, bombero de l’Ametlla del Mar.
Casi todo falló aquella noche, excepto el empeño de trabajadores y voluntarios en evitar un posible accidente nuclear en España, que ya con el con el amanecer sintieron el alivio de haber llevado la central a parada segura. A las diez de la noche comenzaron a combatir el fuego y no pararon hasta las 4 de la madrugada, cuando se dió por extinguido. En el caso del agua, las labores de achique continuaron hasta las diez de la mañana del día siguiente, cuando la inundación ya no suponía un peligro para el funcionamiento de la central.
Así consiguieron que el material radiactivo no saliese al exterior, a las poblaciones cercanas, que la presión del reactor no alcanzase el máximo de los 30 bares, sino que se quedase justo en 29.
Las lecciones aprendidas tras el accidente de Vandellòs I
La sorpresa de la mañana siguiente vino seguida de manifestaciones antinucleares, aunque a muchos de los trabajadores no les sorprendió este accidente nuclear en España. Cinco años antes, el Comité de empresa de Hifrensa -la empresa propietaria de la central- ya había alertado a través de varias cartas, al Consejo de Seguridad Nuclear, a Protección Civil y también a la propia empresa propietaria; de que el sistema contra incendios de la planta no funcionaba. Aunque no recibieron respuesta.
No hubo muertos ni heridos, pero sí un juicio en el que se terminó por exonerar a los directivos de la empresa propietaria, tal y como recoge este artículo de El País. A pesar de la sentencia, el sindicato de técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear reconoce que la central no había aplicado los criterios básicos de seguridad. Falló, por tanto, el principio en el que hoy en día se fundamenta toda central. Tampoco se alertó a las autoridades de la gravedad del asunto. Aquella noche en la que aún no había Whatsapp, excepto Llambrich, Conejo y otros trabajadores como ellos, el resto de las poblaciones vecinas durmieron tranquilas.
Julio Pérez, ingeniero del núcleo del CSN y miembro del Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN), explica en Gabinete de Crisis que después de toda una carrera dedicada a la seguridad nuclear ha aprendido que hay carencias en la transparencia de las empresas y las instituciones a la hora de hablar de estos sucesos. Especialmente, opina, si se trata de accidentes nucleares ocurridos en España, como es el caso de Vandellòs I.
Este técnico del CSN jubilado participó en la elaboración de un informe que recogía las lecciones aprendidas 30 años después del accidente de Vandellòs I. “En general se suele hablar, sobre todo si son accidentes de fuera de España. Menos, si son accidentes o incidentes que han ocurrido en España. Es así, un poco, en la industria nuclear en general y, sobre todo, en el lobby nuclear español, que le interesa más tapar las cosas, a que se hable de ellas y que sea transparente”, advierte Pérez.
A su juicio, esta es la razón principal por la que suelen ocurrir los accidentes, “de hecho, en todos los accidentes graves, siempre se han dado las mismas circunstancias y es: “se conoce un problema que tiene la central, la central no quiere gastarse dinero para resolverla, el organismo regulador hace la vista gorda y, bueno, en esas circunstancias, si se tiene suerte, no ocurre nada”. Pero si se tiene mala suerte y ocurre alguna otra circunstancia, puede haber un accidente grave, y así ha sido”, asevera. Aunque se sigan guardando cosas en el cajón, para Pérez, se ha avanzado y mejorado en cuestiones de transparencia.
- ulio Pérez, ingeniero del núcleo del CSN y miembro del Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN)
- Xavier Llambrich, bombero que participó en las labores de mitigación del accidente de Vandellòs I
- Braulio Conejo, trabajador de la central de Vandellòs I cuando se produjo el accidente
- Jornadas institucionales 30 años del accidente de Vandellòs I: “Las lecciones aprendidas en el CSN”
- Informe preliminar ‘Accidente del 19 de Octubre de 1989 en C.N. Vandellòs I’ del CSN
En términos generales las empresas buscan el Beneficio por encima de todo, esto conlleva minimizar gastos, automáticamente quedan en precario el mantenimiento y la seguridad...Es necesario un control independiente de cumplimiento de normativa, así como una revisión de ésta y esto debe cumplirse por lo menos mensualmente.
que dices persona x esto es lo mejor
No tienes ni idea "soytugatita", hasta en tu nombre se ve lo inculta que eres. Mucho mejor que esto es ver peppa pig sin duda alguna.
mira persona rarita, no tienes la menor idea de lo hablas, se ve que que eres un asco mlp.
menuda mierda de noticia
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VEO QUE no conocéis el accidente, La Central de Vandellos I, utilizaba aceites cuyo flash point era de 180 º, normalmente el CSN tuvo que exigirlo pero en ese momento no había técnicos que supieran la legislación mediacaña sobre aceites, esta exigía que tuvieran 380º, (15 días antes comiendo después de un simulacro de emergencia en la Central )en el Hotel Infante, se lo comunique a una persona responsable de la central, me contesto que nunca había habido un accidente en Vandellos I, las consecuencias.. por cierto si queréis información oficial poneros en contacto conmigo, he estado participando en inspecciones desde el accidente hasta el cerramiento del cajón, La finalización de la primera de las fases de desmantelamiento contempladas en el proyecto dejó el cajón del reactor, ya descargado de sus elementos combustibles, en un período de espera y decaimiento denominado fase de latencia. Tras este período, cuya duración se estima en unos 25 años, se procederá a desmontar y desmantelar el cajón del reactor y resto de estructuras de la instalación, con el objeto de liberar la totalidad de los terrenos del emplazamiento.
Si llega a haber fuga, mejor que hubiera habido cierzo, porque si hace bochorno, a la porra la depresión del Ebro