Circulan por Facebook, X y TikTok mensajes que aseguran que datos filtrados del Gobierno de Nueva Zelanda supuestamente “han revelado” que las vacunas contra la covid “han matado a diez millones de personas en todo el mundo”. Sin embargo, estos mensajes son falsos.
Según la institución sanitaria del país oceánico y el análisis de un experto consultado por Newtral.es, los datos no apoyan estas afirmaciones, sino que se basan en un análisis estadístico erróneo.
El sistema de salud de Nueva Zelanda desmiente las afirmaciones virales sobre los datos filtrados de las vacunas covid
“Datos filtrados del gobierno de Nueva Zelanda revelan que las vacunas covid han matado a 10 millones de personas en todo el mundo”, se lee en multitud de publicaciones en redes sociales, que replican el titular del sitio web The People’s Voice, conocido por difundir todo tipo de desinformaciones, como ya contamos en Newtral.es. Estos mensajes se compartieron a raíz de unas afirmaciones que hizo Steve Kirsch, también un conocido desinformador sobre las vacunas covid, el pasado noviembre donde afirmaba que, según sus cálculos, una de cada 1.000 vacunas contra la covid que se habían administrado en Nueva Zelanda habían sido mortales. Según Kirsch, si eso se extrapola a nivel mundial, supuestamente significaría que habrían provocado diez millones de muertes. Pero se apoya en un análisis estadístico erróneo.
Según cuenta el artículo al que hacen referencia los mensajes, que se basa en una newsletter y una presentación de Kirsch sobre este asunto, el desinformador utiliza unos datos de vacunación que filtró un empleado del sistema de salud neozelandés Te Whatu Ora, llamado Barry Young. Young apareció en un vídeo, que también circula en redes sociales, en el que asegura que estos datos supuestamente demuestran una mortalidad de más del 20% entre las personas vacunadas contra la covid en el país oceánico. Tras la publicación del vídeo, donde Young reconocía la filtración, fue denunciado y detenido, según informa el medio neozelandés New Zealand Herald. Ahora se encuentra en libertad bajo fianza.
Tras la filtración, la propia institución de salud de Nueva Zelanda publicó un comunicado desmintiendo las afirmaciones sobre los datos de las vacunas contra la covid. “Somos conscientes de que un miembro del personal de una agencia sanitaria, sin formación clínica ni conocimientos especializados sobre vacunas, está intentando difundir información errónea. (….) Aseguramos a la gente que no hay prueba alguna de que la vacunación sea responsable del exceso de mortalidad en Nueva Zelanda y que pueden seguir confiando en las vacunas”, se lee en el texto.
Según el comunicado oficial, solo han sido vinculadas cuatro muertes asociadas a la vacunación contra la covid en Nueva Zelanda entre más de 12,6 millones de vacunas administradas en el país.
Un análisis estadístico lleno de errores y suposiciones arbitrarias
Jeffrey S. Morris es director de la división de bioestadística en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, y ha estudiado los análisis hechos por Kirsch de los datos filtrados. Según Morris, tanto los datos como el estudio que hace el desinformador tienen “serias limitaciones que impiden sacar las conclusiones que él ha sacado”.
Kirsch se basa en las muertes totales en Nueva Zelanda por cualquier causa de varios meses antes y después de que se empezasen a administrar las vacunas covid en 2021. Así, afirma que, si se representan en función de las semanas transcurridas desde la administración de las vacunas, las muertes aumentan durante un periodo de varios meses. Según el conocido desinformador, esto solo podría explicarse por las muertes causadas por la vacuna. Pero Morris apunta a Newtral.es que es un análisis erróneo.
El experto en bioestadística señala que existe un fenómeno llamado “efecto del vacunado sano”, en el que las tasas de mortalidad son inferiores a las tasas de referencia durante cierto periodo de tiempo después de la vacunación debido a que las personas que están gravemente enfermas o al borde de la muerte no se vacunarán mientras se encuentren en ese estado.
“Kirsch lo reconoce, pero afirma arbitrariamente que este efecto dura exactamente tres semanas, por lo que si las vacunas no estuvieran matando a la gente, la tasa de mortalidad tres semanas después de la vacunación debería estabilizarse y ser constante. Afirma que una vacuna segura tendrá una tasa de mortalidad constante en el tiempo desde la vacunación después de las tres primeras semanas”, explica.
A continuación, continúa Morris, Kirsch toma la tasa de mortalidad general de Nueva Zelanda a las tres semanas después de la administración de las vacunas contra la covid para considerarla la tasa de mortalidad de referencia y asume que el 100% de las muertes por encima de este nivel a lo largo del tiempo son causadas por las vacunas, que luego extrapola a todo el mundo para llegar a su afirmación de diez millones de muertes causadas por las vacunas.
“Sin embargo, no hay razón para suponer arbitrariamente que este fenómeno afecta a los datos durante al menos tres semanas, y no hay razón para suponer que si una vacuna es segura debe ser constante después de ese período de tiempo. Hay todo tipo de razones por las que las tasas no son constantes a lo largo del tiempo, incluyendo efectos estacionales, cambios en la mezcla de edad o comorbilidad de la distribución de vacunados”, afirma Morris.
Sin datos de las personas no vacunadas
El bioestadístico subraya que, además de un análisis erróneo, los datos filtrados tienen muchas limitaciones. “Los datos publicados solo incluyen a los vacunados, por lo que no existe una medición de la tasa de mortalidad de los no vacunados que permita comparar si los vacunados mueren realmente en mayor proporción que los no vacunados”, afirma Morris. “Esta falta de control es una grave limitación”, añade.
Tampoco se pueden comparar con los no vacunados porque no existe una equivalencia en factores como la edad o las comorbilidades con otras enfermedades. Además, los datos que se filtraron solo representan el 25% de los vacunados en Nueva Zelanda y no es una muestra aleatoria de la población, por lo que podría no ser un subconjunto representativo.
Los miembros de verificación FactCheck.org y Science Feedback, ambos miembros de la red internacional IFCN, al igual que Newtral.es, también calificaron como erróneas las conclusiones de Kirsch y los contenidos virales que circulan sobre esta desinformación.