Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de WhatsApp (+34 627 28 08 15) por un texto viral en el que se afirma que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 (la de Moderna y la de Pfizer-BioNTech) pueden “reprogramar el sistema inmunitario y facilitar el desarrollo de cáncer”.
El contenido se basa en un análisis computacional realizado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) sobre el coronavirus SARS-CoV-2, publicado en la revista Translational Oncology en octubre de 2020.
Pero uno de los autores de la investigación, el biotecnólogo Nishant Singh, explica a Newtral.es que se han tergiversado sus conclusiones. “Mi análisis no muestra ningún vínculo entre las vacunas y el cáncer”, destaca.
El bulo sobre la vacunación y el supuesto desarrollo de cáncer
La publicación de Singh es un análisis bioinformático preliminar que estudia cómo podría afectar la COVID-19 a los pacientes con cáncer. En concreto, investiga sobre la posible interacción de una proteína del SARS-CoV-2 con dos proteínas supresoras de tumores del organismo humano como la p53.
“La conclusión de mi artículo es que existe una interacción entre el virus y algunos genes supresores del cáncer, por lo que la COVID-19 podría ser más mortal en los pacientes con cáncer”, informa el científico a Newtral.es, quien insiste en que su análisis es por ordenador y sus conclusiones son preliminares.
En la propia publicación de la revista Translational Oncology, los autores destacan que “es necesario seguir investigando para comprender el efecto de la COVID-19 en pacientes con cáncer y el papel detallado de estas interacciones” entre las proteínas descritas.
En cualquier caso, su análisis en ningún momento se refiere a las vacunas, según subraya a Newtral.es el propio investigador, quien añade que tampoco hay evidencias de un vínculo entre la vacunación contra la COVID-19 y el cáncer, como ya explicamos en Newtral.es.
“En mi opinión, las vacunas son absolutamente buenas y seguras”, subraya el científico.
Las afirmaciones sin pruebas sobre la proteína S de las vacunas y el cáncer
El SARS-CoV-2 tiene una proteína que es clave para que este virus infecte y se multiplique en las personas. Se trata de la proteína S (spike, espícula y en ocasiones traducida del inglés como “espiga”).
Las vacunas autorizadas contra la COVID-19 en España contienen instrucciones para que nuestras propias células fabriquen la proteína S, igual a la del coronavirus. Al hacerlo, nuestro sistema inmune reconoce que esta proteína S es una amenaza que no debería estar en nuestro cuerpo y aprende a defenderse contra ella sin llegar a tener la enfermedad.
Según el bulo que se ha viralizado, los datos del estudio de Singh muestran que “es probable que la proteína ‘spike’ (producida por las vacunas) pueda estar uniéndose a estos genes supresores de tumores en el cuerpo e inactivándolos”.
Pero en realidad el análisis de Singh se centra en estudiar las proteínas del coronavirus y no las producidas por las vacunas. ¿Por qué hay que diferenciar entre ambas?
Porque, como aclaró a Newtral.es el doctor en Biociencias Moleculares e investigador del Instituto de Investigación Hospital La Paz Alejandro Pascual Iglesias, la proteína S producida a partir de las vacunas, por sí misma, no causa los daños atribuidos a la COVID-19, para ello necesitaría “la interacción de todo el virus”.
Más allá del bulo sobre vacunas y el cáncer: la seguridad de las vacunas contra la COVID-19
Actualmente no hay pruebas de que las proteínas S o espículas de las vacunas sean dañinas para el organismo.
Las vacunas autorizadas han cumplido con los requisitos de seguridad y las autoridades sanitarias monitorizan constantemente sus posibles efectos adversos. Como cualquier medicamento, las vacunas pueden tener efectos secundarios, en su mayoría leves o moderados, pero las agencias reguladoras confirman que sus beneficios superan a sus posibles riesgos.
Ya hemos verificado otros bulos que vinculan las vacunas con el cáncer de mama o de tumores. También hemos desmentido contenidos falsos que aseguran que las vacunas destruyen el sistema inmunitario.