Así se financia la carrera científica para desarrollar la vacuna contra el coronavirus

Imagen de Sergii Sobolevskyi | Shutterstock
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La farmacéutica Pfizer y su socio alemán BioNTech anunciaron el pasado 9 de noviembre que su vacuna experimental contra la COVID-19 es “eficaz al 90%”, según un análisis intermedio del fármaco, revisado por un panel de expertos ajenos a la investigación.

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Detrás de estos resultados se esconden meses de trabajo en el laboratorio y una inversión de capital privado que asciende a “2.000 millones de dólares” (1.700 millones de euros), según explican a Newtral.es fuentes de Pfizer, quienes precisan que la compañía ha “autofinanciado todos los costes de la vacuna” y que están “preparados para seguir asumiendo el precio del desarrollo y fabricación del fármaco”.

“Básicamente les di un cheque en blanco a los investigadores para que se preocupasen solo de los desafíos científicos, no de otra cosa», señaló en una entrevista con el medio CBS el presidente de Pfizer, Albert Bourla, quien explicó que había rechazado las ayudas públicas contra el coronavirus porque “quería liberar a los científicos de cualquier burocracia”.

La farmacéutica Pfizer, una multinacional con más de 80.000 empleados, colabora en su proyecto de investigación contra la COVID-19 con la empresa biotecnológica alemana BioNTech, en la que trabajan unas 1.300 personas. Las dos compañías llegaron a un acuerdo el pasado mes de abril por el que “BioNTech contribuye con sus candidatas a vacunas y Pfizer aporta su infraestructura y sus capacidades de investigación y desarrollo clínico, regulatorio, de fabricación y distribución de vacunas a nivel mundial”.

Al contrario que la farmacéutica, BioNTech sí ha recibido 375 millones de euros de ayudas públicas del Gobierno alemán y un préstamo de 100 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones para el programa que tiene con Pfizer contra el coronavirus llamado ‘BNT162’. Bajo este programa se están investigando cuatro posibles tratamientos, entre los que se encuentra la vacuna experimental que “es eficaz al 90%”.

Acuerdos de compra de la vacuna por todo el mundo

El miedo a quedarse sin una cura ha acelerado las negociaciones de países de todo el mundo con las farmacéuticas. Pfiezer y BioNTech ya cuentan con diversos acuerdos que garantizan la venta de sus tratamientos, si estos obtienen el visto bueno de las autoridades sanitarias tras las pruebas en seres humanos. Por ejemplo, Estados Unidos pagará a las empresas 1.950 millones de dólares (más de 1.600 millones de euros) al recibir las primeras 100 millones de dosis.  

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La Unión Europea también ha firmado un contrato con las dos compañías que garantiza el suministro de 300 millones de dosis de la vacuna. Además, Europa tiene otros dos acuerdos con la farmacéutica Sanofi-GSK (300 millones de dosis) y Janssen (200 millones de dosis) y está en conversaciones con otros fabricantes (CureVac y Moderna). 

Para financiar la compra de las vacunas, las autoridades presupuestarias, el Parlamento Europeo y el Consejo han anunciado que destinarán una “proporción significativa” de los 2.700 millones de euros del Instrumento para la Prestación de Asistencia Urgente. Gracias a esta inversión, “todos los Estados miembros tendrán igualdad de acceso a las dosis disponibles”, según informa la UE en su web.

Por su parte, el ministerio de Sanidad español ha anunciado que se destinarán 1.000 millones de euros para la compra de vacunas para COVID-19. En concreto, comprará 20 millones de dosis de la vacuna de Pfizer.

“A principios de enero, quizás con otras vacunas, podremos comenzar una fase de vacunación y calculamos que alrededor de mayo podremos tener ya un porcentaje suficientemente relevante de población española y europea vacunada”, declaró el 10 de noviembre el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una entrevista con RTVE.

Las vacunas españolas, con financiación pública y ayudas de las empresas

Actualmente hay cerca de 200 vacunas experimentales contra la COVID-19, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta lista hay 12 proyectos españoles, algunos de ellos en colaboración entre distintos grupos de investigación, que han recibido una financiación inicial de 7,8 millones de euros por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación, así como aportaciones privadas.

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El Gobierno aprobó el pasado 17 de marzo la concesión de más de 29 millones de euros para la investigación científica frente al SARS-CoV2. De ellos, 24 millones constituyeron el denominado Fondo Covid-19, gestionado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y otros 4,45 millones de euros se destinaron a las investigaciones del el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En el caso de las vacunas del CSIC, a su presupuesto anual se han añadido las ayudas aprobadas por el Gobierno para luchar contra la pandemia.

Además, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) ha concedido “2,8 millones de euros a 7 proyectos empresariales para ampliar infraestructuras y desarrollar capacidades de producción y envasado de vacunas contra el COVID-19, tanto de proyectos españoles como internacionales”, según informan a Newtral.es desde el Ministerio de Ciencia. 

Ayudas públicas para la investigación básica y capital privado para la fabricación de tratamientos

Rafael Blasco, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), es uno de los investigadores que trabajan a contrarreloj para lograr un tratamiento contra el coronavirus en España. Su proyecto se basa “en un virus de la vacuna de la viruela”, explica Blasco a Newtral.es.Usamos como base la cepa MVA, una variante altamente atenuada de este virus, incapaz de producir enfermedad. En una plataforma vacunal a partir de este virus insertamos los genes del SARS-CoV-2 para lograr la inmunización”.

Su tratamiento experimental está actualmente en la primera fase preclínica de investigación y los científicos de este laboratorio desconocen si podrán dar el salto a las pruebas en humanos. En el proyecto, que ha recibido ayudas del ministerio de Sanidad, “solo están previstos los experimentos en animales. Si los resultados de nuestra candidata a vacuna resultan positivos habrá que buscar alguna manera de colaborar con el sector privado”, aclara Blasco.  

“En los laboratorios españoles tenemos una serie de limitaciones debidas, principalmente, a la falta de recursos. Con las inversiones públicas impulsamos los proyectos de investigación básica, pero en la mayoría de casos es necesario colaborar con otros agentes públicos o privados para continuar con las pruebas de los tratamientos en personas”, explica el investigador.

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Desde el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), Mariano Esteban y su equipo también están manos a la obra para crear una vacuna contra el coronavirus a partir de una variante muy atenuada de la vacuna que se utilizó en el programa de erradicación de la viruela. “Empezamos a investigar en enero, en cuanto China publicó la secuencia genética del nuevo coronavirus”, cuenta Esteban a Newtral.es.

“El mayor coste no viene de los laboratorios, sino de los ensayos clínicos y de la producción de las vacunas”, explica el científico, quien añade que “España carece de la financiación y la infraestructura necesaria para avanzar al ritmo de otros países, como Estados Unidos, en el hallazgo de una cura”.

El laboratorio liderado por Esteban colaborará con la empresa gallega Cz Vaccines para llevar a cabo la fase de pruebas en humanos, pero necesitaría “más apoyo” para la fabricación del tratamiento si los resultados son positivos.

Inversiones para el desarrollo de vacunas y creación de conocimiento sobre el virus

Más allá de las cifras, la duda es qué ocurrirá con esas inversiones si el fármaco finalmente no se fabrica o si llegan otras vacunas antes. “Aunque hay otras vacunas experimentales que van en cabeza, se desconoce su efectividad y durabilidad, por lo que es necesario seguir investigando para que haya más opciones”, explica Esteban, quien precisa que “dejar de participar en la carrera por la vacuna sería dejar de hacerlo en el desarrollo científico y tecnológico de España”.

Además, el hallazgo de una vacuna no hará que el resto del conocimiento “sea inútil”. El científico aclara que no solo constituyen un éxito las investigaciones que dan con una vacuna. “El resto de estudios permiten desentrañar cómo actúa el virus, cómo se apodera de nosotros, cuáles son sus mecanismos de entrada y qué células nos protegen de él”, sostiene.

“Entender el coronavirus es un proceso que se alargará durante años”, explica Esteba. “Aún hay muchas incógnitas que necesitan respuesta y que nos permitirán manejar tanto esta pandemia como futuras infecciones”, concluye.