A principios de mayo, el jefe de Vacunas de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), Marco Cavaleri, explicó que la prioridad era garantizar que las vacunas adaptadas a ómicron y otras variantes estén aprobadas “a más tardar en septiembre”. Ahora, los dos principales fabricantes mundiales, Pfizer y Moderna, trabajan en sus vacunas adaptadas a ómicron. Y, como señaló Cavaleri, la vacuna española de Hypra podría tener “bastante efectividad contra variantes como ómicron”.
Pero por ahora solo se cuenta con datos preliminares. Y las agencias regulatorias siguen su revisión ‘sobre la marcha’. Moderna acaba de presentar una nota sobre eficacia y seguridad. Pero no le ha sido precisamente fácil llegar hasta aquí.
La mayoría de personas expertas en inmunología señalan que la clave para que tenga sentido continuar con campañas de vacunación entre vulnerables es contar con vacunas adaptadas a ómicron o la variante prevalente. La propia Comisión Europea, cuando decidió apostar por Pfizer como proveedor preferente, apuntó a la facilidad de la tecnología de ARNm para adaptar sus fórmulas.
Sin embargo, un año después, en el mercado solo existen las vacunas originales. Las que todavía están diseñadas a partir del antígeno original de Wuhan. “No tiene mucho sentido seguir con unas vacunas que han sido tremendamente útiles, pero que empezaron a desarrollarse hace más de dos años”, explica el catedrático de Inmunología Alfredo Corell (Universidad de Valladolid), preguntado por posibles cuartas dosis.
El experto recuerda que la espícula (punta) del coronavirus SARS-CoV-2 ómicron ya ha variado demasiado respecto al original que salió de China. Sin embargo, haberse expuesto a él (por la vacuna o por infección) “genera una inmunidad celular que nos permite afrontar a ómicron con levedad, en la inmensa mayoría de los casos”.
¿Por qué las farmacéuticas no han presentado hasta ahora vacunas adaptadas a ómicron o a variantes anteriores? Según el virólogo Luis Enjuanes, desarrollador de una candidata a vacuna nasal, “el problema es que los ensayos clínicos son cada vez más difíciles y caros”. Incluso aunque no se parta de cero, es necesario probar la seguridad y eficacia de unos sueros modificados.
Las primeras vacunas adaptadas a ómicron no funcionaron del todo bien
La idea de tener una vacuna adaptada a ómicron era ideal sobre el papel. Si se codifica un ARNm que entrega instrucciones a nuestras células para fabricar espículas (esos trocitos del virus) de ómicron, el sistema inmunitario queda entrenado contra el ‘ómicron verdadero‘. Es decir, el que circula en la calle y al que se enfrentará en realidad un día. Sin embargo, cuando Moderna empezó a probarlo en animales la cosa no salió según lo esperado.
Según aquellos resultados, prepublicados en febrero en un repositorio sin revisión sistemática pero bastante fiable, los macacos a los que pusieron la vacuna adaptada a ómicron terminaron por contagiarse igual que con la vacuna original de Moderna. Algo parecido pasó en ratones.
“Lo que estamos viendo a partir de estos estudios preclínicos es que un refuerzo con una variante de la vacuna en realidad no funciona mejor que un refuerzo con la vacuna actual”, señaló entonces David Montefiori (Universidad de Duke en Durham, EEUU) a Nature.
La buena noticia de aquellos experimentos era que los refuerzos –fueran con la vacuna original o la vacuna adaptada a ómicron– tuvieron un efecto positivo en las células B de memoria. Estas son las que producen anticuerpos para placar al virus antes de que se multiplique. Es decir, funcionan durante unas semanas evitando la infección y, a largo plazo, previniendo la enfermedad grave. Pero sin muchas diferencias entre la versión original y la específica contra ómicron. ¿Alguna hipótesis de por qué ocurre eso?
El pecado original del antígeno
Hay un conocido fenómeno bautizado como ‘pecado antigénico original’, o menos llamativamente, impronta de anticuerpos. Eso se ha visto en muchas respuestas inmunitarias a muchos antígenos diferentes a lo largo de la historia. La primera exposición de alguien a un tipo de virus puede tener un efecto notable en sus respuestas posteriores a virus similares.
Esto se ve con los virus de la gripe, que cambian de un año a otro dentro de un par de familias amplias (influenza A y B). La primera gripe que tiene un bebé puede prepararlo para responder a varias variedades posteriores, pero debe tenerse en cuenta que esta puede ser una respuesta menos robusta o más robusta más adelante.
Del mismo modo, hay pruebas de la impronta inmunológica en la pandemia actual basada en las respuestas a tipos anteriores de infección por coronavirus. Pero los mecanismos exactos detrás de este efecto no están completamente resueltos. No significa que cualquier refuerzo vaya a ser completamente inútil o que solo importe en primer contacto con el virus. Así lo explica el químico Derek Lowe en Science.
En sus palabras, “si aparece una variante que es lo suficientemente horrible como para mostrar una gran evasión inmune, esa misma propiedad hará que un nuevo refuerzo de vacuna probablemente pueda atacarlo de manera efectiva (…) Omicron es lo suficientemente similar como para que las vacunas actuales aún brinden una gran cantidad de protección”. Y quizás, por eso mismo, un refuerzo no consiga hacer gran cosa previniendo la infección (sí la enfermedad grave en algunos perfiles).
Moderna dice que ha dado con la tecla de la vacuna adaptada a ómicron
Moderna acaba de presentar datos preliminares de una nueva vacuna adaptada que sí parece mantener bajo control a ómicron. Se trata de una dosis que genera tanto las espículas ‘de Wuhan’ como las de la actual variante más extendida. Combina las dos. “Añadir al ARN de ómicron el del virus original tiene sentido, pues se ha visto que el primigenio tiene un enorme poder inmonógeno”, precisa Corell. Ómicron parece ser la variante que menos protege de una futura reinfección.
Sonia Zúñiga, del laboratorio de Enjuanes-Sola en el CNB-CSIC, cree que “probablemente aquellos resultados [fallidos], y otros que se van conociendo, llevaron a Moderna a incluir vacunas para más de una variante en las nuevas formulaciones“. Ahora sí que parece que funcional.
A su juicio, “esto refleja la compleja situación con las variantes circulantes ahora mismo y la necesidad de desarrollar nuevas vacunas diseñadas para ser eficaces frente a varias variantes de preocupación (VOC) lo que, en este momento, necesariamente pasa por la combinación de antígenos en los candidatos vacunales”, señala en SMC España.
La vacuna adaptada a ómicron de Pfizer sigue sin despegar, tras retrasar varias veces el inicio de sus ensayos clínicos. El pasado 13 de abril, el presidente ejecutivo de la compañía, Albert Bourla, dijo en una conferencia de prensa organizada por la Federación Internacional de Fabricantes Farmacéutico que era “una posibilidad”, aunque no una certeza, que las inyecciones pudieran estar listas para el otoño, ya que la compañía aún está recopilando datos.
En la variedad está el acierto
Ya en febrero se intuía que no valdría solo con meter ARN para fabricar espículas de ómicron. Un trabajo de laboratorio decidió no probar ni con Pfizer ni con Moderna, sino con una plataforma específica de ARN.
A diferencia de las vacunas ampliamente utilizadas, esta codifica tanto un fragmento del virus como una enzima para amplificar la expresión de ese fragmento. Los científicos administraron tres dosis de la vacuna de ARN replicante (fabricada por HDT Bio en Seattle) a ratones: dos dosis basadas en la cepa ancestral SARS-CoV-2 seguidas de un solo refuerzo específico de ómicron.
“Lo que estos estudios nos están enseñando son las reglas de juego del sistema inmunitario cuando se refuerza con una vacuna variante”, dijo Montefiori. Esas reglas sugieren que el refuerzo con una vacuna adaptada a una única variante no sea la solución. “Hay preguntas importantes que aún deben abordarse”. Y los anunciados por Moderna ahora va en esa dirección.
José Gómez Rial, inmunólogo del Hospital Clínico Universitario de Santiago, no duda de que “es una buena noticia que la compañía anuncie que se han cumplido los objetivos del ensayo en términos de inmunogenicidad y que se cumplan los criterios de no-inferioridad respecto a la vacuna original”.
Ahora queda que la vacuna adaptada muestre efectividad en anticuerpos neutralizantes sobre ómicron de cara a las próximas olas para proteger a la población vulnerable”. El doctor apunta a las agencias reguladoras, “que ahora deben valorar todos los datos del estudio”.
Por el momento la EMA ha dicho que la vacuna de Pfizer se puede utilizar como refuerzo heterólogo en personas que han recibido otra vacuna contra la covid durante la vacunación primaria. También ha propuesto su uso o el de Moderna como cuarta dosis en mayores de 80 años. La decisión ya ha sido adoptada por el Ministerio de Sanidad español.
Asimismo, la agencia está empezando a evaluar una solicitud de Moderna “para extender su uso a niños a partir de los 6 meses de edad. Esta es la primera aplicación para este joven grupo de edad”, en palabras de Cavaleri. Entretanto, no menos de dos millones de personas que se contagiaron en la sexta ola están llamadas a vacunarse de tercera dosis por las fechas presentes. Si bien, no hay consenso sobre si todas necesitarían realmente ese refuerzo, habiendo pasado una infección previa y teniendo dos dosis.
- Datos sobre los ensayos ‘fallidos’ de Moderna con macacos, en BioRXiv
- Datos sobre la eficacia para generar anticuerpos de la vacuna adaptada en roedores respecto a la original, en BioRXiv
- Comparecencia de Cavalieri (EMA) de mayo
- Intervención de Bourla (Pfizer) en la reunión de Fabricantes de Medicamentos
- Derek Lowe, Royal Society of Chemistry, The Pipeline, sobre ‘efecto pecado original’
- Alfredo Corell, Catedrático de Inmunología Univ. Valladolid
- Entrevista con Luis Enjuanes (CNB-CSIS) en Newtral.es
- Sonia Zúñiga, Lab. de Coronavirus CNB-CSIC
- José Gómez Rial, HCUS
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