Un tercio de la juventud también se expone a COVID-19 grave

Joven fumando con mascarilla | S. Sobolevsky, Shutterstock
Joven fumando con mascarilla | S. Sobolevsky, Shutterstock
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El retrato robot medio del contagiado en el rebrote es el de un hombre de 46 años o una mujer de 50. Pero los mayores incrementos se están dando en edades inferiores, «incluidos los menores de cero a cuatro años», señalaba este lunes el director de CCAES Fernando Simón.

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Estos grupos suelen ser también «los que pasan la enfermedad de forma más leve, por lo que la epidemia actualmente es diferente a la que hemos vivido», añadía. Pero esa banda de edad es bastante ancha. Y ahí cabe no sólo el estereotipado botellón imprudente. Los contagios en el trabajo (temporeros, cárnicas, etc.) y las reuniones familiares han desatado la mayoría de brotes.

Un joven asintomático hoy (hasta el 70% de las nuevas detecciones) puede convertirse en sintomático en tres días. Y, lo que es peor, ser contagioso en cualquiera de los escenarios. Una transmisión a personas de riesgo que no necesariamente tiene que ser población mayor.

En el hospital pediátrico Benioff de California (EE.UU) llevan desde marzo librando su particular batalla contra la COVID-19. Pero también, contra el relajamiento de la población más joven, candidata a ingresar en sus instalaciones.

A fines de marzo, el grupo de 20 a 44 años comprendía el 20% de los pacientes hospitalizados con COVID-19 y el 12% de los ingresados ​​en unidades de cuidados intensivos en Estados Unidos, según sus CDC.

En EE.UU. la distancia entre número de casos graves de mayores y de jóvenes se está recortando.

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¿No era eso demasiado? Los investigadores del Benioff bucearon en los datos nacionales de Estados Unidos para seguir 8.400 casos de infección por SARS-CoV-2 para afinar un poco más. Todos ellos de adultos menores de 25 años. Sorpresa: la brecha de la gravedad entre los peor parados (mayores de 65) y los mayoritariamente leves (menores de 25) se está recortando.

En la semana que terminó el 18 de abril, hubo 8,7 hospitalizaciones por cada 100.000 habitantes en el grupo de 18 a 29 años. 128,3 por cada 100.000 habitantes en el caso de los mayores de 65 años.

Sin embargo, en la semana que terminó el 27 de junio las cifras fueron de 34,7 y 306,7 respectivamente. Un aumento del 299% en las hospitalizaciones de adultos jóvenes frente a un incremento del 139 % en las hospitalizaciones de adultos mayores. ¿Ha cambiado el virus o el comportamiento de los infectables?

Más infecciones entre jóvenes… que fuman

Los investigadores, dirigidos por Sally Adams, determinaron la vulnerabilidad basándose en: patologías cardíacas, diabetes, asma, problemas autoinmunes (como lupus, artritis reumatoide, etc.), precondiciones hepáticas, obesidad y tabaquismo. Todo en los 30 días anteriores a la infección por coronavirus.

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El trabajo, publicado en el Journal of Adolescent Health, revela cómo el impacto del tabaquismo superó a los otros riesgos menos comunes. El 100 % de los fumadores eran vulnerables a desarrollar COVID-19 grave.

La vulnerabilidad clínica se situó en el 16,1 % para los 6.741 no fumadores, frente al 31,5 % de la muestra completa de 8.405 adultos jóvenes, que incluía a los fumadores. Juventud más tabaco aumenta la vulnerabilidad en 15 puntos porcentuales.

Fumador con mascarilla en una calle de España | Wirestock

«El tabaquismo está asociado con una mayor probabilidad de avance de COVID-19, incluyendo una mayor gravedad de la enfermedad, admisión en la UCI o muerte», explica Adams. «Fumar puede tener efectos significativos en los adultos jóvenes, que típicamente tienen bajas tasas para la mayoría de las enfermedades crónicas».

El número de fumadores, 1.664 o el 19,8%, fue mayor que el número de personas con asma (8,6%), obesidad (3%) y trastornos inmunológicos (2,4%). Además, el 1,2% tenía diabetes, el 0,6% una afección hepática y el 0,5 % una afección cardíaca.

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Jóvenes, covid grave y secuelas más allá del tabaco y enfermedades previas

[Actualización de 10 de septiembre] Durante el verano, la edad media de los contagios en España ha seguido descendiendo. Los grupos de edad donde ha proliferado en la última semana el coronavirus son los de 10 a 29 años. Seis de cada 10 casos, aproximadamente, son asintomáticos en el momento de la PCR. Pero también hay quien desarrolla síntomas. Y graves.

En una correspondencia publicada en JAMA, investigadores de Harvard destacan que la covid severa no es sólo cosa de mayores. Entre 3.222 adultos jóvenes hospitalizados con SARS-CoV-2, 88 murieron, alrededor del 2,7%. Uno de cada cinco requirió cuidados intensivos y uno de cada 10 necesitó ventilación mecánica.

Quizás más destacable sea que quedan secuelas. Los que sobrevivieron, 99 pacientes, no pudieron ser enviados a casa directamente. Fueron ingresados en centros de atención continua o rehabilitación-

El estudio «establece que la COVID-19 es una enfermedad potencialmente mortal en personas de todas las edades», según el doctor Mitchell Katz, editor adjunto de JAMA Internal Medicine.

“El distanciamiento social, el uso de mascarilla y otros enfoques para prevenir la transmisión son tan importantes en los adultos jóvenes como en las personas mayores”, explica.

Ya no fuman tanto los adolescentes ni las mujeres jóvenes

Investigaciones recientes también muestran que los adultos jóvenes están comenzando a fumar a tasas más altas que los adolescentes, una inversión de las tendencias anteriores. En los treinta días anteriores, el 10,9% había fumado un cigarrillo, el 4,5% había fumado algún producto de tabaco y el 7,2 % había fumado un cigarrillo electrónico.

El riesgo de ser médicamente vulnerable a una enfermedad grave se reduce a la mitad cuando se retira a los fumadores de la muestra

 Charles Irwin, Hospital Benioff de California

“El riesgo de ser médicamente vulnerable a una enfermedad grave se reduce a la mitad cuando se retira a los fumadores de la muestra”, indica Charles Irwin, autor principal. “Los esfuerzos para reducir el tabaquismo y el uso de cigarrillos electrónicos entre los adultos jóvenes probablemente disminuirían su vulnerabilidad a las enfermedades graves”.

Sin embargo, una cantidad significativamente menor de mujeres jóvenes fumaba, lo que resultó en una vulnerabilidad médica general de 29,7 %, en comparación con 33,3 % para los hombres jóvenes.

La autora pone el foco en «la importancia de los servicios preventivos e intervenciones en estas áreas para niños y adolescentes y los esfuerzos de reducción de riesgos a cualquier edad». Y esto va por el tabaco, pero también por el resto de elementos de riesgo más o menos controlables: obesidad (ingesta calórica y ejercicio) y diabetes (consumo de azúcar).

1 Comentarios

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  • Una vulnerabilidad del 30% de las mujeres jóvenes y del 33% de los hombres jóvenes, y eso que "una cantidad significativamente menor de las mujeres fumaba". La diferencia entre géneros del hábito de fumar es significativa, pero la diferencia en vulnerabilidad no lo es. Aquí hay una contradicción con todo lo que dice antes el artículo.