“Estamos listos para recibirte nuevamente”, escribió Hanae Durand en la cuenta de Instagram de su tienda de ropa y accesorios en Viena, la capital de Austria. El país da un salto adelante tras cuatro semanas en las que únicamente estaban abiertas tiendas de alimentación, farmacias y droguerías. El 14 de abril, la vida volvió poco a poco a su cauce, con la reapertura de comercios de menos de 400 metros cuadrados y los establecimientos de jardinería y bricolaje. “Solo le pedimos que traiga su propia mascarilla”, pide Durand a sus clientes. Las nuevas normas son claras: un cliente cada 20 metros cuadrados, cubre bocas obligatorios y desinfecciones como medida adicional.
El Gobierno austriaco fue el primero en anunciar públicamente un calendario para salir de manera “cautelosa” del confinamiento. “Elaborar un plan para las próximas semanas y meses fue una tarea extremadamente difícil”, aseguró el canciller Sebastian Kurz el pasado 6 de abril. El Gobierno de coalición entre conservadores y verdes subrayó la falta de referentes internacionales pero también la imposibilidad de predecir con detalle el desarrollo de la propagación del COVID-19. Si la epidemia se reactiva, las autoridades podrán volver a echar el freno.
Multas de hasta 3.600 euros
Este martes, cerca de 14.000 comercios han reabierto sus puertas. “Aún no ha llegado mucha gente», cuenta Durand por teléfono a Newtral.es. La tienda, que regenta con su madre, está en plena zona comercial. Antes de abrir, pasó en bicicleta en una de las principales avenidas comerciales para comprar geles antibacteriales «a precio de oro». Según relata, hay gente pero van a lo que van. Aún no es el momento de pasear viendo escaparates.
La apertura de comercios se ha notado especialmente en las grandes superficies de bricolaje y jardinería, según recoge Efe. Al contrario, la tienda de Durand tiene 95 metros cuadrados, lo que implica que solo pueden estar cuatro o cinco personas a la vez en el establecimiento. Si no se cumple ese requisito, la multa puede llegar hasta los 3.600 euros. «Desinfectamos de manera regular los productos y las manillas de las puertas», explica.
Austria, de 8,8 millones de habitantes, cerró sus fronteras el 10 de marzo y decretó el confinamiento general de la población el 16 de marzo con 959 casos confirmados y una víctima mortal. Desde ese día, los austriacos solo pueden salir de casa para trabajar, comprar, ayudar a los más vulnerables o a diferencia de España, para hacer un poco de ejercicio. «Lo que les pido, incluso si es difícil, es que continúen respetando las medidas de manera disciplinada. Si no lo hacemos, será imposible implementar este ambicioso plan», alertó el canciller al anunciar la reapertura de una parte de los comercios.
El confinamiento de la población se aplaza hasta finales de abril, las clases se suspenden hasta mitades de mayo y los eventos están prohibidos hasta finales de junio. Y si todo va bien, los comercios más grandes podrán reabrir el 1 de mayo y los de hostelería un poco más adelante. Hasta ahora, las mascarillas eran obligatorias en las tiendas pero esta semana, también habrá que llevarlas en el transporte público. En caso contrario, la multa es de 25 euros.
Durand decidió reabrir este martes porque sus ingresos se han reducido un 95%, pese a que el Gobierno austriaco le otorgara 1.000 euros de ayuda. Según un estudio conjunto de la consultora Lage+Markt y la Universidad Johannes Kepler de Linz, el sector minorista del país perdió al menos 46,4% de su facturación por día de cierre. Ahora, el objetivo es recuperar gradualmente la economía. Hoy, la tienda de Durand abrirá hasta las 19 horas, como estipula el Gobierno.
Reapertura de los parques
La mayoría de los parques públicos de la capital austriaca también han vuelto a abrir esta semana. Sin embargo, el ingreso se hace uno por uno y respetando las distancias de seguridad. Solo las personas que viven juntas pueden estar a menos de un metro cada una. La policía, junto con los llamados “Parksheriffs” [agentes que vigilan los parques] observará el cumplimiento de las normas.
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