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‘Un año, una noche‘: cómo reconstruir la memoria tras sobrevivir a un ataque terrorista

un año una noche
Un año, una noche.
Tiempo de lectura: 9 min

La película Un año, una noche no se centra en reconstruir el atentado terrorista de la sala de conciertos Bataclan, en París, el 13 de noviembre de 2015. Lejos de eso, la cinta trata de desentrañar los diferentes caminos y formas que pueden tomar el trauma, el duelo e, incluso, la descomposición del amor tras sobrevivir a una tragedia de esa dimensión.

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El punto de partida de la cinta de Iñaki Lacuesta es el libro de Ramón González Paz, amor y death metal (Tusquets, 2018) donde narra su experiencia aquella noche en Bataclan. De esta forma, son Ramón y su novia argentina Mariana (Céline, en la película) los protagonistas reales de una cinta que trata de mostrar dos perspectivas distintas y casi opuestas de superar un trauma que es común, dos visiones que terminarán siendo irreconciliables. O quizás no.

‘Un año, una noche: la reconstrucción de los hechos tras un atentado terrorista

El 13 de noviembre de 2015 varios terroristas yihadistas abrieron fuego contra una multitud que asistía en la sala Bataclan de París a un concierto de Eagles of death metal, matando a 90 personas, como recoge el periódico Le Monde. Esta es la premisa de la película Un año, una noche, que en pocos minutos abordará el momento del después: qué hacer con los recuerdos de aquel horror, con la memoria, cuando ya ha pasado todo. De hecho, la sala Bataclan y el mismo acto de violencia es lo que menos ocupa en el metraje total de la película.

La cinta arranca con una imagen muy concreta que será el único recuerdo común de una pareja que ha sobrevivido al mismo atentado: las partículas de pólvora que flotan en el aire de la discoteca cuando se esconden de los terroristas mientras retumban los tiros. Luego, entre el caos de policías y ambulancias, la pareja recorre las calles de París con mirada perdida, ambos cubiertos por una manta de emergencia, una de las imágenes más recurrentes publicadas por los medios tras el ataque.  

La crudeza de lo que ocurrió aquella noche en Bataclan, el debate de si fue o no consecuencia directa de la política exterior que llevó a las tropas europeas a invadir Irak, si los ataques sirvieron para legitimar y reforzar estas acciones, la presencia de militares en una ciudad como París e, incluso, el racismo que un atentado perpetrado por terroristas islámicos suscitó entre la población francesa también está recogido en la película. Sin embargo, lo que realmente aborda la cinta es cómo se sobrevive emocionalmente a un atentado terrorista. 

Paz, amor y death metal’, el libro que adapta la películaUn año, una noche

Aunque el libro en el que se basa la película dedica muy poco espacio al año posterior al atentado, Lakuesta centra el relato del filme en contar lo que ocurrió en Bataclan a través de las imágenes reprimidas por un trauma que se vive desde dos puntos de vista diferentes. Lakuesta también decidió cambiar a los protagonistas de la historia real, español y argentina, por español y francesa, para incluir el punto de vista de los franceses, los más afectados por el atentado.

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“El hecho de que dos personas que han vivido lo mismo y han estado en el mismo camerino [el lugar donde estaban escondidos en Bataclan] recuerden, literalmente, cosas distintas. Y lo afronten de formas completamente diferentes. Y que podamos entender a los dos y que cada cual pueda intentar imaginarse cómo se habría comportado él. Lo que me interesa de la película es lanzar esa propuesta”, explicaba el director de Un año, una noche en una entrevista en el medio especializado Caimán.
Los dos puntos de vista antagónicos son la negación de Céline, que trata de reprimir lo que ha visto en Bataclan, y la obsesión de Ramón por recordar cada mínimo detalle y contarlo. Ella se niega a sí misma todo lo que ha ocurrido para poder seguir adelante y él se queda paralizado en el recuerdo obsesivo del atentado. A la manera de afrontar el trauma de cada uno de ellos se unen los recuerdos que aparecen en forma de flashbacks a lo largo de la película. Aunque Ramón y Céline han visto lo mismo, recuerdan cosas distintas e, incluso, contradictorias: “¿Cómo vamos a contárselo a los demás si no estamos de acuerdo con lo que ha ocurrido?”, se pregunta la pareja en la película. 

La memoria de eventos traumáticos causa trastornos psiquiátricos

Rodrigo Fernández, investigador del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias de Buenos Aires, explica a Newtral.es la base científica del argumento de la película.  “La memoria de eventos traumáticos tiende a ser duradera, de alta intensidad emocional negativa y puede ser causante de trastornos psiquiátricos como el estrés postraumático, donde estos recuerdos tienden a reexperimentarse de manera intrusiva, a modo de flashbacks”. 

Según Fernández, “estos recuerdos traumáticos se producen cuando ocurre una alteración en los circuitos del guardado de la memoria donde se prioriza el procesamiento de elementos más amenazantes y emocionales por parte de la amígdala (como un arma, una explosión o gritos), debilitando la integración contextual del episodio (quién, cuándo, dónde) por parte del hipocampo”.

Para el experto, “los eventos traumáticos en general son unos de los principales predictores de adquirir un trastorno mental como los trastornos del ánimo, ansiedad o relacionados al estrés”. Así, en Un año, una noche, ambos protagonistas atraviesan su propio calvario de trastornos mentales: Ramón sufre ataques de pánico y Céline vive en una negación tan radical que llega a ser escalofriante. 

Como argumenta Fernández, después de este tipo de eventos las personas afectadas tienden a cambiar. “Las respuestas de cada persona van a diferir según las vulnerabilidades de cada uno, sus esquemas cognitivos, resiliencia y capacidad de afrontamiento”, indica. Aunque, añade, hay solución: “La buena noticia es que actualmente existen tratamientos basados en la evidencia, como la terapia cognitivo conductual o la terapia de exposición prolongada, que pueden ayudar a este tipo de pacientes”.

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Estudios sobre vivencias de atentados: la memoria se transforma con recuerdos inventados 

Existen numerosos estudios realizados por neuropsicólogos que tratan de analizar la construcción y la evolución de la memoria de los supervivientes de un atentado terrorista. Después del ataque terrorista de Bataclan, un equipo multidisciplinar trata de hacerlo en el bautizado como proyecto memoria 13 de noviembre. El proyecto consiste en entrevistar a 1.000 voluntarios afectados directa e indirectamente por los atentados de París en varias ocasiones a lo largo de una década, desde 2017 (cuando arrancó el proyecto) hasta 2027. El objetivo es construir la memoria colectiva de unos acontecimientos que fueron tan traumáticos.

Según explica a Newtral.es Antonio Manzanero, investigador del Departamento de Psicología Experimental de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, estos “recuerdos inventados” son muy habituales. El experto ha participado en estudios similares a los del atentado de Bataclan para analizar los recuerdos de los supervivientes y afectados por el atentado del 11 de marzo en Madrid en 2004 y el de las ramblas de Barcelona en 2017.

De la misma forma lo expresa Fernández desde Buenos Aires. “Si bien los eventos traumáticos son impredecibles, incontrolables y con una intensidad emocional enorme, su recuerdo no es ajeno a los procesos normales de olvidos, errores o distorsiones”.

Ambos investigadores señalan la importancia que tienen en la memoria los medios de comunicación, como ocurrió en el caso del ataque terrorista de Bataclan y su impacto mediático de repercusión mundial. “Existe evidencia que sugiere que la exposición repetida a medios o bien, la repetición del relato de un evento traumático tiende a distorsionar algunas características del mismo”, expone Fernández. Es decir, algunos elementos que se escuchan de otras víctimas o que relatan los periodistas pueden incorporarse voluntariamente a la memoria personal, lo que genera confusión.

El propio director de la película recordaba en la entrevista de Caimán cómo las víctimas y testigos con lo que habló para documentarse para la película Un año, una noche “tenían recuerdos extremadamente perturbados”. Uno de los casos que más impactó a Lakuesta fue el testimonio de alguien que había visto morir a su compañero, estando este vivo. Precisamente, el de Céline en la película, que recuerda a Ramón muerto entre sus brazos antes de ser evacuados por la policía y, sin embargo, ha sobrevivido como ella. O quizás no.

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Otro testimonio que comparte Lakuesta fue el del jefe de la policía que montó el operativo para capturar a los yihadistas y rescatar a la gente. El agente contaba que muchos de sus compañeros, que ni siquiera habían entrado a la sala porque él mismo los había dejado fuera, habían quedado traumatizados por lo que “vivieron” dentro de Bataclan: pasar por encima de los cuerpos, no poder salvar a la gente, pisar cadáveres, etc. En realidad se habían apropiado de los recuerdos de sus compañeros. 

Fuentes
  • Entrevista del directo Iñaki Lacuesta en Caimán
  • Antonio Manzanero, investigador del Departamento de Psicología Experimental de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid
  • Proyecto memoria 13 de noviembre
  • Rodrigo Fernández, investigador del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias de Buenos Aires
  • Le Monde