Twitter cambia su política y cierra las cuentas de rastreo de vuelos y jets privados

Twitter rastreo jets privados
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Las cuentas de rastreo de vuelos y jets privados en Twitter han quedado suspendidas desde anoche en un giro de postura del consejero delegado de la plataforma, Elon Musk, que había asegurado que se mantendrían. 

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“Cualquier cuenta que publique información de localización en tiempo real de cualquier persona será suspendida, ya que es una violación de la seguridad física. Esto incluye la publicación de enlaces a sitios con información de localización en tiempo real”, señaló en un tuit.

El motivo de fondo lo explicaba mejor en un segundo tuit de ese mismo hilo, en el que precisaba que “anoche, el coche que transportaba a Lil X en Los Ángeles fue seguido por un acosador loco (pensando que era yo), que más tarde impidió que el coche se moviera y se subió al capó. Se están tomando medidas legales contra Sweeney y las organizaciones que apoyaron el daño a mi familia”, decía. La persona a la que se refiere Musk es el pequeño de sus diez hijos.

Jack Sweeney es un joven de 20 años, estudiante y programador que creó una cuenta automatizada de los viajes del jet privado de Musk, @Elonjet. A esta, le siguieron muchas otras cuentas en Twitter que hacen un rastreo de los vuelos de otros famosos que recorren distancias cortas en sus jets privados. En sus mensajes, Sweeney estimaba el coste y la contaminación que conllevan. Desde ayer, su cuenta en Twitter está suspendida, al igual que otras de rastreo que había creado.

La delgada línea entre privacidad y datos abiertos

Hace apenas un mes, Musk había asegurado que no prohibiría la cuenta de rastreo de su avión. “Mi compromiso con la libertad de expresión se extiende incluso a no prohibir la cuenta que sigue mi avión, aunque eso suponga un riesgo directo para la seguridad personal”, dijo. Pero la decisión no ha durado y las nuevas medidas de Twitter han tenido efecto inmediato. 

Sweeney utilizaba datos públicos de seguimiento de aviones para saber a qué aeropuertos volaba el avión privado de Musk. La cuenta de @Elonjet ahora cancelada solo automatizaba esa información, pero los datos son públicos y siguen estando disponibles en otras páginas de seguimiento de vuelos, como ADS-B Exchange o la propia cuenta en otras plataformas como Instagram.

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Esto ha añadido más leña a la discusión sobre si Twitter es o no un espacio seguro para acoger el debate público, incidiendo en la fina línea que existe entre los datos abiertos y la privacidad.

De hecho, tal y como recoge el Washington Post, un antiguo empleado de Twitter aseguró en una entrevista con el medio que la red social ya había revisado con anterioridad la cuenta de Sweeney y “determinaron que no violaba ninguna regla de la red social ya que la información sobre la que se sustenta era pública”.

No obstante, Musk compartió en su cuenta que “la publicación en tiempo real de la ubicación de otra persona viola la política de doxxing, pero la publicación en diferido de ubicaciones está bien”. En el apartado de privacidad y políticas de Twitter se incluye la nueva regla: “Si tu cuenta se dedica a compartir la ubicación en directo de alguien, tu cuenta se suspenderá automáticamente”, y añaden que sucede “independientemente de si esta información está disponible públicamente”.

La información de los vuelos puede ser pública, pero identificar a las personas que van en ellos puede vulnerar sus derechos

Rubén Herrero, especialista en protección de datos y profesor de la Universidad Europea asegura que “si la información de los vuelos es pública, y no hay una identificación de personas, no hay vulneración de ningún delito. Pero cuando la persona que va en alguno de esos vuelos es identificada o identificable es diferente, porque existe una exposición de sus datos”.

Con él coincide Miguel Recio, profesor de ciberseguridad de la Universidad CEU San Pablo, que explica que “hay una vulneración del derecho a la intimidad y la privacidad, y de la protección de datos. Incluso podría llegar a que se ponga en riesgo su derecho a la seguridad, ya que un rastreo así de los vuelos privados en una plataforma como Twitter podría suponer una amenaza”.

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Ambos expertos se remiten tanto a la directiva europea 679/2016 sobre la protección de datos, como a su aplicación en la legislación española a través de la Ley 03/2018 de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. En ambas normas se destaca que las personas tienen derecho a que se salvaguarde su intimidad, su vida privada y la protección de sus datos personales, aunque puede haber excepciones.

Herrero destaca el artículo 9.2. de la directiva europea, que recoge que “si la información es compartida por el propio individuo, es decir, que si fuera el mismo Musk el que dijera a dónde van sus vuelos, no habría conflicto. Pero no es el caso”. 

Además, Recio apunta a que Elon Musk, a pesar de ser uno de los hombres más ricos del mundo y causar un gran interés general, “sigue siendo una persona privada que no pertenece a un Gobierno, por lo que no se le puede aplicar una ley de transparencia, por ejemplo”. 

No solo Twitter, cómo impacta esto a las webs de rastreo de vuelos de jets privados y a otros como ecologistas

Más allá del debate sobre los datos abiertos y la privacidad, el rastro de estos vuelos y jets privados en Twitter ha sido una fuente de información para activistas, ecologistas y periodistas, entre otros, que han podido extraer información para medir, por ejemplo, la contaminación que generan los vuelos cortos, o el uso que se hace de este tipo de aeronaves por parte de políticos y empresarios.

Por ejemplo, varias cuentas en Twitter alertaron de que algunos líderes mundiales habían acudido en jet privado a la Cumbre del Clima de la ONU que se celebró en Egipto el mes pasado. La presión en redes sociales ha contribuido también a que algunos países tomen medidas, como Francia, que ha prohibido los vuelos internos cortos para cumplir con los objetivos climáticos.

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El periodista de tecnología del Washington Post Drew Harwell también incidió en que “Utilizar datos públicos para informar sobre personajes públicos es periodismo”, y recordó que el periódico ha utilizado datos similares para georreferenciar los vuelos de Musk.

Sobre esto, Recio apunta a que hay maneras de salvaguardar el derecho a la información, usando, por ejemplo, las iniciales de los nombres, seudónimos o, incluso, anonimizar. “Pero si se publica la información con nombres y apellidos, señalando a alguien, eso entra en conflicto con su derecho a la intimidad y privacidad, además de que no se protegen sus datos”.

The New York Times o Wall Street Journal contabilizan 25 cuentas suspendidas con esta nueva política de Twitter. Sin embargo, a diferencia de las cuentas de Sweeney, hay otras similares que a fecha de publicación de este artículo siguen abiertas, como la cuenta @CotamFleet, que da seguimiento a los vuelos del Gobierno francés, al igual que en España la de @MilRadar o en Líbano la de @LebanonJets. Tampoco se han cancelado las cuentas de empresas dedicadas al rastreo de vuelos, como FlightRadar24 o ADS-B Exchange.

Fuentes
  • Rubén Herrero, especialista en protección de datos y profesor de la Universidad Europea
  • Miguel Recio, profesor de ciberseguridad de la Universidad CEU San Pablo
  • Twitter de Elon Musk
  • Perfil de Jack Sweeney
  • The New York Times
  • The Washington Post
  • The Wall Street Journal

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