El toque de queda aumenta la vulnerabilidad de las personas sin hogar: “Estarán expuestas a más peligros”

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La segunda ola golpea a España y el Gobierno se ha visto obligado a decretar de nuevo el estado de alarma y así dotar de más herramientas a las comunidades para reducir la movilidad al máximo, si fuera necesario. Una de las medidas que ya ha entrado en vigor para todo el país es el toque de queda nocturno, de 23h a 06h y modificable en cada comunidad una hora más o menos. En ese intervalo horario habrá que quedarse en casa. Sin embargo, la pregunta es: ¿qué ocurre con las personas que no tienen casa? 

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“El toque de queda provoca más soledad en la calle”, explica a Newtral.es Roger Fe, responsable del área social de ASSÍS, centro de acogida en Barcelona. Roger lamenta que, al haber menos gente por la calle, “estas personas estarán más expuestas a peligros como agresiones, insultos o robos”. 

El director de la iniciativa social Hogar Sí, José Manuel Caballol, explica que “a día de hoy” no tienen conocimiento de que desde la mayoría de ayuntamientos o comunidades se esté empezando a trabajar para reducir la vulnerabilidad de las personas sin hogar. “Lo desconocemos pero nosotros ya hemos propuesto que se pueda generar un salvoconducto para estas personas”, asevera Caballol. 

«Estarán más expuestas a peligros como agresiones, insultos o robos»

Roger Fe, responsable del área social de ASSÍS Centro de Acogida

Según los datos de Hogar Sí, en España hay alrededor de 33.000 personas sin hogar “y en Madrid, cerca de 3.000, pero podrían ser más”, explicó en otra ocasión Caballol: “Es imposible saber exactamente el número porque no hay un registro oficial como tal”.

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“Durante el confinamiento hubo multas a personas sin hogar pero menos mal que no se han tramitado. Y no es el hecho de multarles, es que se multaba a una persona por el hecho de estar en la calle y ser pobre”, denuncia Caballol. 

«Durante el confinamiento hubo multas a personas sin hogar pero menos mal que no se han tramitado»

José Manuel Caballol, director de la iniciativa social Hogar Sí

“En estos momentos una de las cuestiones es: si una persona duerme en un área restringida de movilidad y el comedor social está en otra área o si cita con su trabajadora social, ¿como lo demuestra en un control?”, se pregunta Caballol. 

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Mantener las plazas en albergues ya habilitadas en marzo

Algunos ayuntamientos, como el de Barcelona, han anunciado la intención de mantener las plazas para estas personas que abrieron durante el confinamiento. En el caso de la Ciudad Condal, son 500 plazas adicionales que se suman a las 2.200 que ya existían. 

Y esto es así, en parte, porque desde los municipios colindantes se expulsan a las personas sin hogar hacia Barcelona. “Nosotros ya estamos recogiendo llamadas y atendiendo a gente que llega a la puerta del centro de día y que, en un alto porcentaje, son de fuera de Barcelona, de municipios colindantes”, relata Roger Fe. 

En ese sentido, alerta de que las plazas que ha puesto a disposición el ayuntamiento siempre se llenan y que, además, dejan fuera a otro gran número de personas en riesgo de acabar en la calle. 

También desde el Ayuntamiento de Sevilla, explican a Newtral.es, se está trabajando para “ampliar el número de plazas” en los pabellones que se habilitaron durante el confinamiento. “Se está alcanzando el máximo disponible dentro de los recursos del dispositivo municipal de atención a personas sin hogar y se está reforzando con plazas de hostales de forma provisional”, alegan fuentes del consistorio. 

«Se están haciendo políticas para las personas que ya están en la calle pero no para los que pueden acabar en ella»

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Roger Fe, responsable del área social de ASSÍS Centro de Acogida

“En una ciudad, por muchas plazas que pongan, siempre se van a llenar. Además, se están haciendo políticas para las personas que ya están en la calle pero no para los que pueden acabar en ella: personas que ya están viviendo en trasteros, en locales o que están ocupando’”, explica Roger Fe. “El sinhogarismo oculto que se intuye es bestial”, denuncia. 

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Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de Madrid explican que durante el nuevo estado de alarma se ha implantado «un protocolo de coordinación con las autoridades policiales» para que, si encuentran a una persona durmiendo en la calle, den el aviso directamente a Samur Social para que «se les ofrezca una plaza de emergencia en la red municipal de personas sin hogar».

“En la primera ola perdimos una oportunidad muy valiosa”

Durante la primera ola se llevaron a cabo medidas desde distintos niveles de la administración para proteger a las personas sin hogar. Una de ellas fue del Ayuntamiento de Madrid, que en marzo habilitó IFEMA para acoger a 150 personas sin hogar.

Sin embargo, denuncian desde Hogar Sí, con esas medidas “se ha perdido” una oportunidad muy valiosa para crear “un plan de transición” que permitiera buscar alternativas habitacionales. 

“Las administraciones crearon al menos 7.500 nuevas plazas en toda España para estas personas”, explica José Manuel Caballol. “Propusimos un plan de transición que permitiera ir cerrando sitios de emergencia mientras se habilitaban alternativas de viviendas a esas personas, pero no nos escucharon”, lamenta.

“Todos esos alojamientos han ido cerrados después del confinamiento y hemos perdimos una oportunidad para hacer procesos de transición con estas personas. Y además de caer en un gran coste de oportunidad, como volver a montar ahora todas esas plazas”, insiste José Manuel Caballol. 

“Ponemos tiritas pero el problema sigue sangrando”

El responsable del área social de ASSÍS, Roger Fe, lamenta que “los albergues no son la solución porque supone en muchas ocasiones aglutinar a muchas personas sin distancia”. Aunque igualmente si no hubiera existido la pandemia, tampoco lo serían, porque “son solamente una tirita”: “El problema sigue estando presente, sigue sangrando”.  

“El grifo de la gente que se va quedando en la calle o que vive en infraviviendas o trasteros sigue abierto y tenemos que cerrarlo pero de manera estructural enfocando bien al enemigo”, relata Roger Fe. “El albergue es un parche y a largo plazo no tiene sentido. Solo sirven para esconder a los pobres porque son tratados como residuos del sistema”. 

En esa misma línea se pronuncia José Manuel Caballol: “Si tienes un pabellón enorme pero con literas, es muy diferente mantener distancia de seguridad. En ese caso, la infraestructura manda. Por eso hay que cambiar el sistema: que no esté basado en grandes infraestructuras porque donde mejor está la gente es en una casa, en su casa”. 

Y, en ese sentido, Caballol pone el foco en las campañas del frío que van a poner en marcha ahora los ayuntamientos. “Casi todas las administraciones están poniendo en marcha sus campañas del frío durante el invierno, habilitando plazas adicionales para la temporada invernal. Sería deseable aprovecharlo para poder hacer las cosas mejor y tratar que estas nuevas plazas sea en lugares donde sea posible el aislamiento, mantener la distancia y donde no se comparta baño y dormitorio, como casi siempre”, alega. 

“Tenemos multitud de hoteles,  hostales y viviendas de temporada vacías en este momento y que se podrían aprovechar”, recalca. “Y además, sería muy deseable que el propio Gobierno central pudiera ofrecer algo de financiación”. 

“Lo ideal sería que con el apoyo del Gobierno y el compromiso de las comunidades generemos una campaña del frío especial: mejor en cuanto a instalaciones, con más cobertura y que no se acabe en marzo sino que continúe abierta el tiempo necesario para hacer un plan de transición”.