Fact Fiction

‘The Staircase’: un ‘true crime’ de manual

Newtral I Fotograma de 'The Staircase'
Tiempo de lectura: 8 min

El true crime no pasa de moda. La avalancha de series y películas sobre asesinatos resueltos o sin resolver lleva años produciéndose. El último ejemplo: The Staircase, la nueva serie de HBO que narra la investigación sobre la muerte de Kathleen Peterson (Toni Collette, en la ficción), esposa del novelista Michael Peterson (Colin Firth), que fue procesado y condenado por su presunto asesinato en 2003.

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La serie, sin embargo, no intenta reconstruir el asesinato ni destapar la verdad de lo sucedido, sino que se basa en el documental homónimo de Jean-Xavier de Lestrade estrenado en 2004. De hecho, el propio Lestrade y su productor Denis Poncet aparecen en la dramatización del caso, equiparándose a otros personajes clave de The Staircase como el abogado de Peterson. 

En este Fact Fiction te contamos algunas claves del caso y la serie (alerta spoiler).

¿Quiénes son Michael y Kathleen Peterson?

Michael Peterson (1943) fue soldado durante la guerra de Vietnam antes de convertirse en escritor y columnista. Su esposa, Kathleen Peterson, con quien se casó en segundas nupcias en 1997, era ingeniera de telecomunicaciones. 

Tal vez uno de los puntos más confusos de The Staircase sea el tema de los cinco hijos que convivían con ellos. Michael y Kathleen no tuvieron hijos como pareja. Cuando se casaron, ella tenía una hija (Caitlin) de su primer matrimonio, mientras que el novelista tenía dos vástagos (Clayton y Todd) de su anterior esposa, de quien se divorció en 1987. Michael tenía también dos hijas adoptivas (Margaret y Martha), concebidas por una pareja de amigos que habían fallecido.

La muerte de Kathleen 

El 9 de diciembre de 2001, Michael Peterson avisó al servicio de emergencias de que su mujer se hallaba inconsciente a los pies de la escalera de la casa familiar en Durham (Carolina del Norte). 

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Pese a que el novelista alegó que se trataba de un accidente, el médico forense que inspeccionó a Kathleen dictaminó que esta había fallecido a causa de las lesiones que presentaba en el cuero cabelludo. Peterson, que era la única persona presente en la casa en el momento del accidente, fue acusado de homicidio.

Sin embargo, durante los tres primeros capítulos de la serie, el espectador recibe señales de que esta no será la única teoría sobre la muerte de Kathleen que saldrá a la luz. Algunos ejemplos son los murciélagos que la hacen caer de la escalera del desván o los sonidos de aves que la víctima escucha en diferentes escenas.

Los directores de la serie (Antonio Campos y Leigh Janiak) también permiten a su audiencia que elija cuál de las tres versiones principales de la muerte de Kathleen es la más creíble para ellos a través de las reconstrucciones de cada una de ellas que realizan al final de los capítulos cuatro, cinco y seis.

El juicio: una condena a cadena perpetua

Desde un primer momento, Michael Peterson defendió su inocencia. La Fiscalía, por su parte, argumentó que el novelista tenía dos móviles para matar a su esposa: su seguro de vida (las referencias a problemas monetarios son recurrentes en The Staircase) o el descubrimiento de Kathleen de que él tenía aventuras con hombres.

Además, antes del juicio salió a colación la muerte de una antigua amiga de Michael en similares circunstancias a las de su esposa. Ella era Liz Ratliff, la madre de sus hijas adoptivas, que había fallecido en 1984 al precipitarse por unas escaleras. Pese a que en The Staircase Michael esconde este detalle a su abogado durante más de un año, el letrado real, David Rudolf, negó en una entrevista con Variety que su cliente le ocultara esta información. De hecho, Rudolf llegó a ir a Alemania personalmente a investigar el incidente.

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Sobre las omisiones y errores de la serie de HBO, Rudolf ha apuntado también, por ejemplo, que él nunca estuvo en la sala del gran jurado (donde antes de un juicio se determina si hay pruebas suficientes para llevarlo a cabo), ya que a los abogados defensores no se les permite.

Los giros de guion: un testimonio falso y el ataque de un búho 

El 10 de octubre de 2003, un jurado popular declaró a Michael culpable, condenándolo a cadena perpetua. Sin embargo, a partir de este momento ocurrieron dos importantes giros de guión. 

El primero se muestra en el capítulo seis de The Staircase. En 2008, el vecino de Peterson, Larry Pollard, publicó una serie de vídeos en Youtube donde alentaba una teoría alternativa: el causante de la muerte de Kathleen era un búho barrado. Esta teoría se basaba en la forma de las laceraciones de la cabeza de la víctima, pero también en el hallazgo de sangre fuera de la casa (los Peterson vivían junto a un bosque donde habitaba esta ave), y de una pluma y una rama en el cuerpo de Kathleen. En entrevistas concedidas tras el estreno de la serie en HBO, Pollard se ha mostrado satisfecho con cómo ha retratado la ficción su teoría, aunque desmiente algunos detalles, como el tiempo que los Peterson vivieron con él mientras la policía recababa pruebas en su casa.

Esta teoría nunca se probó, pero en 2011 llegó un segundo giro de guión, que previsiblemente se verá en los últimos dos capítulos de The Staircase: el juez anuló el veredicto del jurado al constatar que el testimonio del analista de salpicaduras de sangre era falso. El tribunal ordenó un nuevo juicio, en el que finalmente Peterson se declaró culpable en 2017 por la vía “Alford” (la cual Michael rechaza al final del capítulo seis).

La doctrina Alford: “Soy culpable, pero yo no lo hice”

La doctrina Alford es un tipo de declaración aplicable en la justicia criminal estadounidense​ por la que un acusado responde a los cargos que se le imputan admitiendo que existen suficientes evidencias como para probar su culpabilidad, pero manteniendo su inocencia. “El procesado evita así que un jurado emita un veredicto que pueda concluir en una pena muy gravosa”, explica el experto en Derecho Penal Norberto J. De la Mata a Newtral.es.

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De la Mata advierte de que, no obstante, esta opción debe ser “pactada” entre el acusado y el juez. “Tiene que ser por la vía de la conformidad. El procesado declara un determinado hecho y este debe ser aceptado por el juzgado, que fallará la sentencia sin pasar por el jurado”, resalta.

El experto apunta que ese concepto no existe en el sistema judicial español y recuerda que dicha doctrina debe su nombre a un caso real. Concretamente, a la sentencia del caso North Carolina v. Alford (1970) de la Corte Suprema de Estados Unidos. Henry Alford, a quien se le acusaba de asesinato en primer grado, se declaró culpable de asesinato en segundo grado para evitar la pena de muerte, pese a mantener su inocencia y remarcar que se autoinculpaba para salvar la vida.

Del periodismo a las series y el cine: el viaje del true crime

La fascinación por el crimen y los asesinatos no es algo que se limite a la ficción. El interés crece, además, si la víctima es una mujer. Las activistas Diana Russell y Jane Caputi alertan en su libro Feminicidio. La política del asesinato de las mujeres de “la extensa cobertura que los medios de comunicación hacen de la muerte de mujeres a manos de hombres”. 

El ejercicio con los casos patrios es fácil. ¿Cuáles son los asesinatos recientes más mediáticos? Marta del Castillo, Diana Quer o Laura Luelmo son solo algunos de los ejemplos. Todas ellas mujeres. Todas ellas asesinadas a manos de un hombre.

Estos crímenes también cuentan con otra coincidencia: contienen elementos propios de la ficción que ayudan a atrapar al espectador. “Suspense y terror”, en palabras de la periodista Paula Corroto, autora de El crimen mediático. Los medios de comunicación han tendido, según la periodista, a “tratar estos asesinatos como series de ficción”. “Crean un relato para atraer a la audiencia y se centran en el aspecto más cinematográfico”, critica Corroto a Newtral.es

De hecho, es de esas intensas coberturas de donde se nutre el boom actual de las series documentales sobre asesinatos, como explica a Newtral.es la politóloga Nerea Barjola, autora de Microfísica sexista del poder, un ensayo sobre la narración mediática del crimen de Alcàsser. “Si antes nos comíamos el relato de estos crímenes desde una perspectiva periodística o en los programas de televisión, ahora nos los cuentan con otro formato, en series o documentales en plataformas de streaming”, subraya Barjola. Es más, gran parte del contenido de dichos documentales son imágenes de la prensa del momento, como resalta la experta.

En esta línea, el interés por el presunto caso de feminicidio que relata The Staircase fue más allá. Así, la serie de HBO muestra cómo los dos autores del documental original no se conformaron con recopilar el archivo audiovisual de los medios que cubrían el caso, sino que viajaron expresamente de Francia a Estados Unidos para grabar y documentar ellos mismos el juicio y la vida del acusado minuto a minuto.

Fuentes