Los terremotos y los gases han sido uno de los mejores pronosticadores de la erupción del volcán de La Palma. El equipo del geólogo Vicente Soler fue el primero en darse cuenta y remitirlo en 2019 al Journal of Volcanology and Geothermal Research. Algo más de dos años después, un enjambre sísmico revelaba el camino de los fluidos magmáticos que, a unos 25 km de profundidad, estaban alimentando el inminente estallido.
Ahora, monitorizados a diario por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), los terremotos muestran cómo durante la semana pasada se intensificó su actividad, superando los 40 diarios, con picos de hasta 70. Sin embargo, como explica la volcanólga de este organismo Alicia Felpeto, se han manifestado mayoritariamente a gran profundidad. Pero más que su intensidad o frecuencia, es particularmente reveladora su ubicación.
Como explica aquí el geólogo Centro Geofísico de Canarias Itahiza Domínguez, técnicas de recolocación relativa permiten afinar más dónde se han producido los temblores desde el pasado 11 de septiembre. El mapa devuelve una imagen aún más clara: hay dos zonas claramente diferenciadas, la más cercana al cono volcánico y otra al sur, en la montaña del parque natural de Cumbre Vieja, con terremotos más recientes y profundos.
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— Itahiza (@ita_dc) October 12, 2021
Una técnica que mejora la localización de terremotos es la relocalización relativa
En la erupción de #LaPalma lo hemos ido aplicando para evaluar la situación. A la izquierda el catálogo del @IGNSpain y a la derecha la mejora en localización pic.twitter.com/rwYoXCUnkA
“En ambas regiones sísmicas activas ahora no hay una migración y se mantienen concentradas en las dos zonas“, señala el geólogo. Lo relevante aquí es que los segundos se han producido a profundidades más abajo de los 30 km. Los más cercanos a la erupción del 19 de septiembre se iban dando cada vez a un nivel más superficial (en el mapa, en azul).
¿Qué está pasando ahí debajo? Resumiendo, metafóricamente hablando, el sur de la isla está en plena ebullición profunda. Y eso aflora más al noroeste, donde se sitúan las bocas eruptivas. Digamos que a ese magma y gases a enorme presión y profundidad no le hace falta –por ahora– desalojar por otro sitio nuevo. Es un reservorio profundo que tiene ya una vía de escape que no cesa de alimentar, explica a Newtral.es el profesor de Petrología de la UCM Pedro Castiñeiras.
Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Pevolca, ha reiterado que no hay probabilidad, en principio, de que surja un nuevo centro emisor. Como señala Domínguez, los terremotos que anticiparon la erupción se registraron a profundidades entre los 11 km y los 15 km, apuntando a la entrada de magma inicial. Los de ahora, a unos 35 km, delatan todo el magma que se había acumulado durante años y que va desalojándose progresivamente. Nada apunta, por ahora, a una apertura de fisuras nuevas más al sur.
Sismicidad en La Palma a lo largo del último mes / Seismicity on La Palma over the last month ➡️ https://t.co/BLhnPsLjLb pic.twitter.com/h1gsOJ3Pj6
— INVOLCAN (@involcan) October 10, 2021
Gases del volcán de La Palma, una erupción de largo recorrido y a la que vuelve la explosividad
¿Quiere decir que se está ‘vaciando’ el volcán de La Palma? En realidad, no. Como explica el geólogo y divulgador Nahúm Méndez Chazarra, puede tratarse de una especie de “recolocación” o asentamiento de los materiales según va fluyendo el magma. Todo apunta a que el volcán sigue alimentándose a nivel profundo.
Los gases, sobre todo el dióxido de azufre (SO2), no dan tregua. Con emisiones diarias medias que superan las 6.000 toneladas, sólo un claro y sostenido decrecimiento en su emanación daría pistas sobre el próximo final de la erupción. Pero es que este martes llegó superaron las 20.000 (56.000, el primer día de emisión). “El final, con estas cifras, no está cerca”, precisa Méndez-Chazarra, quien destaca que tampoco ha cesado la deformación del terreno.
El volcán ha emitido desde el martes 21.868 toneladas de dióxido de azufre y 1.848 de dióxido de carbono. Ayer se registró un pico de gran intensidad de cenizas. Se superaron los 350 microgramos por metro cúbico de partículas, concretamente se registraron 830 µg, en un episodio puntual que remitió, según Involcán.
Eso sí, los gases expulsados por el volcán no suelen ser una amenaza para la población, en la medida en que suelen ascender y diluirse en la atmósfera. Su monitorización con medidores de tierra y seguimiento por satélite son fundamentales. También los pronósticos del tiempo, para anticiparse a los desplazamientos del gas o su posible estancamiento.
#LaPalma?| Evolución de los niveles de Dióxido de azufre (SO2) desde el inicio de la erupción hasta el 12 de octubre. Fijaros también en el «chispazo» del #Etna (22/09) [Valores máximos de ventanas de 4 días con progresión de un día] @CopernicusEU #Sentinel5p ?️#ErupciónLaPalma pic.twitter.com/o2pSqxp7b6
— Iban Ameztoy (@i_ameztoy) October 12, 2021
Gases y terremotos, igual que marcan el inicio de una erupción anticipan el final. “Cuando los niveles medios que se registran normalmente pasan a ser anómalos, por ejemplo, se registran un número mayor de terremotos, aumenta el volumen de gas emitido, y si esos observables anómalos se mantienen en el tiempo, entonces se podría hablar de una reactivación, o unrest en inglés”, añade Janire Prudencio, profesora de Física de la Tierra del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada (UGR) a Adeline Marcos en Sinc.
La portavoz científica del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), María José Blanco, ha indicado que en las últimas horas ha aumentado la señal de tremor volcánico (sonido o ‘temblor’ volcánico), lo que en principio señala que hay un mayor contenido de gas en el magma que está saliendo del centro eruptivo. Es decir, vuelve la explosividad.
Desde Chile, la investigadora y profesora de la Universidad de O’Higgins Laura Becerril apunta a Newtral.es que esto está dentro de la normalidad. Conocedora del poder explosivo de los grandes volcanes del cono sur de América, señala que en el caso de La Palma ,“tanto los depósitos de las erupciones históricas como las que están en el registro geológico de la isla han sido erupciones de baja explosividad”.
Esto, claro, en términos relativos. Cumbre Vieja (o comoquiera que termine demonimándose) seguirá dando este tipo de sustos. En erupciones “principalmente estrombolianas, se da alguna fase más explosiva, asociada a la interacción de agua con el magma”, entre otros factores.
Lo que oculta bajo la tierra el volcán sigue teniendo algo de misterio. Pero la ciencia ha conseguido, en algo menos de un mes, hacerse una idea de que las entrañas siguen alimentando a un volcán que ha mostrado en poco tiempo su cara más destructiva en Canarias. Y no hay indicios de que vaya a cesar.
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