En 1968, el FBI trataba de infiltrarse y desbaratar cualquier grupo considerado subversivo en la izquierda estadounidense. Esos grupos, de por sí, ya estaban bastante paranoicos con la idea de que alguno de sus miembros fuera un topo gubernamental. Así que un agente ideó un plan para que un colectivo de la Nueva Izquierda colapsase creando su propia teoría de la conspiración. Dejó una serie de hojas fotocopiadas con un dibujo y una advertencia: “Cuidado, escarabajo siberiano”.
¿Qué quería decir eso? En la mente conspirativa, cualquier cosa y ninguna buena. Esta fue una de las acciones que, años después, salieron a la luz del programa de Contrainteligencia (COINTELPRO) estadounidense. Tiempos de Guerra Fría y teorías de la conspiración que enraizaron hasta nuestros días en una sociedad que, tras el escándalo del Watergate, había dejado de confiar en su gobierno, como recuerda en filósofo Pepe Tesoro. El invitado a este capítulo de Tampoco es el fin del mundo es autor de Los mismos malvados de siempre, una teoría sobre las teorías de la conspiración (CBA, 2024).
¿Qué ingredientes tiene una buena teoría de la conspiración? ¿Realmente nos las creemos siempre o las consumimos como quien lee una ficción, pero con el morbo del coqueteo con la verdad? Tesoro explica que, en realidad, hay siempre algo de paralelismo entre las ficciones culturales y estos relatos fantásticos que se construyen alrededor de comunidades que se retroalimentan. A veces, para calmar un malestar psicológico, introduciendo cierto orden o explicación en un mundo extraño en el que, definitivamente, hay cosas que no tienen sentido. Pero sin perder de vista que la mente conspirativa sufre.
Charo Sádaba, decana de la Facultad de Comunicación de la UNAV, explica también en este capítulo que la emergencia de ciertas teorías de la conspiración no se puede explicar sin una crisis de confianza en las instituciones. Desde las políticas a las de Salud Pública, como pasó en pandemia. Y, desde luego, una pérdida de confianza en los medios de comunicación de masas clásicos. En EE.UU. por ejemplo, ha pasado del 72% en 1976 a un 32% en la actualidad. Pero en lugares como Portugal, por el contrario, ha crecido.
Si la Revolución Francesa puede considerarse el punto de partida de las grandes teorías de la conspiración políticas, sofisticadas y bien armadas, hoy… hoy pareciera que el grado de desconexión con la realidad del conspiranoico se ha agudizado. Y así hemos pasado del escándalo conspirativo (real) del Watergate al… Pizzagate.
Escucha la entrevista completa y nuestra particular recreación contemporaneizada de la radioficción de Orson Welles de La Guerra de los mundos, en este capítulo de Tampoco es el fin del mundo. Un pódcast con la participación de Charo Sádaba (decana de la Facultad de Comunicación de la UNAV) y el análisis de la psicóloga Karen Douglas, investigadora de la Universidad de Kent experta en mente conspirativa . Narrado, guionizado y sonorizado por Mario Viciosa con la producción de Xulio Rodríguez. Suscríbete en tu plataforma favorita:
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En todo el mundo los estan denunciando a estos EUGENISTAS TERRORISTAS AMBIENTALES salidos de las cavernas de la ORGANIZACION CRIMINAL MUNDIAL DE LA SALUD....y aun no creen que los estsn matando de a pocos a estos borregos reseteados adoctrinados y bombardeados madrugada mañana tarde y noche por la prostiprensa radio television y redes...e dicho
Y ahora si dime CONSPIRANOICO.....sois unos BORREGOS al servicio de sus amos EUGENISTAS TERRORISTAS AMBIENTALES.......&(+)
vk PUNTO com/id386569803?w=wall386569803_4090%2Fall
A ver, niñatitos mileniales y esbirros sociatas, esa psicologización -falaciosa en cuanto tal- no cuela: los motivos por los que alguien quiera creer en un cierto relato no tienen nada de nada que ver con la veracidad o el mérito del tal relato. Por tanto, niñatos sociato-sorosianos. tengan la decencia dialéctica básica de saber que a la verdad se la mira a los ojos. Si alguien quiere creer que un cierto contubernio, pues puede ser porque le hace sentirse oprimido, porque le libera de culpa o por lo que sea pero nada de todo eso demuestra que el tal contubernio o complot no pueda ser real. Si yo quiero creer que la farmafia judeosatánica está decidida a modificar el ADN goyim por una ventolera, no por eso va a ser falso como tampoco va a ser cierto que los que se rían de mí lleven razón, aunque lo hagan por envidia hacia los que gozamos de buena salud gracias a nuestra postura independiente. Además niñatitos progres, no todas las "teorías" (no son teorías) de la "consipiración" son iguales. Algunas tienen mérito y otras no. Por ahí hay que empezar, por determinar qué dota de plausibilidad o se la niega a un cierto relato. Eso es lógica. No es el ofuscamiento y taras de masas, como el lodo en el florece la flor putrefacta de la siniestra política hoy.
Los historiadores saben que ciertos contubernios son reales. La policía también. Los diplomáticos, no digamos. Negar que una "teoría" pueda ser cierta por ser "de la conspiración" es cobardía acomodaticia y suministrar un pretexto para los débiles que siempre se pliegan a la presión social o a los que no tienen el coraje crítico para oponerse a la voz cantante de los medios.
Por cierto, "teoría de la conspiración" es una mala traducción del inglés. "Conspiration" es una asociación para delinquir nada más en inglés.
Eu non creo nas meigas, mais haberlas, haylas