Superliga y Euroliga: similitudes del proceso de ruptura de baloncesto y fútbol en Europa

Partido de Euroliga
Partido de la Euroliga de baloncesto. | MANUEL BRUQUE EFE
Tiempo de lectura: 8 min

En 48 horas, el fútbol europeo se ha tambaleado con la propuesta de doce clubes fundadores de una nueva competición, la Superliga, que sustituiría a la conocida Champions League (UEFA). La rectificación de varios de ellos en las horas posteriores supone un revés que parece condenar al fracaso a la Superliga, una competición que ha visto menguada su ambición de remodelar el proyecto europeo “por cuestiones financieras”. 

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Este planteamiento vive un paralelismo con el baloncesto de la temporada 2000/2001. Las confrontaciones entre diferentes activos a raíz del anuncio recuerdan a la escisión de la Unión de Ligas Europeas de Baloncesto (ULEB) y la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), dividiendo a sus clubes afines con el modelo de organización y económico como factor principal de discusión, y que un año después reconocían la permanencia de la Euroliga, creada por los clubes que hacían oposición al sistema vigente. 

El 19 de abril de 2021, fecha en la que se anunció el acuerdo de estos grandes clubes de fútbol, puede ser el origen de un cambio organizativo en el fútbol europeo como sucedió en este otro deporte. Pero la marcha atrás de varios de sus miembros, comenzando por los seis clubes ingleses participantes, genera dudas sobre su viabilidad. 

Cómo nació la Euroliga y qué similitudes hay con la Superliga

En el año 2000, participantes de diez países se unieron a la denominada Euroliga bajo la creación de una entidad privada, Euroleague Basketball, de Euroleague Commercial Assets (ECA), que rompía con la FIBA, creadora de la Copa de Europa en los años cincuenta. Esa temporada, ULEB organizó la Euroliga (Real Madrid, FC Barcelona, TAU Cerámica, Bolonia, Benetton Basket y Olympiacos) al margen de la SuproLeague de FIBA (CSKA Moscú, Panathinaikos, Maccabi y Efes Pilsen). 

Tras una temporada de convivencia de la que salieron dos campeones europeos—Maccabi y Bolonia—, reconocieron la necesidad de unirse, manteniendo la Euroliga tal como la conocemos en la actualidad. Desde entonces, las competiciones de equipos nacionales quedaron en manos de la FIBA mientras que las que atañen a clubes son organizadas por la Euroleague Basketball.

En qué se diferencian los formatos de Euroliga y Superliga

La Euroliga de baloncesto ha cambiado durante sus veinte años de historia, tanto en su formato como en el acceso de los clubes, pareciéndose en las últimas temporadas a lo que plantea la Superliga, en un sistema cerrado basado en criterios comerciales. 

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  • Nació con 24 clubes teniendo en cuenta resultados de competiciones nacionales, pero tras el acuerdo firmado en 2015 con IMG para la explotación de sus derechos, ha ido derivando hacia un sistema cerrado, reduciendo participantes y limitando el acceso. 
  • En 2015 se acordó una explotación conjunta de los derechos audiovisuales entre Euroleague Basketball e IMG, disminuyendo los equipos a 16, con los tres grandes clubes españoles con plaza fija (Real Madrid, Barcelona y Baskonia). El suspendía los méritos deportivos para acceder y añadía las ‘Ventana FIBA’, no cediendo a sus internacionales. FIBA ofreció la creación de la Champions League a ocho clubes, que la rechazaron permaneciendo en Euroliga. 
  • Desde la temporada 2016/2017, los equipos se enfrentan entre sí en una liga de 30 jornadas con partidos de ida y vuelta. Los ocho mejores disputan un playoff que decide los cuatro participantes de la Final Four. 
  • Se reparten una media de 36 millones de euros anuales. 
  • Los criterios de entrada distinguen en tipos de licencia para tres temporadas. Esta temporada consta de 18 equipos entre los que se encuentran, con licencia A a largo plazo: Real Madrid, Barcelona, Baskonia, Fenerbahçe, Efes, Olympiakos, Panathinaikos, Maccabi Tel Aviv, CSKA Moscú, Olimpia Milano y Zalgiris Kaunas.   
  • Tipos de licencia: 
    • A: tiene en cuenta el rendimiento deportivo y económico calculando ingresos de televisión y asistencia a su pabellón como local. 
    • B: en función de la clasificación de la liga. 
    • C: ganador de la Eurocup, segunda competición europea.

La idea inicial de la Superliga de fútbol radica en un formato de liga similar, pero con las diferencias propias de los enfrentamientos en ambos deportes. 

  • 20 equipos participantes—15 de ellos fijos—, aunque comenzando en su temporada inaugural con los 12 fundadores y tres invitados. 
  • Doce clubes fundadores (Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Juventus, Inter de Milán, AC Milan, Arsenal, Chelsea, Manchester United, Tottenham, Liverpool y Manchester City). Los seis equipos ingleses rectificaron su postura dos días después, provocando una oleada de renuncias. 
  • Plantea un pago inicial de 3.500 millones de euros para paliar al impacto de la pandemia y construirse en base a «criterios financieros de sostenibilidad», añadiendo pagos solidarios para el mantenimiento del sistema. 
  • Formato de dos grupos de diez equipos con partidos de ida y vuelta, clasificándose los tres primeros de cada uno para los cuartos de final, mientras cuartos y quintos jugarían un playoff adicional para conocer a los ocho mejores equipos que, en una eliminatoria a doble partido, decidirían los finalistas a un solo partido. 

La confrontación, origen del cambio 

En ambos casos, los clubes participantes en la puesta en marcha de un nuevo formato alegaron diferencias organizativas y económicas, y en la necesidad de una sostenibilidad financiera que pasaría por un cambio de sistema. Los clubes de baloncesto reclamaron más poder de decisión después de que FIBA vendiera los derechos de televisión, mientras los de fútbol lamentaron la “inestabilidad del modelo económico” acelerado por la pandemia del COVID-19

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Este lunes, la Superliga pedía un cambio en la visión estratégica y un enfoque comercial. “Son necesarias para aumentar el valor y las ayudas en beneficio de la pirámide del fútbol en su conjunto.  Las soluciones propuestas por los reguladores no resuelven las cuestiones fundamentales, que son tanto la necesidad de ofrecer partidos de más calidad, como obtener recursos financieros adicionales”. 

La respuesta: amenazas de expulsión

La reacción de ambos organismos, FIBA y UEFA, se asentó sobre las amenazas de expulsión de sus competiciones internacionales, tanto para los clubes como para los futbolistas participantes. 

Borislav Stankovic, presidente de la FIBA en 2000: “Los clubes han dado un golpe de estado. Si se mueven al margen de las federaciones nacionales, los jugadores quedarán fuera de competiciones internacionales, incluyendo Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos”. 

Aleksander Ceferin, presidente de UEFA actualmente: “Es fruto de avaricia, egoísmo y narcisismo. Los clubes serán expulsados de las competiciones europeas lo antes posible y sus jugadores no podrán disputar competiciones internacionales con sus selecciones». 

Tras la renuncia posterior, Ceferin celebró “la vuelta al redil”. Además de la reacción de la UEFA, los clubes de la Superliga se han encontrado con la oposición de FIFA e incluso de sectores de la política como Boris Johnson, que tras conocer la renuncia de los seis clubes ingleses celebró la protección del “querido juego nacional”. 

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https://twitter.com/BorisJohnson/status/1384741796664823808

El rol de las federaciones nacionales

Durante estas dos décadas, y pese al acuerdo inicial, la FIBA ha tratado de recuperar el mando sobre los clubes, especialmente en 2015 antes del acuerdo de renovación. Ante los nuevos planes de vender sus derechos de forma conjunta y sin la participación de este organismo, volvió a amenazar con sanciones, esta vez implicando a las federaciones. En 2016, anunció la expulsión de ocho países—incluyendo a España—de Juegos Olímpicos de Río 2016 y Eurobasket 2017, por “apoyar las prácticas ilegales al permitir acuerdos con sus ligas”.

Unos días después, la FIBA anuló su decisión al comprobar que las federaciones afectadas habían “reaccionado positivamente”, aunque incidían en que persistían las prácticas contrarias, por lo que seguirían “vigilando la posición de las federaciones nacionales en relación a dichas prácticas”. 

La postura de las federaciones de fútbol es totalmente contraria a la creación de la Superliga, y así lo han manifestado públicamente. En una declaración conjunta, las federaciones y ligas de los tres países que contaban con miembros fundadores mostraron su rechazo a una competición cerrada. «Seguiremos unidos en nuestro esfuerzo para detener este cínico proyecto que se fundamenta en el interés propio de unos pocos clubes en un momento en el que la sociedad necesita solidaridad». 

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