La comunidad científica y los organismos internacionales insisten en que la próxima pandemia a la que se enfrenta la sociedad actual estará relacionada con la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Este tipo de patógenos, a los que se conoce con el nombre de superbacterias, podrían provocar hasta 10 millones de muertes al año en 2050 si no se toman medidas, según alerta Naciones Unidas. La solución a este problema de salud pública se encuentra con un escollo en materia de investigación porque la creación de nuevos antibióticos eficaces frente a las superbacterias lleva años sin resultados.
“No tenemos ningún antibiótico nuevo desde los años 80”, se lamenta Laura Marín en declaraciones al programa Gabinete de Crisis en La Sexta. Esta economista española dirige desde 2013 el programa Joint Programming Initiative on Antimicrobial Resistance (JPIAMR), la mayor iniciativa mundial de investigación sobre resistencias antimicrobianas.
Más de una década para crear un antibiótico
Marín señala tres causas principales por las que no se ha logrado desarrollar nuevos antibióticos que permitan combatir a las superbacterias. El principal motivo son las dificultades en la investigación. ”Científicamente es muy complicado porque todos los antibióticos que hay en la naturaleza ya los hemos descubierto y es imposible que logremos antibióticos tan efectivos como los que tenemos ahora”, reconoce.
Además, apunta otro condicionante que es el dilatado tiempo que se tarda en crear un nuevo antibiótico. “Hay que tener en cuenta que tras haber desarrollado la investigación fundamental, se tarda entre 10 y 15 años en completar todo el proceso antes de que se pueda comercializar”, detalla Laura.
La financiación es uno de los principales condicionantes
Además de la inversión de tiempo, crear un nuevo antibiótico que haga frente a las superbacterias también es complicado desde el punto de vista económico porque son procesos largos y muy costosos. “Cuesta entre 1000 millones de euros o 1500 millones de euros. Sin embargo, su precio de venta suele ser muy bajo. En España cuesta entre dos y tres euros y en la mayoría de los países del mundo se puede comprar por menos de un euro”, explica Marín.
La economista reconoce que este sistema de mercado hace muy difícil que para las empresas farmacéuticas sea interesante invertir en investigación. “Hay un fallo en el modelo de negocio”, explica. “Si logramos crear un nuevo antibiótico frente a las superbacterias vamos a querer reservarlo para aquellos casos que son realmente críticos para evitar que su uso desmesurado haga que aparezcan resistencias, así que se van a vender muy pocos”, argumenta.
Marín insiste en la necesidad de la inversión pública para incentivar los desarrollos clínicos por parte de las farmaceúticas. En este sentido, el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), plantea las estrategias a seguir en España para intentar preservar la eficacia de los antibióticos. Antonio López, coordinador del área dedicada a la salud humana, reconoce que la investigación está en una situación poco alentadora. “Se están poniendo muchos recursos, no solo a nivel nacional sino a mundial, para conseguir nuevos antibióticos pero, a pesar de estos esfuerzos, pues a muy corto plazo no se esperan grandes innovaciones”.
La inteligencia artificial facilita el proceso de investigación
Frente a este escenario poco esperanzador, la inteligencia artificial se abre paso, aunque de forma tímida, como una posible vía para plantar cara a las superbacterias con nuevos antibióticos. Un grupo de científicos de Canadá y Estados Unidos han empleado esta herramienta para encontrar un nuevo fármaco eficaz frente a la superbacteria Acinetobacter baumannii, identificada por la Organización Mundial de la Salud como una de las más peligrosas del mundo.
- Naciones Unidas
- OMS
- Laura Marín, secretaria general del programa JPIAMR
- Antonio López, coordinador del PRAN en Salud Humana
- Nature Chemical Biology
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