Sucho: el proyecto con miles de voluntarios para salvar la cultura digital de Ucrania

Sucho: el proyecto con miles de voluntarios para salvar la cultura digital de Ucrania
Foto: Shutterstock
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Más de 2.000 libros infantiles en ucraniano, datos de los observatorios astrológicos desde 1890, o una página sobre cómo investigar la historia de los judios en Ucrania forman parte de la cultura digital del país que se ha puesto en peligro tras la invasión rusa. Para protegerlos, tres investigadores crearon Sucho.

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Sucho (Saving Ukranian Cultural Heritage Online. O en español, Salvando la Herencia Cultural Ucraniana Online) es un proyecto improvisado que ya cuenta con cerca de 1.400 voluntarios, según cuenta a Newtral.es una de los tres fundadores, Quinn Dombrowski, especialista de tecnología académica en la Universidad de Stanford. También ha recibido financiación de la Asociación para los Ordenadores y las Humanidades (ACH) y la Asociación Europea para las Humanidades Digitales. 

Desde su creación el 1 de marzo, Sucho ha conseguido archivar, o hacer copias de seguridad de 40 terabytes de información, cuenta Dombrowski. Esto equivale a 20.000 horas de vídeo HD, o 260 millones de documentos, según la estimación de la herramienta Dropbox.

La cultura digital en la nube se evapora con facilidad

Archivos de cultura digital como Sucho, dice Dombrowski, tienen como objetivo ideal “que nunca hagan falta” porque todas las webs y archivos vuelvan o continúen estando disponibles. Pero en el caso de Ucrania, este ya no es un objetivo realista, ya que han visto cómo la cultura digital está desapareciendo

Aunque pueda existir la creencia de que una vez que algo está en Internet, siempre estará ahí, esto no es correcto. “La nube digital es tan efímera como la natural, que desaparece con la lluvia”, cuenta a Newtral.es Mark Graham, director de la herramienta Wayback Machine. La herramienta fue creada por Internet Archive hace dos décadas. Wayback Machine es una de las herramientas que usa Sucho para archivar la cultura digital de Ucrania. 

Tanto Graham como Dombrowski explican que hay muchas razones por las que el contenido disponible online pueda desaparecer. Entre ellas que el responsable del sitio web deje de pagar el dominio, a un ciberataque. “Al final todo lo que está online está en algún servidor físico”, dice Dombrowski, y si este se destruye, la información desaparece para siempre. 

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Mientras que las páginas web gubernamentales o de grandes instituciones son normalmente guardadas y protegidas, este no suele ser el caso de las de contenido de cultura digital, cuenta Dombrowski. “La cultura digital se define tradicionalmente como los catálogos de museos, archivos y galerías, que han sido digitalizados”. 

Digitalizarlos es una manera no solo de preservar una copia online, sino de mostrarle al mundo cuáles son “los elementos que el país considera parte de su identidad”, añade. “Pero en Sucho hemos ampliado ese paraguas de cultura digital para incluir las experiencias de personas que se han relacionado con esas piezas culturales”. Por ejemplo, bibliotecas infantiles que han recopilado arte hecho por niños que han visitado el museo, o “un proyecto de realidad virtual para enseñar a los niños cómo es conducir un tren” en Ucrania. 

Organizar a 1.400 voluntarios de todo el mundo

Desde el primer día existió el reto de cómo organizar a cientos de personas con diferentes habilidades y conocimientos informáticos que querían ayudar, desde bibliotecarios, a programadores. Al final, de manera orgánica Sucho empezó a usar una combinación de herramientas de Google, y Slack, donde se han separado diferentes grupos de trabajo. A pesar de contar con 1.400 voluntarios, no todos están activos todos los días, pero siempre hay “varios cientos” trabajando. “Funcionamos las 24 horas porque cuando me voy a dormir veo que mis compañeros en Europa ya están trabajado”, dice Dombrowski, que reside en California.

Usan herramientas como Wayback Machine, que guarda páginas web tal y como estaban en un momento dado en el tiempo, lo que  permite consultar cómo era la página en el pasado. “Hasta 1.000 millones de urls se pueden guardar al día”, asegura Graham. Internet Archives ya tenía experiencia previa colaborando con proyectos parecidos, como los Syrian Archives, que llevan años recopilando datos y páginas web sobre Siria así como infracciones en los Derechos Humanos durante el conflicto que empezó en 2011. 

“Pero un proyecto como el de la cultura digital de Ucrania se beneficia de especialistas que identifican qué material debe ser archivado, y comprueban la calidad”. Ahí es donde la colaboración entre herramientas, instituciones y voluntarios se vuelve necesaria, explica Graham.

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Sucho: “Todo empezó en Twitter”

Durante los primeros días de la invasión rusa, Anna Kijas, directora de la biblioteca de música de la Universidad de Tufts, en la costa este de Estados Unidos, publicó un tuit con la idea de crear un equipo para el rescate de datos digitales centrado en la música. 

El tuit resonó con Quinn Dombrowski en California. “Había pasado los últimos días navegando sin rumbo por las redes sociales”, recuerda. “La idea de hacer algo que pudiera contribuir de verdad me atrajo”. Pero Dombrowski no fue la única en tomar acción tras el tuit, añade, también lo vió Sebastian Majstorovic, historiador digital del Centro Austríaco para la Herencia Cultural y las Humanidades Digitales. 

Cada uno con sus propias ideas y propuestas se reunieron el 28 de febrero. El 1 de marzo lanzaron la plataforma de Sucho.org, y “400 voluntarios se unieron ese día”, dice Dombrowski. 

 

Fuentes
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