El sportswashing o lavado deportivo es la técnica de blanqueamiento que usan países, organizaciones o deportistas para mejorar su reputación dañada. La imagen se puede lavar a nivel internacional, con la organización de eventos deportivos, la compra de estadios o el patrocinio de equipos. ¿Quiénes son los principales países acusados de hacer sportswashing?
Los principales ‘sportswashers’
Estos son los principales países que utilizan el sportswashing (o lavado deportivo) para blanquear su imagen, y algunas de las vulneraciones de derechos se les acusa, según el Informe Amnistía 2021/2022 Amnistía Internacional. La situación de los derechos humanos en el mundo:
- Catar. Copa Mundial de Fútbol 2022, Gran Premio de motociclismo desde 2004 o una prueba de Fórmula 1. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: abusos laborales de los trabajadores migrantes, restricciones a la libertad de expresión y discriminación de mujeres y personas LGTBI.
- Arabia Saudí. Tres ediciones del Rally Dakar o Gran Premio de F1 desde 2021. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: libertad de expresión castigada con penas de prisión, detenciones arbitrarias de activistas, penas de muerte y ejecuciones generalizadas, o explotación laboral de personas migrantes.
- China. Juegos Olímpicos de Verano en 2008 o los Juegos de Invierno este año. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: hostigamientos, detenciones y torturas por ejercer el derecho a la libertad de expresión, torturas contra la población musulmana u hostigamiento a los derechos de las personas LGTBI.
- Israel. La empresa privada Start-up Nation compite en el Tour de Francia, la Vuelta a España o el Giro de Italia de ciclismo con el propósito de “que el mundo sepa que este es un país seguro y libre”. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: ataques desproporcionados de las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza.
- Rusia. JJOO de Invierno de Sochi en 2014 o Copa Mundial de Fútbol de 2018. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: violaciones habituales de los derechos de libertad de expresión, asociación o reunión pacífica; enjuiciamientos dudosos para reprimir a la disidencia; ataques impunes contra periodistas; o desapariciones forzadas de personas LGTBI en Chechenia.
- Emiratos Árabes Unidos. La aerolínea de Emiratos Árabes Unidos, Fly Emirates, patrocina el torneo de tenis US Open y algunos de los equipos de rugby y fútbol más importantes del mundo. Con estos eventos deportivos desvía la atención de: detenciones arbitrarias, supresión de la libertad de expresión, condenas de muerte y ejecuciones.
- Brasil. Mundial de Fútbol en 2014 y JJOO de Río de Janeiro en 2016. Aumento de la desigualdad debido a la crisis derivada de la pandemia y debido a las iniciativas del presidente Bolsonaro, especialmente dañinas con el medio ambiente y la justicia climática. Hubo protestas reprimidas con violencia durante la organización y celebración de los eventos.
Además de los países y empresas protagonistas, la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional, denomina “esponjas del sportswashing” a los actores que se describen como imprescindibles para que se produzca el blanqueamiento.
Las esponjas del ‘sportswashing’
Estas son: organizaciones deportivas, equipos de fútbol y los países que participan en los eventos. Algunos de los blanqueadores principales identificados por Amnistía son la Federación Española de Fútbol, con la firma del acuerdo de la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí hasta 2029; el Manchester City de Reino Unido, cuya propiedad mayoritaria la ostenta el Abu Dhabi United Group, de Emiratos Árabes Unidos; o Francia, con la propiedad de equipo de fútbol Paris Saint Germain por parte del Estado de Catar.
Los países y organizaciones que utilizan el deporte para lavar su imagen “siempre se van a escudar en el tema de que el deporte no se puede politizar, pero si el propio organizador politiza el evento, se tendrán que tomar medidas”, explica a Newtral.es Víctor Muñiz, autor de Victoria y derrotas. La historia a través del balón.
“¿Qué necesidad tiene la FIFA de generar un mundial en un país que no tiene estructura para hacerlo?”, se pregunta el autor de Victorias y Derrotas. Para Jordi Colomé, coordinador del Màster en Comunicació Esportiva Blanquerna, la respuesta muchas veces es puramente económica: “Que la federación (Real Federación Española de Fútbol) diga que celebrar la Supercopa de España en Arabia Saudí puede ayudar a las mujeres de ese país (…) tiene sentido si antes cobrabas 400 mil euros y ahora 25 millones de euros”.
Para evitar el sportswashing de estos países, las llamadas al boicot son constantes: desde la vía diplomática hasta las organizaciones no gubernamentales, pasando por la propia iniciativa de los y las deportistas.
No obstante, desde el Parlamento Europeo consideran que, aunque estas presiones puedan servir para llamar la atención de la opinión pública, no consiguen frenar los daños, en parte porque los boicots se inician cuando los acuerdos ya están cerrados y los eventos están a punto de empezar. Por eso ponen el acento en la necesidad de transparencia en las organizaciones deportivas, especialmente en lo que se refiere al cumplimiento de sus compromisos adquiridos con el respeto a los derechos humanos.
Los países que practican el sportswashing saben bien que los deportes tienen como objetivo promover un conjunto de valores morales y éticos que incluyen la justicia, la integridad, la igualdad y el respeto y los atletas, las instituciones deportivas y las marcas “comercializan su compromiso con estos valores”, concluye el observatorio Human Rights Watch. “Es imposible separar el deporte de la política”, sentencia Colomé.
- ‘Victoria y derrotas: La historia a través del balón’. Víctor G. Muñiz.
- Jordi Colomé, coordinador del Màster en Comunicació Esportiva Blanquerna.
- Amnistía Internacional.
- ‘Informe Amnistía 2021/2022 Amnistía Internacional. La situación de los derechos humanos en el mundo’.
- ‘Large Sporting Events: Human Rights as a Game Changer?’. Parlamento Europeo
- Human Rights Watch.