SpaceX, a un paso de acabar con la dependencia rusa de la NASA en la EEI

Retorno de los astronautas en la misión Demo2 de SpaceX | Epa, Efe
Retorno de los astronautas en la misión Demo2 de SpaceX | Epa, Efe
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La cápsula Dragon Endeavour de SpaceX, con los astronautas de la NASA Robert Behnken y Douglas Hurley a bordo, cayó este domingo de manera controlada a las aguas del Golfo de México. Un ligero mareo de los tripulantes y poco más. La nave está lista para futuras misiones de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional (EEI).

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Un viaje de 19 horas, tal como estaba previsto, que ha terminado con un descenso en cuatro paracaídas, desde 28.000 km/h a los 24 km/h a los que finalmente amerizó la cápsula sin mayores problemas sobre las aguas. Eso sí, hubo que cambiar el punto exacto, restando algo de épica al asunto, debido a la tormenta Isaías.

El amerizaje no pudo verse, como estaba previsto, desde la costa de Miami. El barco Navigator de SpaceX estaba a solo unas tres millas náuticas del lugar para encargarse de recuperar la nave y colocarla en su cubierta.

“Bienvenidos a la Tierra. Gracias por haber volado con SpaceX” decía a los astronautas el director de la misión, como si de una aerolínea se tratase. Atrás quedan las megasalas de control de la NASA de Houston, propias de los setenta. Un símbolo que marca distancias con la pretérita era de los transbordadores, cerrada en 2011.

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De la era del transbordador al ‘avión’ galáctico

De aquellas mastodónticas naves-cohete aladas, a algo que Elon Musk (su fundador) quiere presentar como un avión distan decenas de ensayos de aparatos con capacidad de despegue y aterrizaje, en un intento de convertirse en el mayor contratista de la NASA de cara a misiones más ambiciosas.

No en vano, esta misión, que puso a los astronautas americanos en la EEI el 31 de mayo, lleva por normbre Demo-2. En una demostración, no carente de simbolismo, de que los tripulantes pueden volver a la Tierra por vía marítima, tal y como ocurría con los integrantes de las misiones Apolo a la Luna, que acabaron hace 45 años.

Amerizaje en paracaídas de la cápsula de Space X en Pensacola |Bill Ingalls, NASA

Con esto, la NASA certifica la semiprivatización de sus misiones. O, más bien, la externalización del transporte de tripulantes. Pero también se distancia de Rusia, cuya agencia era la encargada desde 2011 de llevar humanos a la EEI a través de la Soyuz.

La NASA ha ‘regado’ a SpaceX con más de 2.000 millones de dólares para ello. Y Musk trató de optimizar gastos construyendo naves reutilizables, pero mucho más ligeras que el concepto de transbordador.

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La misión Demo-2 ha tenido una duración total de 64 días, tiempo en el que ha hecho 1.024 órbitas alrededor de la Tierra. Bob Behnken hizo cuatro actividades extravehiculares junto con Chris Cassidy para instalar baterías en el exterior de la ISS. Allí se quedan Anatoli Ivanishin, Iván Vágner y Chris Cassidy.

A lo largo de las próximas seis semanas la Crew Dragon deberá certificar de de manera oficial que sigue los protocolos de la NASA para convertirse, definitivamente, en el sistema de transporte estadounidense a la EEI.

La segunda misión de una Dragon tripulada está prevista para la primavera de 2021. En esa ocasión, volará con cuatro personas. Y SpaceX no será la única. Si todo va bien, Boeing pondrá astronautas en la estación también el año que viene.

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