Brasil afrontará el 30 de octubre la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales con un sistema electoral adaptado a sus necesidades geográficas, tecnológicas y sociales. Lula da Silva y Jair Bolsonaro volverán a enfrentarse para ver quién de los dos pasará a ser el próximo presidente de Brasil durante los siguientes cuatro años. En la primera vuelta los resultados han estado más ajustados de lo que pronosticaban los sondeos, lo que ha propiciado que Da Silva, con un 48,43% de los votos, y Bolsonaro, con un 43,2%, vuelvan a concurrir como los dos candidatos más votados.
Pero a pesar de que en esta ocasión haya habido una segunda vuelta, no tendría por qué haber sucedido por cómo se articula el sistema electoral de Brasil, como recoge su ley electoral (artículo 211).
Además, el país cuenta con urnas electrónicas colocadas en cada distrito electoral. Pero aunque estén automatizadas y no se use el papel salvo emergencias, el voto debe seguir haciéndose presencial. Y el verbo es debe, ya que votar en Brasil es una obligación cívica para todos los mayores de 18 años hasta los 70.
Cómo funciona el sistema electoral en Brasil
Las diferencias con el sistema electoral español son notables en Brasil. Para empezar, es una república, compuesta por 26 estados y el distrito federal de Brasilia, por lo que los ciudadanos deben elegir a su presidente en unas elecciones que se conocen como presidenciales. Como en las últimas celebradas, puede suceder que los resultados estén ajustados entre dos o más candidatos, por lo que se hace una segunda votación para desempatar, en la que una mayoría simple sirve para ser elegido nuevo presidente de Brasil.
Así lo explica Carlos Fernández, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). “En las elecciones presidenciales, si un candidato obtiene más de un 50% de los votos o la distancia entre el primer y segundo candidato es muy grande, hasta el punto en el que es claro que la mayoría de electores ha votado a uno, se da la victoria en la primera vuelta”, afirma.
Es por ello que los brasileños tendrán que volver a votar el 30 de octubre, y así decidir entre el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva, o el líder del Partido Liberal (PL), Jair Bolsonaro.
El deber de votar, no solo el derecho
Aunque en Europa no sea lo más común, y mucho menos en España, el voto en Brasil es obligatorio, y los electores que no acudan a las urnas sin una justificación pueden enfrentarse a multas económicas. Tal y como establece su ley electoral, los brasileños entre 18 y 70 años están obligados a votar. Pueden hacerlo desde los 16, pero no es obligatorio hasta la mayoría de edad. Lo mismo sucede con los enfermos, las personas con alguna discapacidad, los analfabetos o las personas que estén viajando en el momento de la votación.
El sistema electoral de Brasil contempla que las personas que se encuentren en el extranjero pueden votar en edificios oficiales del gobierno brasileño, como embajadas o consulados, aunque solo pueden elegir al presidente y vicepresidente, como recoge la página web de la Justicia Electoral de Brasil.
De hecho, la ley electoral brasileña establece una multa para las personas que, tras 30 días de la votación, no justifiquen ante un juez por qué no han ido a votar. La norma establece que la persona que no vote sin justificación tendrá que pagar una multa del 3% al 10% del salario mínimo de la región, impuesta por el juez electoral (artículo 7).
Esto no es algo que sucede solo en el sistema electoral de Brasil; en otros países de América Latina como Argentina, Bolivia o Ecuador también. Algo que destaca María Garrote, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid y experta en sistemas electorales. “Para estos países el sufragio activo es un derecho, pero también es un deber cívico”, afirma.
Es por ello que el sistema electoral brasileño tiene en cuenta las dificultades geográficas y sociales del país, ya que no es lo mismo ir a votar en una ciudad como Brasilia, Río de Janeiro o São Paulo, que en un poblado del Amazonas. De ahí que utilicen urnas electrónicas.
El sistema electoral de Brasil contempla el uso de urnas electrónicas
Las urnas electrónicas brasileñas están compuestas de una batería propia, para no depender de un puerto de corriente eléctrica, y son muy visuales, para facilitar el voto a las personas que no sepan leer o escribir. De hecho, además del nombre de los candidatos, las urnas incluyen una fotografía de su rostro y el logotipo del partido al que pertenecen, como explica Garrote. “Este sistema instaurado en Brasil desde hace tiempo es por su diversidad geográfica y el alto nivel de analfabetismo”, afirma Garrote.
Eso sí, no permiten el voto telemático, sino que el votante debe presentarse en un colegio electoral o algún lugar facilitado por el gobierno brasileño para poder ejercer su derecho y deber al voto.
“Antes se utilizaba un número para identificar al votante, cada uno tenía el suyo, pero para evitar suplantaciones de identidad ahora se hace con la huella dactilar. Así el votante llega, presenta su documentación para acreditar que es la persona que es, pone su huella dactilar y así puede votar”, explica Fernández, profesor de derecho constitucional de la UNED.
Además, Fernández asegura que estas urnas son ligeras y transportables, lo que permite llevarlas de un sitio a otro de forma sencilla y cumplir con el sistema electoral de Brasil. “Son un sistema seguro, que garantiza el secreto de sufragio, reduce el factor humano y está muy adaptado a las necesidades del país, ya que si hay que transportarlas a una zona de la selva para que las personas puedan votar, se puede. Si fallan, se tendría que recurrir al sistema clásico de las papeletas”, explica.
El sistema electoral de Brasil para las elecciones legislativas
A diferencia de las presidenciales, el sistema electoral de Brasil permite a los votantes configurar la lista de las elecciones legislativas, aunque no en su totalidad, sino mediante un sistema de listas desbloqueadas.
“En las listas abiertas, el votante puede elegir y combinar candidatos de distintos partidos, mientras que en las listas desbloqueadas, puede dentro de la lista de un partido colocar a los candidatos en el orden que prefiera, pero no combinarlos con otras formaciones”, explica Garrote, profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
Como sucede en España, el poder legislativo brasileño está compuesto por dos Cámaras, que conforman el Congreso Nacional: la Cámara de Diputados y el Senado Federal. Según el sistema electoral de Brasil, en la primera son 513 miembros elegidos por cuatro años. El segundo está formado con 81 miembros directamente elegidos, que son nombrados por ocho años, pero donde un tercio y dos tercios van renovándose alternativamente cada cuatro años. Así lo recoge el Observatorio para la Igualdad de Género de las Naciones Unidas.
- Ley electoral de Brasil
- Justicia Electoral de Brasil
- Carlos Fernández, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
- María Garrote, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid