Un año después de salir de Afganistán a duras penas, los refugiados afganos intentan adaptarse a las condiciones del sistema de acogida. Mohammad (nombre ficticio), su mujer y sus dos hijos aún no saben qué será de su futuro. Él era ingeniero en su país, director de una ONG en Kabul y traductor para la corresponsal de un medio español, quien le informó del plan de evacuación del Gobierno.
Doce meses después, reconoce que volver a Afganistán no es una opción por el Gobierno de los talibanes y porque el país sufre una de las peores crisis humanitarias del mundo. “Queremos vivir en España, no sobrevivir. Tengo un doctorado y ahora me siento afortunado si me ofrecen un trabajo de camarero”, explica Mohammad, cuyas expectativas laborales se han dado de bruces contra una realidad económica precaria y un sistema de asilo limitado.
Doce meses después de su llegada, las familias afganas tratan de adaptarse
El proceso de adaptación en el sistema de acogida para los refugiados afganos que continúan en España un año después de su abrupta salida del país está siendo difícil. Como comentan desde la ONG Accem, los refugiados afganos llegaron en un estado de ansiedad muy grave. “La disposición emocional de los afganos que llegaron en agosto es, en general, mala. Salieron de repente, dejando a sus familiares y amigos atrás. Ellos no querían salir”.
“El aspecto psicológico de la acogida está siendo difícil, a pesar de la atención prioritaria que el Gobierno español ha decidido dar a los afganos respecto a otros colectivos, ya que además entraron en España de mano del propio Ejecutivo”, indican desde la organización.
El proceso de acogida de protección internacional en España cuenta con dos fases. En la primera, que dura entre seis y ocho meses, los solicitantes son alojados en residencias y pisos de acogida y finaliza cuando se resuelve el trámite de la petición internacional. En este caso, para los afganos, es favorable.
La segunda fase, en la que se encuentran actualmente los refugiados afganos que continúan en España con los que ha hablado Newtral.es, es la fase de la autonomía, en la que las personas comienzan a buscar empleo, aunque continúan recibiendo la ayuda económica del Gobierno para cubrir sus necesidades básicas y también la residencia. “Los afganos pudieron pasar a la segunda fase más rápido que otros colectivos porque se sobreentendía que el trámite para estos refugiados iba a resolverse favorablemente”, indican desde la ONG.
Las expectativas laborales de los refugiados afganos no se corresponden con la realidad
La segunda parte del proceso tiene muchas aristas para los afganos. Primero, por las grandes diferencias formativas entre hombres y mujeres. Ellos han llegado a España con un nivel de estudios, en su mayoría, universitario; mientras que el de ellas no alcanza los estudios básicos. “Están muy descompensados”, afirman desde Accem. Además, deben homologar sus títulos extranjeros, un trámite que puede demorarse años, como confirma la ONG. “El ajuste de las expectativas es duro, es común que perfiles de refugiados con un estatus más alto o con perfiles profesionales más cualificados se frustren ante la realidad de un sistema limitado”.
Es el caso de Mohammad. También el de Bibi, abogado de formación que trabajó los últimos 20 años como intérprete para el Ejército español en diferentes puntos del país, que también pide que no se utilice su verdadero nombre para evitar represalias. Ambos salieron de Afganistán de forma abrupta, en los primeros vuelos de evacuación desde Kabul a finales de agosto de 2021 con sus mujeres y sus hijos. Los dos aseguran que, 12 meses después de su llegada, no están adaptados.

“Nuestro idioma, nuestra cultura, la vida que teníamos en Afganistán es muy diferente a la que tenemos ahora en España. Pedimos que nos den más tiempo, que el proceso se extienda más meses para desarrollar nuestros planes profesionales”, reclaman en un encuentro con Newtral.es.
Mohammad y Bibi lamentan la falta de oportunidades laborales que se adapten a su nivel de estudios y a su experiencia. “Solo nos ofrecen puestos de camareros y tenemos un doctorado, ¿cómo vamos a pagar un alquiler y los estudios de nuestros hijos?”, se preguntan.
También se quejan de que les obliguen a compartir la habitación y baño con familias de otras nacionalidades. Más allá de los problemas de convivencia entre personas que no se entienden porque no hablan el mismo idioma, Mohammad y Bibi explican que sus mujeres están incómodas por la presencia de tantos hombres en la casa.
Periodistas afganos refugiados en España
Según un informe conjunto de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Asociación de Periodistas Independientes de Afganistán, desde el 15 de agosto de 2021 hasta finales de ese año, más del 40% de los medios de ese país habían cerrado y más de 6.400 periodistas habían perdido su empleo, siendo las mujeres las más afectadas. Es el caso de Mohammad Ali Pakdel, de 24 años, refugiado afgano en el sistema de acogida que vive en Ourense (Galicia) desde que fue evacuado el 26 de agosto de 2021 por el Gobierno español.
Según relata a Newtral.es, el periodista y su familia salieron del país gracias a una entrevista que le hizo un medio chileno en la que Ali Pakdel alertaba de la situación en la que se encontraba la prensa afgana tras la inminente llegada de los talibanes al poder. “Nuestro deber es contar lo que está pasando, pero en Afganistán ya no podemos alzar la voz, ya no tenemos ese derecho”, relata a Newtral.es el periodista desde Galicia.
Casi un año después, Ali Pakdel no ha encontrado trabajo, lo que considera “la parte más dura del proceso de adaptación en España”. El pasado mes de mayo, el Gobierno y RSF firmaron un acuerdo de colaboración para facilitar la inserción sociolaboral de los periodistas refugiados, ya que, tal y como afirmó el presidente de la organización, “el reto más difícil es que sigan trabajando como periodistas aquí”.
Ali Pakdel no olvida que aún quedan muchos reporteros en peligro en Kabul. “Todavía hay muchas personas que necesitan ayuda porque no consiguieron salir de Afganistán, ojalá Occidente no se olvide de ellos”, reclama. El periodista recuerda que hay una crisis de pobreza en Afganistán y que “la gente está vendiendo sus zapatos para comprar comida”.
- ONG Accem
- Refugiados afganos entrevistas por Newtral.es
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