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‘Troya: La caída de una ciudad’, los hechos tras la serie de ficción de Netflix basada en la ‘Ilíada’

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Fotograma de la serie 'Troya: La caída de una ciudad'. | Foto: Filmaffinity
Tiempo de lectura: 10 min

La Guerra de Troya se ha convertido en uno de los relatos más conocidos del mundo antiguo, una historia de mitología, amor, lucha y traición en la que se basa la serie Troya: La caída de una ciudad de Netflix

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El relato que ha llegado hasta nuestros días se basa fundamentalmente en la narración del siglo VII a. C. atribuida a Homero sobre la Guerra de Troya. No obstante, esta es solo una de las 12 narraciones épicas que forman parte del Ciclo troyano, un conjunto de poemas datados entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era que cuentan la sucesión de los acontecimientos de la Guerra de Troya. 

De este conjunto de escritos tan solo se han conservado dos completos, que son los que inspiran la serie: la Ilíada y la Odisea.

Nueve ciudades y hasta cuatro guerras: lo que dicen las fuentes sobre la Guerra de Troya

Los antiguos griegos y romanos estaban convencidos de que la Guerra de Troya había sido un acontecimiento real, y uno de los más importantes de la historia conocida hasta entonces. Más adelante, durante la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, cambió esta tendencia, ya que muchos estudiosos del mundo clásico redujeron la importancia de este conflicto, llegando incluso a negar su existencia.

Tal y como recoge el profesor y director del Capitol Archeological Institute en la Universidad George Washington, Eric H. Cline, en su obra La Guerra de Troya, no fue hasta la década de 1870 cuando se comenzó a prestar especial atención al asunto. En ese momento, Heinrich Schliemann, considerado como el padre de la arqueología micénica, afirmó haber descubierto el emplazamiento en el que habría tenido lugar. Esta ubicación hacía referencia al yacimiento de Hisarlik, en la actual Turquía, el cual cuenta con una aceptación mayoritaria dentro del mundo académico como emplazamiento de la antigua Troya.

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Yacimiento de Hisarlik, Turquía | Fuente: Shutterstock

Los distintos niveles excavados desde entonces han demostrado, tal y como recoge Cline, que allí no hubo una sola ciudad, sino nueve, construidas unas sobre otras con remodelaciones en cada una de ellas. Tras años de investigación –y algunos errores que dieron lugar a la pérdida de valiosas pruebas arqueológicas– se demostró que varios terremotos y ataques de enemigos, entre otras causas, habían destruido algunas de ellas.

Según las pruebas literarias hubo, al menos, cuatro guerras de Troya. Por otra parte, las pruebas arqueológicas han demostrado que fue destruida entre dos y tres veces entre el año 1300 y 1000 a. C. Así, dadas las dificultades para determinar con exactitud cuál pudo ser el conflicto cuya narración se atribuye a Homero, algunos historiadores barajan la posibilidad de que el autor condensara todas estas acciones en una sola epopeya. 

Helena, Alejandro, Aquiles… ¿Personajes históricos o creaciones literarias?

Hipólito Sanchiz, doctor en Historia Antigua y profesor de esta asignatura en la Universidad CEU San Pablo, subraya las dificultades que se encuentran los historiadores para determinar si determinados personajes pudieron existir realmente. “Aunque la arqueología nos puede dar algún indicio de cómo eran las sociedades, en el caso de personas concretas es muy complicado salvo que aparezca alguna inscripción específica”, señala.

En este sentido, Sanchiz destaca el caso del propio Schliemann, quien en una de sus expediciones por Micenas creyó haber encontrado la tumba de Agamenón –hermano de Menelao y rey de Micenas– al hallar un esqueleto con un gran ajuar de oro y armas. Además, este hombre presentaba un gran corte en el cráneo realizado con un hacha, forma en la que, según la tradición, había muerto Agamenón. Sin embargo, se demostró que estos restos humanos eran demasiado antiguos como para corresponderse con los del rey de Micenas.

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Además, la historicidad de los personajes representado en la serie sobre la Guerra de Troya cuenta con la dificultad añadida de la duplicidad de nombres, ya que algunos de ellos aparecen mencionados de dos formas distintas. Un claro ejemplo de ello es el del hijo del rey Príamo de Troya, quien recibe los nombres de Paris y Alejandro. Incluso la propia ciudad aparece referida de distintas maneras. “Aunque Homero y otros autores siempre denominan troyanos a sus habitantes, la ciudad en la que vivieron es llamada Troya una vez e Ilión seis veces en el Ciclo troyano”, explica Cline. 

El Aquiles interpretado por David Gyasi en la serie sobre la Guerra de Troya, tildado de ‘blackwashing’

Una de las figuras que más polémica ha despertado ha sido la de Aquiles. En la serie de Netflix sobre la Guerra de Troya, este personaje es representado por el actor David Gyasi, conocido por participar en películas como Interstellar o Maléfica. Parte del público criticó a los creadores por esta decisión, acusándolos de blackwashing y quejándose de la supuesta hipercorrección racial.

En este sentido, algunos historiadores como Sanchiz consideran que era muy poco probable que el Aquiles histórico procediese de África, una teoría que se apoya en textos antiguos como el del poeta griego Píndaro, quien describió en sus Nemeas la educación del líder de los mirmidones, donde se refiere a él como “el rubio Aquiles”.

David Gyasi interpretando a Aquiles

Por el contrario, otros expertos como Tim Whitmarsh, profesor de Cultura Griega en la Universidad de Cambridge, no ven incompatible que este héroe legendario fuera negro. “Los griegos tenían un amplio espectro de colores de cabello y tipos de piel en la antigüedad. No creo que haya ninguna razón para dudar de que tenían un tipo de piel mediterráneo, algunos más claro y otros más oscuro que otros europeos, con una buena cantidad de mezclas”, señaló Whitmarsh en una entrevista con RadioTimes.

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En esta misma línea, sostiene que los griegos “no dividieron el mundo en blanco y negro”, sino que estas categorías están formadas por un conjunto muy moderno de circunstancias históricas. “Desde los siglos XVIII y XIX en adelante ha habido un ‘blanqueamiento’ de griegos y romanos, una apropiación por parte de las potencias europeas”, apunta.

El discutido origen de la guerra: el secuestro de Helena

La serie inspirada en los textos atribuidos a Homero sobre la Guerra de Troya plasma cómo Alejandro, tras escoger a Afrodita como la diosa más hermosa y esta prometerle el amor de la mujer más bella mujer del mundo, se enamora de Helena, esposa del rey Menelao de Esparta, hermano de Agamenón. Tras conocerla en una visita a su país, la secuestra llevándola a Troya, dando lugar –según la leyenda– al inicio de la guerra. 

Sanchiz sostiene que, aunque este hecho pudo haber sido el desencadenante del conflicto, lo más probable es que hubiera otros intereses y motivaciones de tipo económico y comercial. “Troya en esa época era una ciudad muy rica que dominaba el Bósforo, que es el paso del mar Negro al Mediterráneo, y probablemente cobrase algún tipo de peaje por ello, por lo que era un objetivo muy deseable”, indica.

En esta línea, Schliemann en su obra señala que el rapto de Helena no sería el único caso en la historia en el que se utiliza a una persona como catalizador para desencadenar el conflicto. El primer ejemplo que menciona es el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando, que desencadenó la Primera Guerra Mundial.

Otro de estos casos –recogido en la obra de Cline– tuvo lugar en el siglo XIV a. C., cuando el príncipe hitita Zannanza fue asesinado por unos atacantes durante el viaje que le llevaba a contraer matrimonio con una reina egipcia anónima y su padre utilizó la muerte como excusa para comenzar una guerra contra los egipcios, un conflicto que, con bastante probabilidad, se habría desencadenado igualmente por razones territoriales.

Joseph Mawle interpretando a Odiseo

El caballo de Troya, ¿una estrategia real para entrar en la ciudad y tomarla o una versión idealizada?

Otro de los grandes protagonistas en la historia de esta guerra que también aparece representado en la serie de Netflix es el caballo de Troya, una gran estructura de madera con la forma de este animal que los aliados habrían utilizado para entrar en la ciudad, siendo este el punto culminante para su destrucción final.

Cline recoge en su libro que este es “uno de los elementos menos creíbles de la historia”. En este sentido, explica que más bien pudo tratarse de algún tipo de ingenio de asedio, una torre desde la que los guerreros pudieron combatir o una metáfora del terremoto que destruyó la ciudad, pues Poseidón era el dios griego de los terremotos y su símbolo era un caballo. 

Por su parte, Sanchiz coincide con estas interpretaciones: “Es muy difícil que fuese una estructura tal y como recoge la serie sobre la Guerra de Troya, una imagen ya asentada en el imaginario colectivo. De hecho, el caballo de Troya no aparece en la Ilíada. ¿Qué posibilidad habría de que metieran un caballo de esas características dentro de la ciudad? Parece más una cuestión literaria o una adaptación de un hecho que ocurrió”.

La cuestión homérica

Además de las dudas históricas que pueden derivarse de la serie sobre la Guerra de Troya, existen debates en el ámbito literario. Aunque Homero ha sido reconocido tradicionalmente como autor de la Ilíada y la Odisea, en realidad, según contempla Cline en su Guerra de Troya, no se sabe demasiado acerca de su vida, ni siquiera si verdaderamente existió.

“Los antiguos lo tenían en la más elevada consideración como bardo –un juglar errante que cantaba las heroicas hazañas de una época ya pasada– y sigue siendo considerado como el primero, y posiblemente el más grande, de los poetas épicos griegos”, expone el director del Capitol Archeological Institute en su obra.

En este sentido, son numerosas las teorías que han surgido en torno a la figura de Homero como autor de estas obras, algunas de ellas recogidas por Cline. Entre ellas destacan la propuesta por el helenista alemán Friedrich August Wolf en el siglo XVIII, quien planteó que Homero no fue un único individuo, sino que se trató, al menos, de dos personas distintas.

Otro planteamiento es el propuesto por el escritor Samuel Butler, que en 1897 sugirió que Homero no fue un hombre, sino una mujer. Incluso, se llegó a plantear la posibilidad de que no fuese una persona concreta, sino una profesión. Según esta teoría, no habría existido una persona llamada Homero, sino que se trataría de “un bardo itinerante que cantaba las epopeyas de la Guerra de Troya para ganarse la vida”.

Fuentes

3 Comentarios

  • No me gustó, la Vi hasta el capítulo 3. Esa locura de Netflix de representar a los personajes principales con piel oscura no me cuadra. En el caso de Troya me pareció muy atrevido presentar a Aquiles como un hombre de color. Los griegos son blancos mediterráneos y dudo mucho que se parecieran a hombres de origen africano. Además los personajes principales Helena y París no se les ve compenetrados y me parecieron aburridos.

  • El caballo de Troya no se menciona en La Ilíada, pero sí en la Odisea