La sequía y las altas temperaturas provocan que haya menos polen, pero incrementan los síntomas de alergia

La sequía y las altas temperaturas provocan que haya menos polen, pero incrementan los síntomas de alergia
Mujer con alergia al polen. / Shutterstock
Tiempo de lectura: 5 min

La Agencia Española de Meteorología (Aemet) alerta de que desde el 1 de octubre de 2022 hasta el 9 de mayo de 2023 ha llovido un 28% menos de lo esperable en este periodo. Y además de sus efectos en los embalses y los cultivos, la sequía que sufre España también afecta a las alergias al polen. 

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Carmen Galán, catedrática del grupo de investigación de Aerobiología de la Universidad de Córdoba, aclara a Newtral.es que este año, “aunque estamos registrando menos polen en el aire, hay un elevado número de casos de alergia”. 

Entre sus causas principales está la ausencia de precipitaciones. “Generalmente, cuando llueve, hay menos niveles de polen. El polen está en el aire y la lluvia lava la atmósfera”, explica Galán. 

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Sergio José Quevedo Teruel, secretario de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), coincide. “Con la sequía se ha incrementado el tiempo que el polen permanece en la atmósfera, por lo que los pacientes con asma y con alergia a estos componentes van a tener más sintomatología. Van a estar más expuestos durante más tiempo”, afirma a Newtral.es. 

Aun así, Galán puntualiza que no ocurre siempre. “Cuando la lluvia es de tipo tormenta, ocurre al revés. Las alergias aumentan. Cuando hay un aumento de humedad justo antes de la tormenta, los granos de polen responden liberando una gran cantidad de proteína alergénica, la que provoca los síntomas de alergia. Cuando después cae el agua ya se lava la atmósfera, pero previamente nos hemos expuesto a esas proteínas”, agrega. 

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El polen y las alergias se han adelantado por la sequía y las altas temperaturas

Los especialistas también recalcan que los niveles de polen y las alergias dependen de cuándo comience la sequía. Es decir, si la ausencia de precipitaciones ya ocurre antes de que empiece a generarse el polen, en teoría, las plantas crecen menos y hay menos polen. En el caso de este año, a la sequía se ha sumado un aumento de temperaturas muy inusual para esta época

“Esto lo que ha hecho es acelerar la polinización y muchas plantas han producido polen antes de lo que suele ser habitual, alrededor de unas tres o cuatro semanas”, calcula Quevedo. 

Por su parte, Javier Domínguez Ortega, del Servicio de Alergia del Hospital La Paz, recalca que la relación entre la sequía y la alergia al polen depende de la especie de planta. “Las precipitaciones de una determinada zona condicionan que algunas plantas con capacidad alergénica sean más o menos relevantes”, afirma Domínguez a Newtral.es. 

“Por ejemplo, la desertificación progresiva de muchas zonas de España ha provocado que más áreas estén condicionadas por especies como Salsola kali, que ya es una causa de alergia al polen muy frecuente en Aragón, Levante y la mitad sur de España. Por el contrario, la escasa precipitación de este año y el calor intenso en los últimos meses condiciona que la temporada de polinización de las gramíneas sea seguramente más corta que otros años”, añade. 

Las alergias de cipreses y olivos se pisan los talones

Galán, catedrática de la Universidad de Córdoba, también subraya que están coincidiendo floraciones de especies que antes estaban más separadas. “El invierno ha sido frío, lo que ha provocado un retraso de la floración de los cipreses y plátanos de sombra. Con la sequía y el aumento de temperaturas de la primavera se ha adelantado la floración de otras especies, como el olivo”, afirma. Esto, según Galán, puede afectar a las personas alérgicas al polen de más de una especie. 

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Además, la catedrática expone que, cuando las plantas están expuestas a situaciones de estrés, como una sequía y temperaturas altas, “producen granos de polen con un mayor contenido de las proteínas que producen alergia”. Esa fue una de las conclusiones de un estudio que su grupo de investigación publicó en 2017 en la revista científica Aerobiología

“La función del polen es la polinización y la fecundación. Al producir más proteína, importante en la fecundación, se aseguran la reproducción”, aclara. 

Es decir, según los especialistas, con la sequía y el aumento de temperaturas hay, en general, menos polen en el aire. Sin embargo, hay una mayor exposición y más síntomas, ya que el polen dura más en el aire y ha coincidido la floración de varias especies. 

La sequía afecta a las patologías respiratorias crónicas

Quevedo también apunta que la sequía puede afectar a los pacientes con patologías respiratorias de otras maneras, más allá de las alergias al polen. “Hay partículas que van a permanecer en la atmósfera más tiempo y que pueden actuar como irritantes ambientales. Por eso, es probable que los pacientes con patologías respiratorias crónicas vayan a empeorar esta sintomatología”, afirma. 

Además, subraya, con la irritación y la inflamación se aumenta el riesgo de que aparezcan bronquitis e incluso infecciones secundarias, como neumonías. 

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Fuentes
  • Declaraciones a Newtral.es de Carmen Galán, catedrática del grupo de investigación de Aerobiología de la Universidad de Córdoba
  • Declaraciones a Newtral.es de Sergio José Quevedo Teruel, secretario de la SEICAP
  • Declaraciones a Newtral.es de Javier Domínguez Ortega, del Servicio de Alergia del Hospital La Paz
  • Informe de la Aemet sobre la evolución de las precipitaciones en España del 4 de mayo de 2023
  • Estudio de 2017 en la revista científica Aerobiología
  • Mapa de los niveles de polen registrados en la Red Española de Aerobiología

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