Es, cuando menos, llamativo que dos de las personas contactadas para la realización de este reportaje tienen en este momento covid. Afortunadamente, lo suficientemente leve como para atender el teléfono y, con la voz tomada, mantener una conversación sobre lo que se ha venido en llamar la ‘séptima ola’ de coronavirus en España.
Nuestro país vive en la sensación de que ‘todo el mundo lo está pillando’. Otra vez. Se despiertan los fantasmas de la sexta ola. Los datos del Ministerio de Sanidad acompañan esa impresión, aunque no al nivel que se registró la pasada Navidad. Los contagios en mayores de 60 años han crecido de media un 3,5% en la última semana. Sin embargo, la disparidad entre regiones es clara. Y las preocupaciones se centran en octogenarios y nonagenarios: su incidencia a 14 días roza los 2.000 casos por cada 100.000 extremeños o murcianos.
Por regla general, parece que un amplio grupo de comunidades autónomas se estarían acercando al pico de esta llamada séptima ola. Sobre todo, las que más disparada tienen la incidencia. Con previsión de crecimiento están País Vasco, Navarra, La Rioja, Madrid, Canarias, Ceuta y Melilla. En estas regiones, la incidencia a siete días es mayor que la mitad de la incidencia a dos semanas (un indicador de que está aumentando la transmisión).
Nadie sabe exactamente cuántos contagios reales hay ahora entre población no mayor de 60. El virus circula confundido entre alergias y otros virus leves, según profesionales de Primaria consultados por Newtral.es. Pero de media, hay prácticamente el doble de personas hospitalizadas con covid que hace dos semanas. Afortunadamente, no hay un crecimiento en UCI, como solía corresponder a la secuencia de olas anteriores. Algo ha cambiado.
¿Una séptima ola de reinfecciones? ¿O una larga meseta de altibajos?
Justo cuando se cumplían dos años de la declaración de pandemia por la covid, el virólogo Adolfo García Sastre contaba en Newtral.es que su percepción era la de que la epidemia había pasado. Su mirada estaba enclavada en Nueva York, ciudad que se instaló en la normalidad oficial desde el 4 de julio de 2021. Ahora, España mira de reojo a lo que parece una séptima ola de una covid que nos pilla sin mascarilla. Como aquella Nueva York del verano pasado. Pero con relativa tranquilidad en los hospitales.
A EE.UU. las mascarillas volvieron con ómicron, variante torticera e inesperada, que pulverizó el espejismo de la inmunidad de grupo. Pero para García Sastre, “la pandemia ha pasado, lo que quedan ahora son los coletazos…” salvo que “aparezca una nueva variante”. Y tendría que ser tan perversa como ómicron. No ha ocurrido exactamente eso. Pero la séptima ola empieza a alimentarse del peor de los combustibles: las reinfecciones.
Si ómicron arrasó en diciembre fue porque pudo con la inmunidad natural generada tras pasar la covid con otras variantes. Las reinfecciones dejaron de ser raras. Pero el virólogo cree que en el futuro inmediato estas ocurrirán “de manera escalonada, diferente a lo ocurrido con ómicron”, dando lugar a una futura meseta de contagios con altibajos.
Desde Valladolid, el presidente del Colegio de Médicos, José Luis Almudí, explica a Newtral.es que “ahora, alguien que viene con síntomas respiratorios lo más probable es que tenga covid”. Algunos, por segunda vez. “Bastantes reinfecciones con los nuevos sublinajes de ómicron”. Es decir, las versiones BA.2 o XE del coronavirus más contagioso, “que son suficientemente distintas como para que nuestro sistema inmunitario no las reconozca y nos hagan pasar la covid otra vez, aunque de forma leve”, sentencia, “como ocurre con los catarros”.
La inmunóloga y filósofa del IFS-CSIC Matilde Cañelles cree que “esta ola son reinfecciones pero también infecciones de aquellos que han estado con un extra de cuidado hasta ahora. Pero, con esa falsa seguridad que da el levantamiento de restricciones, se han relajado (o hecho vida normal) y se han infectado”.
Reinfectados leves o asintomáticos que contagian silenciosamente
Cayeron las restricciones y la sensación de que estamos en una pandemia. La relajación ha sido generalizada y hasta quienes fueron más cautos terminan contagiados. No descarta que este sea el motor de la séptima ola el Jefe de Infecciosas del Hospital Fundación Alcorcón, Juan Emilio Losa. Para este veterano médico y profesor, hay seguramente muchísima más gente que se está contagiando ahora silenciosamente, como confirma Almudí. “Muchas veces, la reinfección es asintomática o mucho más leve, aunque cada paciente es distinto”.
Pero para los dos doctores, esto ya tiene elementos “parecidos a gripes o virus respiratorio sincitial”, precisa Losa: haberlos pasado no garantiza inmunidad duradera. Eso sí, quien ingresa vacunado o reinfectado, “lo hace por complicaciones de una patología de base, agravada por el virus”. A su juicio, ya empieza a ser raro que el coronavirus nos mande por sí solo al hospital. “Hoy ya es más difícil encontrar a una persona completamente ‘virgen’ al SARS-CoV-2”. Las infecciones superadas han limado las puntas de la gráfica hospitalaria.
No hay ni habrá inmunidad de grupo, pero sí contra la covid grave. Con vacunas y tantas infecciones superadas, empieza a ser difícil que el coronavirus, por sí solo, nos mande al hospital.
A estas alturas, la mayoría de población de regiones como Madrid se ha infectado al menos una vez. Y prácticamente toda la adulta tiene alguna dosis vacuna. Nada de eso impedirá contagios futuros. Pero, a fuerza, tendrán que ser cada vez más leves o sin síntomas. Eso es bueno para el paciente. Malo para la curva epidemiológica, una vez decayó la mascarilla en la mayoría de contextos. Y despierta los fantasmas del colapso de la atención primaria.
Porque, como recuerda Almudí, si se contagian los sanitarios, tienen que guardar sus cinco días de baja. A lo que se suma que los pacientes, aunque leves, “siguen acudiendo a confirmar si tienen covid o solicitar la baja. Y ya no hay necesariamente circuitos diferenciados”.
Una séptima ola (ola ómicron II) que, por ahora, no es exponencial
Las reinfecciones implican que el coronavirus se quedará para siempre. Los contagios continuarán, estacionalmente o no, como las gripes o los constipados de otros coronavirus. Sólo que con un patógeno muchísimo más transmisible, incluso con vacunas. ¿Nos planta eso ante una séptima, octava, novena… ola?
No hay consenso entre personas expertas en inmunología, epidemiología o práctica clínica en primaria y hospitales. Lo que es claro es que si decidimos llamar a este repunte ‘séptima ola’, esta ha roto por lugares tan dispares como Navarra, Extremadura, Galicia y, más recientemente, Murcia o Asturias. Madrid empieza a acusar en sus aguas residuales un aumento de la transmisión del SARS-CoV-2.
Cabe la posibilidad de que haya una traslación de las gráficas pasadas de las olas de coronavirus en forma de reinfecciones futuras. Es decir, que ahora le tocaría volver a pillar la covid a quien pasó delta en Navidad, un número no definido formalmente pero que debió de ser alto, hasta la imposición absoluta de ómicron BA.1 en febrero. Recuerda Cañelles que no es habitual reinfectarse con la misma variante, pero sólo en 2021 hemos tenido tres dominantes. Y en 2022, no menos de cuatro versiones de ómicron. Aunque no tan distintas entre sí.
Esto, quizás, ha hecho que la gráfica de esta ‘séptima ola’ no tenga el perfil exponencial de la anterior o la veraniega, mucho más explosivas, marcadas por ómicron y delta respectivamente. “Lo que sí observamos es un desacoplamiento de las gráficas de las olas”, precisa el doctor Losa.
Hasta ahora había una secuencia clara entre contagios, hospitalizaciones, UCI y muertes. Parte de esos pacientes pasaban por cada una de estas fases consecutivamente. Cada cuadro, separado por una o dos semanas entre sí. Ahora se pueden disparar los contagios, pero no tanto los ingresos poco después. “Las vacunas lo han cambiado todo”. Incluso asumiendo que ante ómicron y con el paso del tiempo hayan perdido parte de su efectividad.
Hospitalizaciones al alza, pero con perfiles distintos, ¿quién debería tener más cuidado?
Desde el hospital de Guadalajara, la neumóloga Olga Mediano reconoce con tristeza que han empezado los ingresos covid “que hacía tiempo que no teníamos”. Es un incremento “lento y pequeño pero da pena porque parecía todo controlado. Han tenido que abrir algunas camas más”.
Si en Navidad, aún prevalecían no vacunados entre quienes tenían que ingresar, ahora –que quedan menos sin vacunar y sin haber pasado la covid–, hospitalizan a “mayores con comorbilidades”. Principalmente “enfermedades hematológicas, renal crónica…” e inmunodeprimidas en general.
Matilde Cañelles pone el foco en los más mayores de 80 años. “Se sabe que la vacuna pierde eficacia con el tiempo, tienen dificultades creando ‘memoria’. En la mayoría de los países se les está poniendo una cuarta dosis. Y en España hace más tiempo que se les puso la tercera dosis. Veremos cómo resulta a nivel de muertes, pero no pinta bien”.
Mediano precisa el perfil: “No estamos viendo jóvenes (ingresar) y la gravedad es, en todo caso, moderada. Alguna neumonía bilateral, pero nada como lo que veíamos habitualmente antes, que teníamos que intubar“, explica la neumóloga.
“Hoy es difícil decir que se muere por covid”. La cuestión es si eran muertes evitables entre enfermos de otras patologías, que se contagiaron.
“Hoy es difícil decir que se muere por covid”, sostiene desde Alcorcón el doctor Losa. “No tenemos a nadie en UCI (con la enfermedad del coronavirus) ni ingresado con una insuficiencia respiratoria grave”. En 2020, el sur de Madrid fue uno de los epicentros del colapso hospitalario por avalancha de neumonías. Pero en esta séptima ola, la realidad va ‘por barrios’.
Asturias ha estado cerca de tres semanas con los hospitales por encima del 10% de ocupación y la tasa más alta de ingresos con covid, pero ya ha tocado techo y comienza el descenso. Las UCI no han visto repercutido por ahora ese ascenso en las hospitalizaciones, como sí ocurría antes.
Desde esta última comunidad, el exdirector de Acción Sanitaria en Emergencias de la OMS Daniel López Acuña es el más pesimista e insiste desde hace meses en que “hemos relajado medidas de contención prematuramente”. El fin de los aislamientos para contactos estrechos, primero, y de los propios positivos en covid, después, estaría tras el truncado fin de la sexta ola, a su juicio.
Como explicaba este lunes en el Foro de Epidemiología del Ayuntamiento de Granada, “el Consejo Interterritorial debería mojarse para frenar la transmisión (...). No hacerlo supondría una dejación de responsabilidades”, ya que aunque en términos relativos muera ya muy poca gente con covid, en cifras absolutas sería inasumible contar otros más de 13.000 muertos como los de la ola anterior.
¿Será ya esto siempre así y no importará mientras no haya excesos de mortalidad?
Su colega Joan Carles March (Escuela Andaluza de Salud Pública) añade que hasta ahora “las olas son un reloj. Son de aproximadamente 80 días y los repuntes de aproximadamente 50. Llevamos más de 40 y por eso pronto llegaremos al pico”, según sus cálculos.
Si la cosa se complicase, este profesor cree en este mismo foro que es difícil que las autoridades apuesten por volver a las restricciones. Y, aunque la mascarilla ha decaído como símbolo pandémico, los autotest positivos siguen desfilando por redes sociales, como icono de que el virus sigue presente y, de algún modo, preocupando.
Pero, ¿cuándo dejaremos de hacernos pruebas por si es covid y no un catarro o alergia? “Es evidente que hay un incremento en el consumo de test –cree March– porque hay un crecimiento de los contagios”. También hay ahora más celebraciones y encuentros, y los cautos prefieren saber si van infectados. “La cuestión es que no siempre se aíslan, la gente sigue contagiando de manera fácil. Hay que dar un paso atrás para poder dar un paso adelante, no pensar que 'he fracasado' (si me aíslo)”.
En esto hay división de opiniones entre quienes defienden la gestión gripalizada del coronavirus o la gestión como una emergencia sanitaria. La covid ha matado directamente a unos 6,2 millones de personas. La OMS cree que la cifra real supera los 15 millones. Para el doctor Losa, a partir de ahora será importante ver si esta enfermedad es tan dañina o no en la población, siguiendo las estadísticas de exceso de mortalidad.
Para López-Acuña hay tres prioridades en esta etapa de la pandemia en España: Además de plantearnos vacunar a los mayores de 80 con la cuarta dosis, reforzar la atención primaria, la de residencias de mayores y dependientes, y las unidades de atención post covid y de salud mental. “Una cosa es superar la emergencia sanitaria y otra superar la pandemia”.
Más que lidiar con nuevas olas, habrá que lidiar con la idea de que esto no ha acabado... pero es (¿definitivamente?) distinto.
con excepción del uso de exabruptos y coletillas ("negacionista", "miguelbosé" "antivacunas"...) como todo argumento, el hombre masa español orteguiano del siglo 21 no admite crítica razonable, se regocija y recrea en traumas pasados (epidemia de SarsCov2) y podrá estar así décadas. Ni crítica ni elogio, mera constatación.
Tengo pánico al covid. He cojido agorafobia. Llevo 2 años sin salir. Y estoy agotada de amenazas de que si no estás vacunado mueres. Cuándo se sabe que caen por igual vacunados y no vacunados. Ser conscientes de estos comentarios. Metéis miedo. Una vacuna es cuando no te puedes infectar punto!!!.
No cuela tu comentario, negacionista!!!!
Sal de casa y también de aquí, hueles que apestas a antivacunas, métete en un foro de Miguel Bosé anda!!!!
No cuela tu comentario, negacionista!!!!
Sal de casa y también de aquí, hueles que apestas a antivacunas, métete en un foro de Miguel Bosé anda!!!!
No cuela tu comentario, negacionista!!!!
Sal de casa y también de aquí, hueles que apestas a antivacunas!!!!
Es cuestión de probabilidades: se sabe que caen menos los vacunados, pero sobre todo, si caen, la enfermedad es mucho más leve si estás vacunado.
Y la vacuna ideal es aquella que impide el contagio....por desgracia aun no la tenemos, pero, es muchísimo mejor estar vacunado. No hay discusión al respecto.
Yo no le tengo pánico al covid ni agorafobia pero también estoy harto de la máquina de generar miedo y de que llamen vacuna a un medicamento que no evita -salvo en pequeño % si acaso- contagiarse. Más bien parece que la situación de epidemia ya ha pasado aunque quede la enfermedad (con una mortalidad similar a la gripe de toda la vida). Una enfermedad más de tantas afortunadamente a mayo 2022. Si Macron y Scholtz por ejemplo se dan la mano en mayo 2022, ¿por qué en España siguen llevándose la mano al corazón los políticos? hasta la comunicación no verbal de la clase política es metemiedo, caray