Arranca el mes de septiembre y las oficinas instaladas en la calle María Tubau, en el barrio madrileño de Fuencarral, recuperan su rutina habitual. En uno de los edificios, muy próximo a la ciudad de Telefónica y a Mediaset, hay varias consultoras de tecnología y marketing, una productora y distintas empresas dedicadas a contabilidad y mercados. Allí el trasiego de corbatas se ve interrumpido cada cierto tiempo por jóvenes —algunos de estética neonazi— que entran y salen de una de las oficinas del primer piso.
No son pocos los empleados que se preguntan qué ocurre en ese lugar, donde las paredes han sido pintadas de negro y la recepción la ocupa un logotipo gigante de Núcleo Nacional, un grupo radical que está siendo investigado por la Guardia Civil por un posible delito de odio. En lugar de albaranes y facturas, en las estanterías de esta oficina destaca una fotografía con un retrato de Adolf Hitler.
Núcleo Nacional se instaló aquí al principio del verano. En julio lo presentaron a sus militantes en un acto donde sus principales portavoces —Enrique Lemus, Iván Rico e Isabel Peralta— explicaron que la mudanza obedece, entre otras cuestiones, a la necesidad “de tener centros propios” y anunciaron que, con el tiempo, abrirán otras sedes en grandes ciudades como Barcelona.
Así evitan exponer a los “camaradas” que, hasta ahora, les prestaban sus negocios para reunirse. Es el caso del gimnasio de Pueblo Nuevo, donde, como ya contó Newtral.es, se reunían varios jóvenes radicalizados para entrenar deportes de contacto. Por eso la nueva sede madrileña tiene un gimnasio privado dentro de las oficinas.
Como consta en el Registro de la Propiedad, quien les alquila este espacio es la sociedad Jolga SA, del empresario madrileño José Villar, que ha declinado responder a las preguntas de Newtral.es y que no tiene relación aparente con grupos de ultraderecha. Según datos recabados por este medio, la oficina tiene más de 400 metros cuadrados.
El alquiler de una oficina de características similares en esa misma zona no baja de los 4.000 euros al mes, lo que da cuenta de la capacidad económica de este grupo neonazi, que dice financiarse mediante las cuotas de sus socios y con la venta de ropa ultra a través de su marca Invicta.
La nueva sede ha sido bautizada por los miembros de Núcleo Nacional como “El Nido”. Posiblemente, la elección de este nombre tenga relación con “el Nido del Águila”, como se conoce a la casa de montaña que regaló el partido nazi a Adolf Hitler en los Alpes Bávaros. En su caso, “El Nido” se usa como lugar de gestión, de entrenamiento físico y para la captación de otros jóvenes. Por eso el gimnasio es uno de los mayores activos del recién estrenado espacio.
La primera actividad pública anunciada por Núcleo Nacional en su nueva sede es una conferencia a cargo de uno de sus miembros junto a Koldo Salazar y Carlos Paz. Ambos son conocidos portavoces del ecosistema prorruso de propaganda. Por ejemplo, Salazar fue nombrado “embajador” del World Youth Festival por el Rosmolodezh, dependiente del Ministerio de Juventud de Rusia; mientras que Paz, un habitual de los actos de Falange Española de las JONS, ha sido invitado en varias ocasiones a las fiestas y convites de la Embajada de Rusia en Madrid.
Núcleo Nacional quiere “legitimarse” con una imagen de “moderación”
Para Joan Caballero, criminólogo del Centro de Estudios e iniciativas sobre Discriminación y Violencia (CEIDIV) y experto en grupos urbanos violentos, la nueva oficina de Núcleo Nacional es una forma de demostrar la capacidad económica del grupo y, además, supone “algo novedoso” entre los grupos de ultraderecha y nacionalsocialistas.
“Quizás buscan separarse de grupos radicales como los de ultraizquierda, habituados a la okupación de locales y a la autogestión. Aunque es cierto que los grupos neonazis en España también comenzaron imitando modelos como el italiano de Casa Pound mediante ejemplos como Hogar Social Madrid, que también practicaban la okupación. Supongo que esto es una forma de crear una marca que se distancie de estos modelos y de legitimarse”, explica este experto a Newtral.es.
Con esta imagen de “moderación” que aporta el alquiler de una oficina —Núcleo Nacional está registrada como asociación legal ante el Ministerio del Interior—, este grupo buscaría atraer a personas que, aun teniendo una ideología radical, tienen reparos a la hora de militar en un grupo de orientación neonazi.
Según palabras de Enrique Lemus, uno de los líderes del grupo y que procede del partido ultra Democracia Nacional, los fines de Núcleo Nacional no son violentos. Esto contrasta con el discurso de los otros portavoces, que en la presentación de “El Nido” hicieron llamamientos expresos a la lucha para defender “la raza”.
Mientras Isabel Peralta —procedente del grupo neonazi Bastión Frontal, también ubicado en Fuencarral— puso como ejemplo a los españoles “que lucharon bajo las órdenes de Adolf Hitler”, Iván Rico —que siempre aparece con pasamontañas, aunque su identidad ya es conocida— dijo a sus compañeros que “el combate es lo único que nos va a evitar la ruina total”.
Esa ruina, según el ideario de Núcleo Nacional, la encarnan el colectivo LGTBI, la inmigración, la OTAN, el comunismo, las políticas liberales, los judíos, las “élites globalistas” y todo aquello que pone en peligro “la propia raza”. “Se nos ha inculcado forzosamente la idea de que toda violencia es mala y negativa, cuando la violencia por sí misma no puede tener ese carácter”, remató Iván Rico, apodado dentro del grupo como “Rana Baneada” por el personaje con el que se dio a conocer en internet, en la presentación de la sede el pasado mes de julio.
Para Rico, “lo primero es defenderse. Hay que hablar de que la gente empiece a formarse y tenga unas bases ideológicas sólidas […] La idea de Núcleo Nacional es abrir delegaciones y lo que nos gustaría es hacer patrullas y echar un cable en los barrios más difíciles. Por eso tenemos necesidad de abrir rápido [otra sede en] Barcelona, porque está fatal con este tema de la seguridad en las calles”.
Según Joan Caballero, Núcleo Nacional persigue una imagen similar a la de un “club social”, aunque “no esconden su ideología”. Por eso crean espacios de comunidad como el gimnasio, la organización de conferencias sobre cultura y geopolítica o, simplemente, como han estado haciendo estos últimos días de verano, tomarse unas cervezas en la terraza de un edificio de oficinas.
- Registro Mercantil
- Registro de la Propiedad
- Registro Central de Titularidades Reales (RCTIR)
- Joan Caballero, criminólogo y experto en grupos urbanos violentos
Curioso concepto el de la "gente normal en minoría".
Y útil, eh, muy útil. Porque siempre podemos -uy, perdón (caramba, estos podemitas siempre en medio metiendo baza)- reducir el número de "gente normal" a uno, al único, al supremo normal y el resto, los anormales, a rendirle pleitesía. Es una genialidad.
Adoptemos ya el concepto y adoremos al líder normal que es el único y el más normal porque... lograr una minoría normal menor que uno va a estar algo complicado.
Lo que no acabo de ver es lo de buscar los trabajadores en esa minoría de uno... habrá que darle una vuelta...
Curioso concepto el de la "gente normal en minoría".
Y útil, eh, muy útil. Porque siempre podemos -uy, perdón (caramba, estos podemitas siempre en medio metiendo baza)- reducir el número de "gente normal" a uno, al único, al supremo normal y el resto, los anormales, a rendirle pleitesía. Es una genialidad.
Adoptemos ya el concepto y adoremos al líder normal que es el único y el más normal porque... lograr una minoría normal menor que uno va a estar algo complicado.
Lo que no acabo de ver es lo de buscar los trabajadores en esa minoría de uno... habrá que darle una vuelta...
El problema es que con ese cerebro derretido, con esos sesitos de blandiblú, se confunde el concepto de lo normal con el concepto de lo común. Tener dos o más caries es común pero de normal no tiene nada. Normal viene de norma y la norma tiene un propósito mientras que el despropósito es de masas desnortadas. La norma es funcional en culturas sanas y no relativistas. Incluso en término meramente bíblicos, como ha expresado en ocasiones en sus escritos César Vidal, Dios castiga y extingue a las sociedades que, padeciendo y entregándose a un autoengaño colectivo, creen que pueden redefinir la justicia, el fin de la vida humana y sus normas ad libitum.
Por cierto, no parece que se haya atrevido a responder la pregunta que planteo...
La respuesta es bien sencilla: en el antro más putrefacto que puedas imaginar existirá gente de confianza y gente de la que no podrás fiarte, en ese Núcleo Nacional no hay ninguna persona de la que te puedas fiar, porque terminará queriendo imponer su razón.
Me parece gente muy simpática. Ahora la pregunta, si Vd. tuviese un negocio, pequeño o mediano, ¿dónde iría a buscar trabajadores, gestores o profesionales de confianza? ¿A un antro pudremita o a Núcleo Nacional? La respuesta es obvia y no tiene nada de nada que ver con el ideario político del empresario. Ya no hay izquierdas contra derechas sino gente normal en minoría frente a masas de desgraciados y telecreyentes.