Las sanciones que el Congreso contempla para los diputados que alteran el orden del pleno

la moción de censura de vox será el 21 y 22 de marzo
Flickr PSOE.
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Insultos fuera de lugar, gritos que no se acallan ni con las advertencias de la presidencia y un récord de expresiones retiradas del diario de sesiones en un solo pleno en el Congreso. En concreto, el del día 24 de noviembre, cuando se suprimieron a modo de sanción hasta 14 calificativos pronunciados por los diputados desde la tribuna, tales como “corrupta” para hablar de la monarquía (BNG), “fascistas” en referencia a Vox (Unidas Podemos) o “filoetarras” respecto a EH Bildu (estas palabras han sido pronunciadas después -también por Vox- pero sin recibir amonestación).

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Pero estas sesiones no son una excepción. En las últimas semanas, el tono de los debates en el Congreso ha subido hasta un nivel insoportable. El día anterior, una representante de Vox aseguró que el “único mérito” que tenía Irene Montero era el de “haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”, insulto machista que provocó el rechazo del resto de formaciones parlamentarias. 

En otro plano, este miércoles, la propia Montero acusaba al PP de “promover la cultura de la violación” ante las protestas de los aludidos. La presidenta del Congreso ha definido la expresión como “no adecuada” y ha instado tanto a la ministra de Igualdad como al resto de los diputados al “respeto” y a la “contención en el lenguaje”. Todo con continuas llamadas al silencio, y alguna que otra al orden. 

Con este clima, del que la bancada de la izquierda culpa a Vox, algunos partidos han pedido que por parte de la presidencia del Congreso se endurezcan las sanciones a los diputados por cometer faltas de respeto contra sus compañeros de hemiciclo. 

Las sanciones que el Reglamento del Congreso contempla para los diputados que faltan al respeto en la sesión 

Llamadas al orden. Según la normativa interna del Congreso, un diputado puede ser llamado al orden (apercibidos) en uno de estos tres supuestos: 

  • Si ofenden al “decoro de la Cámara”, a sus miembros, a las instituciones del Estado o a otra persona
  • Si con sus discursos, sus interrupciones o “de cualquier otra forma” alteran la buena marcha de las sesiones o de las deliberaciones
  • Si, habiéndole retirado la palabra, el diputado pretenda seguir hablando
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Expulsión de la sesión. Si un parlamentario es llamado al orden tres veces en una misma sesión, la presidencia puede -sin debate- expulsarle del pleno o la comisión. Para ello, eso sí, deberá haberle advertido en la segunda ocasión de las consecuencias de que lo haga una vez más. 

En esta situación, quien presida la sesión pedirá al diputado que se retracte de las ofensas expuestas y ordenará que estas no consten en el diario de sesiones. El Reglamento contempla que la negativa a este requerimiento puede suponer sucesivas llamadas al orden, con las consecuencias que esto tiene.

  • Una sanción mayor. Cuando un diputado se niegue a marcharse del debate, la presidencia “adoptará las medidas que considere pertinentes para hacer efectiva la expulsión”. Además, podrá prohibirle asistir a la siguiente sesión o, incluso, suspender temporalmente su condición de diputado. 

Retirada del diario de sesiones. Se trata de un gesto más simbólico que práctico: desde hace unas cuantas legislaturas, las palabras continúan apareciendo en el registro, pero acompañadas de una nota al pie en la que se especifica que la presidencia de la Cámara ha decidido que no consten como parte del pleno.

Los casos en los que se podría dejar sin cobrar a un diputado

El artículo 99 de la normativa interna del Congreso contempla la posibilidad de que la Mesa de la Cámara prive a los diputados de alguno de sus derechos a modo de sanción. En concreto, podrían perder el derecho al voto, la facultad para recabar datos e informes de las Administraciones Públicas e, incluso, la percepción de su salario y de las cotizaciones a la Seguridad Social que corren a cargo del Presupuesto del Congreso. 

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  • Ojo a las subvenciones. En esta misma línea, el reglamento recoge la posibilidad de que la sanción pueda extenderse a la parte proporcional de la subvención que reciben los grupos parlamentarios para su funcionamiento. 

Sin embargo, estas medidas solo pueden adoptarse por acuerdo de la Mesa y en dos supuestos específicos: la ausencia voluntaria, “reiterada o notoria” a las sesiones del pleno o de las comisiones por parte de un diputado y si no se guarda el deber de secreto impuesto en determinados foros, como la comisión de secretos oficiales.

Sanción máxima: la pérdida temporal de la condición de parlamentario

En última instancia, un diputado se arriesga a perder de forma temporal su condición de parlamentario -con todo lo que ello implicaría- si cometiera una serie de infracciones que el reglamento sitúa en un plano superior: 

  • Reincidir en las transgresiones recogidas en el artículo 99 o si se niega a abandonar la sesión una vez ha sido expulsado
  • Si utiliza su condición de parlamentario para favorecer alguna actividad “mercantil, industrial, profesional”
  • Si porta armas dentro del recinto parlamentario 

Voto en el pleno. En este caso, la última palabra la tendría el hemiciclo en una sesión secreta. En ella podrían intervenir los grupos parlamentarios para fijar su posición y, una vez efectuada la votación, se cumpliría con el resultado “sin más trámites”.

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El orden dentro del recinto parlamentario 

La presidencia del Congreso ejerce las funciones de “policía interior” de la Cámara y, por ello, si considera que un diputado promueve un “desorden grave con su conducta de obra o de palabra” dentro del recinto -ya sea en una sesión o fuera de ella-, tiene la capacidad de expulsarle “inmediatamente” y de suspender su condición de parlamentario por el plazo de hasta un mes. 

Fuentes

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