El 11 de abril de 2008 José Luis Rodríguez Zapatero era investido por segunda vez presidente del Gobierno con los únicos síes de los 169 diputados de su partido, un apoyo minoritario que, sin embargo, le permitió mantenerse en La Moncloa gracias a las 23 abstenciones de CIU, IU, ICV, BNG, PNV, CC y NaBai.
Aunque estas le permitieron salvar el primer examen, el líder socialista asumió que tenía que gobernar en minoría y que, por lo tanto, en cada votación debía exprimir las dotes negociadoras de su equipo para conseguir que salieran adelante. Lo llamó la “geometría variable”. Para Zapatero, eran “cosas de la política y de la formación de las mayorías”, algo que él no había elegido, pero sí asumido. Era “el terreno” en el que su Ejecutivo tenía que “jugar”.
Un argumento similar se ha vuelto a escuchar años después en el Congreso, en boca del Gobierno con una marca inicial lejana a la mayoría absoluta. Y es que, los diputados de PSOE y Unidas Podemos se quedan a 23 escaños de esta, por lo que negociar para ellos no es una opción, sino una obligación. Sobre todo en las últimas semanas.
De dónde viene: Zapatero y el apoyo del PP en las medidas anticrisis
En su segunda legislatura en el Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero aprobó alguna norma social de calado, como la reforma de la ley del aborto, pero lo cierto es que este periodo estuvo marcado por las medidas para tratar de contener la crisis económica que se avecinaba.
La votación más icónica en este sentido fue la modificación del artículo 135 de la Constitución por la que se supeditó la capacidad de gasto de las administraciones al visto bueno de la UE. En este caso, el PSOE solo contó con el apoyo de su principal rival, el PP. Y los que eran sus aliados más habituales -ERC, CiU o PNV- no participaron en la votación en señal de protesta.
Se vivió una aritmética similar en la reforma de las pensiones y en la reforma laboral, normas que salieron adelante gracias a la abstención de los populares. Unos populares que, sin embargo, se opusieron de manera frontal a la nueva legislación del aborto o de la financiación autonómica. En estos casos, el PSOE logró la tramitación de las leyes gracias a socios como el PNV o ERC.
La geometría variable de Sánchez: del bloque de la investidura al decreto ley que salvó gracias a Vox
Si Zapatero contaba de partida con 169 diputados cuando acuñó el término de geometría variable, tras el 10-N, Pedro Sánchez lo hizo con una cantidad de escaños todavía menor: 155, que con la marcha de María Pita al grupo Mixto y la vacante que dejó Alberto Rodríguez se quedaron en 153. Y, como se ha podido ver esta legislatura, en el pleno cada voto cuenta.
El día que Vox salvó al Gobierno. La “geometría variable” de la que hace gala Pedro Sánchez ha dado para mucho, tanto como para que el partido de ultraderecha apuntalara una de las votaciones clave de la legislatura: la convalidación del decreto ley sobre los fondos europeos, respecto al que Vox optó por la abstención frente al voto en contra de PP, Ciudadanos y ERC.
El PP como aliado inesperado. El paradigma de lo estrecho que es el margen con el que cuenta el Ejecutivo lo representa la votación de la reforma laboral, que no solo ha sido una de las medidas estrellas del Ejecutivo sino, también, un compromiso con Bruselas. A pesar de todo ello, si salió adelante fue gracias al error que cometió el diputado Alberto Casero (PP) puesto que gran parte del bloque de la investidura la rechazó por poco ambiciosa.
Este apoyo del PP fue involuntario pero en la última votación en el Congreso, los populares salvaron de forma consciente al Ejecutivo al abstenerse en la votación del dictamen de la Ley de Comunicación Audiovisual. De nuevo, ERC y EH Bildu estuvieron en frente, pero lo más llamativo fue la postura de Unidas Podemos, que se decantó por la abstención ante una ley de la coalición de la que ellos mismos forman parte. Ha sido la primera y única vez que ha ocurrido… por ahora.
Grandes triunfos del ‘bloque de investidura’. Sin embargo, la realidad en otras votaciones ha sido bien distinta. El grueso de las formaciones que permitieron la elección de Pedro Sánchez también han vivido momentos de comunión en el pleno desde enero de 2020. Algunos ejemplos son la ley Celaá, la ley de la eutanasia o la recién secundada ley de libertad sexual.