Rusia ha anunciado que se retirará, después de 2024, de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), cuando expire el compromiso oficial adquirido con la NASA. Así lo ha afirmado el nuevo jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Yuri Borísov, durante una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin.
“Cumpliremos con todas nuestras obligaciones ante los socios, pero se ha tomado la decisión de abandonar la ISS después de 2024”, ha recalcado Borísov y ha añadido que “para entonces” el Kremlin comenzará a construir su propia “estación orbital rusa”. Como respuesta, un portavoz de la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos, ha asegurado a Reuters que no han recibido ninguna comunicación oficial sobre la decisión rusa.
Por un lado, técnicamente, la estación espacial internacional no puede mantenerse en órbita sin Rusia (aunque la NASA dice tener un plan B preparado para mantener la estación sin Moscú). Por otro lado, la agencia rusa necesita tiempo y financiación para construir su propia estación espacial, de la que dependería mantener su fuerte presencia en el espacio. Así lo explican los expertos consultados por Newtral.es para analizar las consecuencias geopolíticas de la marcha de Rusia de la ISS, que acabaría con el último gran proyecto científico y espacial en el que continuaba la colaboración entre Estados Unidos y Rusia a pesar de la guerra de Ucrania.
La decisión de Rusia de dejar la Estación Espacial Internacional replica el nuevo orden mundial de la Tierra en el espacio
La decisión del Kremlin constituye una advertencia de que el futuro del espacio puede no ser tan colaborativo ni internacional como antes. Aunque Rusia no ha hecho oficial su decisión, la Administración estadounidense tenía planeado mantener la estación espacial hasta 2030, por lo que la retirada de Rusia antes de esa fecha podría tener consecuencias no solo técnicas, también geopolíticas.
“Aunque Roscosmos no ha dado fecha concreta de salida, sí que ha anunciado que construirá su propia estación espacial. Por tanto, se replicará el nuevo orden mundial de la Tierra en el espacio”, indica el astrofísico Daniel Marín.
“El objetivo que tiene el anuncio de construir su propia estación espacial es mostrar poder e influencia. Rusia tiene que demostrar que sigue siendo líder en la carrera espacial, algo que ya era mucho antes de empezar a trabajar con la ISS”, explica a Newtral.es la profesora de la Universidad Carlos III y cofundadora de la empresa Arribes E., Noelia Sánchez Ortiz.
En cualquier caso, no será tarea fácil ni barata. Sánchez apunta a las sanciones internacionales como parte de los obstáculos para conseguir materiales y financiación. Y Marín también se refiere a las dificultades técnicas que supone construir de cero una estación internacional. “Separar los módulos rusos de la ISS y utilizarlos para construir su puesto orbital es poco viable técnicamente, Rusia necesitará años hasta construir su propio programa espacial tripulado”, indica el astrofísico.
La batalla comercial por suplantar a Rusia en la estación espacial
No habrá ningún país que suceda a Rusia cuando se marche de la ISS. Ni India (por su relación con Pakistán, que es aliado de Estados Unidos), ni China (que ya tiene su propia estación espacial, Tiangong).
“Cada vez más compañías privadas lanzan proyectos al espacio, un lugar que ha dejado de ser de colaboración científica para convertirse en un nuevo campo de batalla comercial”, explica Sánchez. “La NASA está trasladando su trabajo a temas exploratorios y está dejando en manos de compañías privadas aquello que va a ser negocio”, insiste.
No solo la compañía aeroespacial de Elon Musk, SpaceX, está interesada. La carrera por suceder a Rusia en la estación espacial ya ha comenzado. Una empresa, Northrop Grumman, se ha ofrecido también para construir un sistema de propulsión que sustituya al de Rusia.
Otros proyectos espaciales de cooperación que podrían verse afectados
Algunos de los planes de Rusia a corto plazo en el espacio no se han visto afectados por la guerra en Ucrania. El astronauta estadounidense Mark Vande Hei, por ejemplo, viajó de vuelta a la Tierra en el vehículo ruso Soyuz a finales de marzo. La agencia todavía tiene planes para transportar a la cosmonauta rusa Anna Kikina en la nave Crew Dragon de SpaceX a finales de este año. Pero otros aspectos de la agenda espacial rusa están ahora en el aire.
Muestra de ello es el deterioro de las relaciones entre Europa y Rusia, que ha repercutido en el trabajo en el espacio: la Agencia Espacial Europea (ESA), que representa a 22 países europeos, emitió a finales de febrero un comunicado que recogía las sanciones contra Rusia. En respuesta, la estación espacial rusa Roscosmos retrasó los lanzamientos de varios satélites en el puerto espacial europeo de la Guayana Francesa que debían utilizar el cohete ruso Soyuz.
También hay rencillas con Estados Unidos, cuando la NASA criticó duramente a Rusia después de que Roscosmos distribuyera fotografías de los tres astronautas rusos en la estación espacial sosteniendo las banderas de las regiones separatistas Donetsk y Lugansk.
Rusia consideró salir de la ISS en 2014 por las sanciones tras anexionarse Crimea
El anuncio de Rusia no es sorprendente, dado que su colaboración con el resto de socios occidentales involucrados en la ISS (Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa) ha estado en entredicho desde el comienzo de la invasión rusa en Ucrania el pasado 24 de febrero. E incluso antes.
Ya en 2014, Rusia utilizó la ISS en un intento de presionar a Estados Unidos para que reconociera su anexión de Crimea, amenazando con que se marcharía de la estación internacional antes del plazo, según publicó Interfax y los expertos consultados. Y no solo eso: el programa espacial ruso, Roscosmos, llegó a anunciar que trasladaría el lugar de entrenamiento de sus astronautas a Crimea (territorio ruso anexionado), como recoge la agencia rusa Tass.
“Igual que la invasión actual en Ucrania, todo se remonta a 2014”, recuerda Marín. “Hace ocho años, Rusia ya anunció que separaría los módulos rusos de la ISS por las sanciones estadounidenses, sin embargo, no llevó a cabo la amenaza”. La diferencia es que ahora Rusia ha planteado directamente construir su propia estación nacional. “Mucho más ambicioso, más caro y más complejo, que va en línea con la imagen que Rusia quiere proyectar de potencia espacial”, añade el astrofísico.
- Noelia Sánchez Ortiz, cofundadora de la empresa Arribes E. y profesora de la Universidad Carlos III
- Daniel Marín, astrofísico
- Reunión del jefe de Roscosmos y Putin
- NASA
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