Rusia corta el suministro de gas a Polonia y a Bulgaria: analizamos si esto le podría pasar a otros países de Europa

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La amenaza de Rusia para utilizar el suministro de gas como un arma de guerra contra Ucrania y de castigo contra los países que presten ayuda al Gobierno de Volodímir Zelenski se cumplió este miércoles cuando la energética rusa Gazprom cortó el suministro del gas a Polonia y a Bulgaria

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“El anuncio de Gazprom de que suspenderá unilateralmente la entrega de gas a los clientes en Europa es otro intento de Rusia de utilizar el gas como instrumento de chantaje», dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un comunicado. Según Bruselas, Europa está preparada para este escenario y se han puesto en marcha planes de contingencia para asegurar flujos alternativos de energía. 

A pesar de estas promesas europeas para liberarse de su dependencia a los suministros controlados por el Kremlin, tanto de gas como de petróleo, la realidad es que a corto plazo no es un objetivo fácil de conseguir. Así lo confirmó el canciller alemán, Olaf Scholz, cuando aseguró que ser independientes del gas ruso es un proceso lento ya que el país necesita construir con urgencia terminales de almacenamiento. 

Mientras Europa busca nuevas alternativas para abastecerse, podrían producirse nuevos cortes tras los de Polonia y Bulgaria, sobre todo en la parte de Europa más ligada a los gasoductos rusos. Es el caso de Alemania, por ejemplo, que se prepara para un posible corte en el suministro del gas ruso. “No podemos más que especular sobre qué decisión tomará el Gobierno ruso, debemos estar preparados”, dijo Scholz

La decisión del Kremlin de cortar suministros a más países podría dar paso a una nueva fase de la guerra, en la que Rusia utilizaría sus reservas de gas como arma contra Europa.

¿Por qué cortó Rusia el suministro de gas a Polonia y Bulgaria?

El argumento de Rusia para cortar el grifo del gas a Polonia y Bulgaria ha sido la negativa de las empresas polacas y búlgaras a pagarlo en rublos, como exige el Kremlin desde hace un mes. 

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Consultado por Newtral.es, Sebastian Oberthür, director del Centro de Investigación sobre Medio Ambiente, Economía y Energía de la Escuela de Gobernanza de Bruselas, explica que Polonia y Bulgaria han mantenido sus esquemas originales de pago (transferir el dinero en euros directamente a una cuenta de Gazprom) y no hicieron lo que Rusia había solicitado como acuerdo de mínimos. Es decir, la apertura de dos cuentas en el banco estatal ruso, Gazprombank. Una en la que se harían los pagos en euros o dólares, tras lo cual el banco convertiría la moneda extranjera en rublos en otra cuenta separada, denominada “cuenta K”, que luego se utilizaría para pagar el gas. 

“Al parecer, las empresas de otros países europeos sí han aceptado ese sistema parcialmente, que, aunque sigue permitiendo realizar los pagos en euros o dólares, la moneda que finalmente llega a la empresa estatal Gazprom, con el monopolio para abastecer a Europa, es el rublo”, indica Oberthür.

La Comisión Europea publicó una guía para explicar a las empresas europeas de gas cómo proceder tras la nueva orden del Kremlin. Bruselas advierte que, aunque es legal abrir una cuenta bancaria en Gazprombank, las compañías no pueden aceptar que se condicione la entrega del gas a la conversión de la moneda en rublos. Es decir, el Ejecutivo comunitario considera aceptable abrir una cuenta en Gazprombank en euros o dólares pero no la “cuenta K” en rublos.

¿Cuánto dependen Polonia y Bulgaria del gas ruso?

Ambos países son altamente dependientes del gas ruso. Según los últimos datos de la Comisión Europea del 2020, el 55% del gas natural consumido por los polacos procede de Rusia. Su segunda fuente es Qatar, aunque la cuota no llega al 14% del total.

Estas cifras no son desorbitadas para los estándares europeos. Por ejemplo, el 66% del gas que llega a Alemania lo suple Rusia, más del 43% en el caso de Italia. Sin embargo, Polonia está entre los países que más han apoyado política y militarmente a Ucrania y el país que más refugiados ucranianos acoge desde que Putin inició su invasión en febrero.

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Bulgaria representa una menor amenaza para Rusia, pero el país depende más de su gas: Rusia cubre más del 75% de su demanda. “Polonia puede afrontar este abrupto corte de suministro; en el caso de Bulgaria, más débil, su capacidad de recuperación podría depender de que otros países europeos llenen el vacío y de que el gasoducto a Grecia pueda completarse por fin, algo en lo que se lleva trabajando desde hace años”, añade Oberthür.

En los últimos meses, el Gobierno búlgaro ha centrado sus esfuerzos en la conexión de gas griega, que estará lista a finales de junio. De hecho, Grecia ha ofrecido ayuda al Gobierno búlgaro. Según la agencia Reuters, Atenas podría revertir el flujo del gasoducto TurkStream, que conduce gas ruso a Grecia a través del mar Negro, Turquía y Bulgaria. 

¿Por qué cortarlo ahora?

Cada país de la Unión Europea tiene diferentes niveles de dependencia con el gas ruso, siendo mayor para los países de Europa del Este. En los Estados más occidentales del bloque, el gas ruso representa una fracción mínima de lo consumido. 

[La dependencia europea del gas ruso: del 11% de España al 100% de Letonia]

En España, según los últimos datos de Enagás, entre enero y marzo de este año, el gas ruso representó el 6,7% del total acumulado, frente al de EEUU (37%) y el que se compra a Argelia (26%). 

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La UE ha pedido a las empresas gasísticas que no caigan en la tentación de pagar el gas a Rusia en rublos y aceptar por completo el nuevo decreto de Putin. Hasta ahora no hay constancia de que ningún país del bloque haya aceptado la fórmula del Kremlin. La Agencia Bloomberg, sin embargo, ha publicado que cuatro compañías europeas sin identificar ya han pagado en rublos. 

¿Puede extenderse a otros países de Europa? 

El presidente ruso ordenó el 31 de marzo que los países “hostiles”, paguen el gas ruso en rublos como respuesta a los castigos occidentales por su invasión en Ucrania. El decreto presidencial afecta a países como EEUU, Canadá, el Reino Unido y a todos los Estados miembros de la Unión Europea, para los que el gas ruso supone el 40% del consumo.

Rusia podría volver a cambiar las reglas de sus contratos y solicitar el pago directo. Y aunque esto no estaría en línea con los contratos existentes, sería posible y, bajo su sistema político, cualquier cambio puede ser implementado rápidamente”, explica Oberthür. 

Sin embargo, según el investigador, Rusia y Putin tienen mucho que perder si dejan de exportar gas y petróleo a Europa. “Construir alternativas para la exportación lleva tiempo”, indica. 

Según Paula Di Mattia, analista del mercado europeo de gas en la consultora energética ICIS, consultada por Newtral.es, la mayoría de los compradores restantes de gas ruso tienen hasta finales de mayo para cumplir con el nuevo método de pago, aunque “los contratos y las fechas de vencimiento no son los mismos para todas las empresas”.

 “Algunos países han hecho declaraciones diciendo que están dispuestos a operar con el nuevo sistema. Otros han dicho que no pagarán en rublos, pero este mecanismo significa que no tienen que hacer un depósito en rublos, ya que es el banco quien transfiere el dinero de euros a rublos, por lo que es difícil determinar si cumplirán con el nuevo mecanismo”, indica Di Mattia.

¿Cómo de preocupada debería estar Europa si Rusia empieza a cortar el suministro de gas?

“Europa debería estar preparada para ello”, comenta Oberthür. “Es poco probable que Rusia detenga las entregas de la noche a la mañana, pero no se puede excluir”. En todo caso, la capacidad de Europa para hacer frente a una situación así mejora día a día. Parte de este plan fue la suspensión de la compras de carbón ruso y el futuro plan para embargar de forma parcial las exportaciones de petróleo ruso como parte de su sexto paquete de sanciones.

La clave para Europa, según el experto de la Escuela de Gobernanza de Bruselas, “será la rapidez con la que se pueda reducir la demanda acelerando la transición climática y energética”. Bruselas tendrá que insistir y promover las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación. 

Para Di Mattia, los esfuerzos europeos por reducir su dependencia del gas ruso no generarán resultados tan rápidos como esperan los responsables políticos. “Se necesitan muchas inversiones en infraestructuras para alcanzar ese objetivo. En las últimas semanas hemos observado una notable aceleración de las nuevas infraestructuras de importación de gas natural licuado, pero la falta de compromisos firmes hasta ahora, arroja algunas dudas sobre su contribución real a la seguridad de suministro de Europa, especialmente a corto plazo”, argumenta la analista de ICIS. 

En cualquier caso, los Veintisiete se centran en soluciones a corto, medio plazo. “Los objetivos que manejan los gobiernos son una mezcla de reducción de la demanda (a través de energías renovables, eficiencia energética y ahorro) y la entrada de nuevos suministros, especialmente a través de terminales de gas natural licuado y de buques cisterna para el petróleo”, argumenta Oberthür.

¿Qué harán los países europeos, como Alemania e Italia, tras la decisión de Rusia?

Alemania tiene previsto invertir en al menos tres terminales de gas natural licuado diferentes con el objetivo de reducir su dependencia del gas ruso. Di Mattia calcula que “si se completan todos estos proyectos, se podría sustituir alrededor del 60% del actual suministro ruso de Alemania.

Italia, por su parte, podría aumentar su suministro de Azerbaiyán en 10 millones de metros cúbicos al año. “Pero esta no es una solución a corto plazo”, advierte la consultora. “Italia tiene acceso al gas natural licuado en el que puede confiar, así como al suministro argelino”.

Fuentes

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