Los robots y el empleo: las consecuencias de la automatización del trabajo humano

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Desde que llegaron las máquinas a nuestras vidas, la automatización del trabajo humano e incluso la sustitución de algunas tareas por robots se ha consolidado como una compleja realidad. España, concretamente, cuenta en este momento con 191 robots por cada 10.000 empleos, según los últimos datos del Instituto de la Ingeniería en España. Un dato que se sitúa además por encima de la media mundial, con 113 robots, y la europea, con 114. 

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Es más, según los últimos datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la proporción de puestos de trabajo en riesgo por la automatización del trabajo humano oscila entre el 4% y casi el 40% dependiendo del país. España, concretamente, está entre los países de la OCDE con más porcentaje, un 23%

“Yo diría que España tiene en algunos sectores una elevada posibilidad de empleos que pueden ser automatizados, pero no hay una constancia de que se vayan a automatizar finalmente”, explica a Newtral.es Arturo Lahera, profesor de Ergonomía y Sociología del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid. 

“Esto es así porque puede ser todavía más rentable que sean realizados por el factor humano o que el factor humano se apoye en esas nuevas tecnologías”, asevera. 

Un ejemplo concreto de automatización del trabajo humano es la industria automovilística. “El sector del automóvil es de los más sensibles a la automatización y, a la vez, España tiene uno de los factores humanos más productivos en ese sector y más eficaces y eficientes”, detalla. 

Automatización del trabajo humano: las dos caras de la moneda 

Por otro lado, la percepción de los españoles es que la automatización no va a ser capaz de convivir del todo con el trabajo humano. Según una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, casi un 80% de los españoles cree que implicará un aumento del desempleo en el país. 

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Sin embargo, la relación automatización y destrucción de empleo no está del todo clara. Se suele decir que la digitalización destruye empleo porque lo sustituye, pero que también lo crea porque genera crecimiento y aparición, por tanto, de nuevos bienes y servicios, nuevos sectores productivos y nuevas ocupaciones. 

“Muchos estudios señalan que la incorporación de nueva tecnología elimina ciertas tareas de los puestos de trabajo. En ocasiones, elimina ciertos puestos de trabajo, aunque no mayoritariamente, porque elimina más bien tareas complejas”, dice Lahera sobre la automatización del trabajo humano.

En ese sentido, “las empresas tienen que incorporar nuevo factor humano para el mantenimiento de la programación, la revisión, la vigilancia, etc.”, insiste. 

Japón es una de las economías más robotizadas del mundo, con un alto nivel de la automatización del trabajo humano. Una investigación muestra que un incremento de un 1% en la incorporación de robots en el país durante los años 1978 y 2017 incrementó un 0,28% el empleo.  

Dicho de otra forma: la instalación de una unidad de robot por cada 1.000 trabajadores  supuso un incremento del empleo de un 2,2%. 

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“Japón, Alemania y Corea del Sur son economías de pleno empleo a pesar de que tienen una larga tradición de innovación tecnológica, de la automatización del trabajo humano”, detalla Lahera. 

Otro estudio parecido pero basado en España concluyó que la introducción de la automatización en nuestro país desde los años 90 hasta casi la actualidad ha contribuido a la creación neta de empleo en una tasa el 10%. 

Cómo afectan los robots y la automatización a los derechos laborales

Un robot no va a estar sujeto a derechos y obligaciones en el ámbito laboral, porque, aunque sustituyan tareas que realiza un empleado, son meras herramientas de trabajo que contribuyen a la automatización del trabajo humano.

Sin embargo, hay varios aspectos donde la convivencia de robots con el trabajo humano van a afectar a los derechos laborales, por ejemplo: la seguridad y salud en el trabajo, el tiempo de trabajo o su influencia en el salario. 

“En cuanto a la seguridad por la automatización del trabajo humano, puede ser que por un fallo de programación, por un hackeo informático, el robot puede no funcionar correctamente y acabar golpeando fuertemente al trabajador, etcétera. Por tanto, son riesgos laborales que hay que empezar a identificar con el funcionamiento real”, explica Lahera. 

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El segundo aspecto que puede verse afectado por la automatización del trabajo humano es el horario laboral. Los robots no tienen horario de entrada y salida, por lo que los expertos hablan de que, de cara al trabajador, hacen falta garantías para tener los descansos oportundos. Es decir, una “desconexión robótica”. Eso es, medir el “tiempo de trabajo” de los robots en proporción o media al horario laboral de los humanos, y no a la inversa. 

Por último, los salarios. Cabría pensar, según los expertos, que si un trabajador tiene competencias o habilidades medias y su trabajo es robotizado, ya no podrá aspirar a una 

capacitación laboral, sino que tendrá que realizar otro de menor cualificación y, por tanto, sufrir una reducción de su salario.

“La clave es si la empresa considera que invertir en recualificar a ese factor humano que ve parte de sus tareas desplazadas por la tecnología, le compensa. Ahí tenemos un problema de desempleo por la tecnología, una forma de desempleo tecnológica, en el que la clave es la formación”, termina Lahera.

Fuentes
  • Instituto de la Ingeniería de España
  • Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
  • Arturo Lahera, profesor de ergonomía y sociología del trabajo de la Universidad Complutense de Madrid
  • Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología
  • Robots and Employment: Evidence from Japan, 1978-2017
  • Robots and firms: Michael Koch, Ilya Manuylov, Marcel Smolka